REDACCIÓN
Comité cientíco Argentina: Lila Almirón (Universidad Nacional de Corrientes); Marce-
lo Cetkovich Bakmas (Universidad Favaloro); Jorge Nazar (Universidad
Nacional de Cuyo); Jorge Pellegrini (Universidad de La Punta); Lía Ricón
(Universidad de Buenos Aires); Sergio Rojtenberg (Instituto Universita-
rio de Salud Mental); Analía Ravenna (Universidad Nacional de Rosario);
Eduardo Rodríguez Echandía (Universidad Nacional de Cuyo); Alberto
Sassatelli (Universidad Nacional de Córdoba); Carlos Solomonoff (Con-
sultor independiente); Manuel Suárez Richards (Universidad Nacional de
La Plata); Miguel Ángel Vera (Universidad Nacional del Comahue); Hugo
Vezzetti (Universidad de Buenos Aires).Bélgica: Julien Mendlewicz
(Universidad Libre de Bruselas). Brasil: Joao Mari (Consultor indepen-
diente); Colombia: Rodrigo Noel Córdoba (Universidad del Rosario).
Chile: Andrés Heerlein (Universidad del Desarrollo); Fernando Lolas
Stepke (Universidad de Chile). España: Rafael Huertas (Consejo Supe-
rior de Investigaciones Cientícas); Valentín Baremblit (Centre d’aten-
ció, docència i investigació en Salut Mental). Francia: Thierry Tremine
(Consultor independiente); Bernard Odier (Fédération Francaise de
Psychiatrie). Italia: Franco Rotelli (Centro de Estudios e Investigación
sobre Salud Mental). México: Sergio Villaseñor Bayardo (Universidad
de Guadalajara). Perú: Renato Alarcón (Universidad Cayetano Heredia).
Reino Unido: Germán Berrios (Universidad de Cambridge). Suecia:
Lenal Jacobsson (Umeå University). Suiza: Nelson Feldman (Hospital
Juan Carlos Stagnaro (Universidad de Buenos Aires).
Santiago Levín (Universidad de Buenos Aires).
Martín Nemirovsky (Proyecto Suma).
Martín Agrest (Proyecto Suma).
América Latina: Cora Luguercho (Asociación de Psiquiatras Argentinos,
Argentina).
Europa: Dominique Wintrebert (Asociación Mundial de Psicoanálisis,
Francia), Martín Reca (Association Psychanalitique de France, Francia),
Eduardo Mahieu (Cercle d’etudes psychiatriques Henri Ey, Francia),
Federico Ossola (Hôpital Psychiatrique Paul Guiraud, Francia).
EE. UU. y Canadá: Daniel Vigo. (University of British Columbia, Canadá).
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Vertex Revista Argentina de Psiquiatría. (2025). 36(169): 6-107. Vertex Revista Argentina de Psiquiatría, es una publicación de Polemos SA. Los artículos
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REDACCIÓN
Martín Agrest (Proyecto Suma), Norberto Aldo Conti (Hospital “José
T. Borda”), Juan Costa (Hospital de Niños "R. Gutiérrez"), Gabriela S.
Jufe (Consultor independiente), Eduardo Leiderman (Universidad de
Palermo), Alexis Mussa (Consultor independiente), Esteban Toro
Martínez (Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia
de la Nación), Fabián Triskier (PAMI e INECO), Ernesto Walhberg
(Consultor independiente), Silvia Wikinski (CONICET, Universidad de
Buenos Aires).
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Comité de redacción Secretario: Martín Nemirovsky (Proyecto Suma, Buenos Aires, Argentina).
Daniel Abadi (Proyecto Suma, Buenos Aires, Argentina); Adriana Bula-
cia (Universidad de Buenos Aires, Argentina); Julián Bustin (Universidad
Favaloro, Argentina); José Capece (Consultor independiente, Argentina);
Pablo Coronel (Cuerpo Médico Forense, Argentina); Sebastián Cukier
(Consultor independiente, Argentina); Irene Elenitza (Consultora in-
dependiente, Argentina); Laura Fainstein (Hospital “C. G. Durand”, Ar-
gentina); Aníbal Goldchluk (Consultor independiente, Argentina); Ser-
gio Halsband (Asociación de Psiquiatras Argentinos, Argentina); Luis
Herbst (Consultor independiente, Argentina); Edith Labos (Universidad
de Buenos Aires, Argentina); Elena Levy Yeyati (Asociación Mundial de
Psicoanálisis, Francia); Silvina Mazaira (Hospital “T. de Alvear, Argentina);
Mariana Moreno (Consultor independiente, Argentina); Mariano Motuca
(Universidad Nacional de Cuyo, Argentina); Nicolás Oliva (Cuerpo Mé-
dico Forense, Argentina); Federico Pavlovsky (Dispositivo Pavlovsky, Ar-
gentina); Ramiro Pérez Martín (Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil,
Argentina); Demián Rodante (Hosp. Neuropsiquiátrico "B. A. Moyano");
Diana Zalzman (Universidad de Buenos Aires, Argentina); Judith Szulik
(Universidad de Tres de Febrero, Argentina); Juan Tenconi (Universidad
de Buenos Aires, Argentina).
México: María Dolores Ruelas Rangel (Grupo Latinoamericano de
Estudios Transculturales). Colombia: Jairo González (School of Medicine
and Health Sciences, Universidad del Rosario). Venezuela: Miguel Ángel
De Lima Salas (Universidad Central de Venezuela). Francia: Eduardo
Mahieu (Cercle Henri Ey). Reino Unido: Catalina Bronstein (British
Psychoanalytic Association).
Corresponsales
Universitario de Ginebra). Uruguay: Humberto Casarotti (Universidad
Católica); Álvaro Lista (MacGill University). Venezuela: Carlos Rojas
Malpica (Universidad de Carabobo).
Comité cientíco
EDITORIAL
La falta de inversión sostenida en el tiempo en el campo de la Salud Men-
tal y la precarización de las condiciones de vida han agravado la crisis
existente en nuestro país. Este fenómeno, que afecta a amplios sectores
de la población, se vuelve más grave para aquellos en situación de vulne-
rabilidad socioeconómica que deben enfrentar barreras, muchas veces
insalvables, para acceder a recursos y tratamientos adecuados.
La subnanciación, la debilidad, cuando no directamente la falta de redes
integradas de atención, el décit de recursos humanos y la escasa cober-
tura territorial en nuestra dilatada geografía, son algunos de los principales
problemas que han cobrado una dimensión dramática en el último año.
Aunque varios estamentos de salud provinciales han desplegado esfuer-
zos signicativos para sostener y mejorar la atención mediante estra-
tegias propias, a los problemas estructurales del sistema de salud se ha
agregado en el último año y medio, un desnanciamiento progresivo
generado por la reducción de los recursos coparticipables, que cayó un
10 % en términos reales el año pasado, mientras que las transferencias
no automáticas se redujeron un 78,16 % respecto de 2023, siendo que
estos recursos sostienen el 98 % del sistema público provincial (59 %) y
municipal (39 %). Mientras, en mayo de 2025, once provincias informa-
ron un incremento sostenido en la demanda de atención en el sistema
público que enfrenta una sobrecarga adicional, estimada en un porcen-
taje superior al 12 %, debido a las demoras y barreras económicas para
acceder a la atención en el sector privado.
En efecto, a raíz de la actual crisis económico-social, muchas personas con
cobertura en salud a través de obras sociales y medicina prepaga no pue-
den afrontar los gastos asociados a copagos ni acceder a medicamentos
con descuento. Según el informe “Salud en agonía” del Centro de Estudios
Legales y Sociales (CELS), durante 2024, alrededor de 200.000 personas
se vieron obligadas a renunciar a su cobertura de medicina prepaga de-
bido al fuerte incremento en el valor de las cuotas como consecuencia
de la liberalización de precios establecida por el Decreto de Necesidad
y Urgencia (DNU) 70/2023. A esto se suman, para los que aún cuentan
con esas coberturas, las demoras signicativas que, en no pocos casos,
alcanzan varios meses para la asignación de turnos, así como las múltiples
barreras que dicultan el acceso a internaciones por motivos de salud
mental, especialmente en los casos relacionados con las adicciones.
En este contexto, que ya se presentaba complejo en la pospandemia de
COVID-19, se ha registrado un crecimiento sostenido de la cantidad de
internaciones por motivos de salud mental.
En el caso de la provincia de Buenos Aires, la Fundación Soberanía Sani-
taria informó que “… las internaciones por motivos de salud mental en
hospitales generales pasaron de 28.451 en 2019 a 45.785 en 2024. Y en
particular, en el caso de niños, niñas y adolescentes han pasado del 9 %
del total de internaciones en 2023 al 13 % en 2024, lo que estaría dando
cuenta de profundas crisis vitales en esa población”.
Por otro lado, según informa el Observatorio de la Deuda Social Argen-
tina de la Universidad Católica Argentina (UCA), se observa un aumento
signicativo de padecimientos en la población general, evidenciado por
el incremento de síntomas de ansiedad y angustia.
A esta realidad se suma un incremento de cuadros de depresión, un mayor
consumo de sustancias psicoactivas, tanto legales como ilegales, intentos de
suicidio, suicidios consumados y descompensaciones de cuadros psicóticos.
A su vez, las dicultades para dar continuidad a los tratamientos por
trastornos de larga evolución contribuyen a agravar la situación, incre-
mentando tanto la demanda como la complejidad de los casos que llegan
al sistema público de salud.
Los psicofármacos son medicamentos que permiten aliviar síntomas,
mejorar la calidad de vida y lograr que quien las recibe pueda realizar
sus actividades cotidianas con mayor bienestar.
La reducción en la cobertura del 100 % de medicamentos por parte del
PAMI, incluyendo psicofármacos esenciales, ha creado severas diculta-
des para acceder a ellos por parte de sus aliados. Estos medicamentos,
que anteriormente contaban con cobertura total, pasaron a tener una
cobertura parcial de entre el 40 % y el 80 %, en un contexto en el que las
jubilaciones han sufrido una pérdida del 17,5 % de su poder adquisitivo,
según datos de la ANSES (29/11/2024), todo lo cual vuelve inaccesibles
tratamientos esenciales para muchos adultos mayores. Según el informe
del Colegio de Farmacéuticos que analiza las dispensas de PAMI, la ad-
quisición de los medicamentos utilizados en los tratamientos psiquiátri-
cos disminuyó el 11 %.
La crisis de salud mental en Argentina presenta una gravedad creciente
que requiere respuestas urgentes y estructurales. Las decisiones recien-
tes del gobierno nacional, junto con la falta de inversión sostenida y la
precarización de las condiciones de vida, han profundizado esta proble-
mática, generando retrocesos en términos de derechos y en la calidad
del acceso a la atención en salud mental que afecta dramáticamente a los
compatriotas más vulnerables social y económicamente.
Ante este panorama, resulta imprescindible cambiar drásticamente el
rumbo de las políticas de salud, revertir las medidas regresivas, fortale-
cer las políticas públicas, garantizar la formación de recursos humanos
en nuestras universidades tan vapuleadas en las presentes circunstancias,
y asegurar el nanciamiento del sistema. Solo mediante una política -
blica integral, sostenida será posible dar una respuesta efectiva a esta
compleja y grave problemática.
EDITORIAL
Juan Carlos Stagnaro
ÍNDICE
6
14
Editorial
Artículos
Síntomas de ansiedad y depresión en adultos con queja cognitiva subjetiva: impacto de
la pandemia COVID-19. Waleska Berrios, Florencia Deschle, Sofía Caporale, Guido Di
Fonzo, María Cecilia Moreno, María Laura Saglio, Cecilia Cervino, Guillermo Povedano
Presbisueño: análisis de algunos parámetros del sueño en pacientes longevos. Stella
Maris Valiensi, Agustina Furnari, Marcela Ponce de León, Vanesa Antonella Vera, Agustín
González Cardozo, Agustín Folgueira
Asociación entre la residencia a gran altitud y la incidencia de episodios depresivos en
Ecuador. Kevin R. Espinosa-Yépez
Trastornos neuropsiquiátricos relacionados con el cáncer. Juan Manuel Duarte, Marcelo
Fabián Garro, María Eugenia Basile, Francisco José Appiani
Construcción de una denición operacional de altas demoradas en internaciones por
salud mental en hospitales generales. Natalia Delmonte, Marina A. Fernández, Nikol
Mayo-Puchoc, Melina L. Rosales, Clara Bohner, Sara Ardila-Gómez
¿Incluyó alguna vez el DSM el autismo de Asperger? Hacia una relectura del “síndrome
de Asperger”. Kevin Rebecchi
Religión y salud mental en la población LGBTQ+: una revisión. Valentina Belalcazar Vivas
Primer Consenso Argentino sobre el manejo de la Esquizofrenia. Primera parte:
introducción, metodología de trabajo y generalidades. Alejo Corrales, Andrea Abadi,
Asociación de Familiares de Esquizofrénicos (AAFE), Gastón Bartoli, Carlos Benavente
Pinto, Adrián Cabrera, Sebastián Camino, Ricardo Corral, Guillermo Delmonte, Gerardo
García Bonetto, Cristian Javier Garay, Damián Gargolo, Pedro Gargolo, Aníbal Gold-
chluk, María Florencia Iveli, Gabriela Jufe, Fabián Lamaison, Eduardo Leiderman, Andrea
López Mato, Eliana Marengo, Tomás Maresca, María Delia Michat, Carlos Morra, Cintia
Prokopez, Julieta Ramírez, Federico Rebok, Eduardo Rubio Domínguez, Daniel Sotelo, Sergio
Strejilevich, Esteban Toro Martínez, Gustavo Vázquez, Juan José Vilapriño, Manuel Vilapriño,
Marcela Waisman Campos, Verónica Grasso, Marcelo Cetkovich-Bakmas
¿Es hora de abandonar la utopía de un mundo sin suicidios? Pablo Richly
El rescate y la memoria
Algunas cuestiones epistemológicas ligadas a la frenología. Oscar A. Porta, Cecilia G.
Ochoa, Roxana C. González, Walter G. Delembert
Lecturas
Unshrunk. How the mental health industry took over my life - and my ght to get it
back. Laura Delano
22
30
47
55
62
70
101
96
105
3
Investigación original
6
Resumen
Introducción: La queja cognitiva subjetiva (QCS) se reere a la percepción de alteraciones cognitivas en indivi-
duos con rendimiento normal en pruebas neuropsicológicas. Las QCS están asociadas con un mayor riesgo
de deterioro cognitivo, demencia y síntomas neuropsiquiátricos, como ansiedad y depresión. La pandemia
de COVID-19 ha agravado la salud mental globalmente, aumentando las tasas de ansiedad y depresión. Este
estudio tiene como objetivo reportar la prevalencia de síntomas neuropsiquiátricos en individuos con QCS,
particularmente ansiedad y depresión, y comparar estos síntomas entre los periodos prepandemia y pande-
mia COVID-19. Métodos: Se realizó un estudio de corte transversal sobre 136 informes neuropsicológicos de
adultos con QCS evaluados entre junio de 2018 y diciembre de 2022. Los síntomas depresivos se evaluaron
mediante el Inventario de Depresión de Beck-II o la Escala de Depresión Geriátrica-15, y los síntomas ansio-
sos con el Inventario de Ansiedad de Beck. En casos con informante, se utilizó el Inventario Neuropsiquiátrico.
Resultados: El 52,2 % de los participantes presentó síntomas ansiosos y el 30,9 % síntomas depresivos, según
cuestionarios autoadministrados. Los síntomas ansiosos fueron signicativamente más prevalentes y severos
durante la pandemia en comparación con el periodo prepandemia. En los 59 casos evaluados con el Inventa-
rio Neuropsiquiátrico, los síntomas depresivos fueron los más frecuentes, seguidos de irritabilidad y ansiedad.
Conclusiones: Los síntomas ansiosos y depresivos son comunes en individuos con QCS, con un marcado incre-
mento de la ansiedad durante la pandemia. Este hallazgo destaca la importancia de evaluar integralmente los
síntomas neuropsiquiátricos en esta población, para mitigar su impacto presente y futuro.
Palabras clave: síntomas neuropsiquiátricos, salud mental, deterioro cognitivo, test neuropsicológico, memoria
Síntomas de ansiedad y depresión en adultos con queja cognitiva
subjetiva: impacto de la pandemia COVID-19
Anxiety and depressive symptoms in adults with subjective cognitive complaints: impact of
the COVID-19 Pandemic
Waleska Berrios1, Florencia Deschle2, Sofía Caporale3, Guido Di Fonzo4, María Cecilia
Moreno5, María Laura Saglio6, Cecilia Cervino7, Guillermo Povedano8
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 6-13. https://doi.org/10.53680/vertex.v36i169.893
RECIBIDO 23/11/2024 - ACEPTADO 8/5/2025
1.Médica especialista en Neurología. Médica de planta del Complejo Médico Hospitalario Churruca Visca. Médica asociada de la Sección Trastornos de
Memoria y Conducta del Hospital Italiano de Buenos Aires. https://orcid.org/0000-0002-0119-7074
2.Médica especialista en Neurología y en Neuropsicología clínica. Médica de planta del Complejo médico Hospitalario Churruca Visca. Médica de
planta del Centro de Neurología Cognitiva Hospital Británico de Buenos Aires. https://orcid.org/0000-0002-6939-455X
3.Médica especialista en Neurología. Médica de planta del Servicio de Neurología del Complejo médico Hospitalario Churruca Visca. Buenos Aires,
Argentina. https://orcid.org/0009-0007-2733-4333
4.Médico especialista en Medicina Interna y Oncología. Médico de planta del servicio de Clínica Médica del Complejo médico Hospitalario Churruca
Visca. Buenos Aires, Argentina.
5.Licenciada en Psicología especialista en Neuropsicología clínica. https://orcid.org/0009-0007-8994-3767
6.Licenciada en Psicología especialista en Neuropsicología clínica. Psicóloga de planta del Complejo médico Hospitalario Churruca Visca. Instituto de
Investigaciones Médicas Lanari. Buenos Aires, Argentina. https://orcid.org/0009-0000-7836-0282
7.Doctora en Psicología especialista en Neuropsicología clínica. Psicóloga de planta del Complejo médico Hospitalario Churruca Visca. Neuropsicólo-
ga de planta Instituto FLENI. Buenos Aires, Argentina.
8.Médico especialista en Neurología. Jefe del Servicio de Neurología del Complejo Médico Hospitalario Churruca Visca. Médico de planta de Sección
Neurología vascular del instituto FLENI. https://orcid.org/ 0000-0002-1816-4789
Autora correspondiente:
Waleska Berrios
berrios.waleska@gmail.com
Institución en la que se realizó la investigación: Complejo Médico Churruca Visca, Buenos Aires, Argentina.
https://doi.org/10.53680/vertex.v36i169.893
7
Síntomas de ansiedad y depresión en adultos con queja cognitiva subjetiva: impacto de la pandemia COVID-19
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 6-13.
Introducción
La queja cognitiva subjetiva (QCS) se dene como la
percepción de cambios a nivel cognitivo en general sin
décits signicativos en test neuropsicológicos (Llare-
na Nuñez & Bruno, 2021). Esto signica que la QCS
puede incluir síntomas de cualquier dominio cognitivo,
y que, tras una evaluación neurocognitiva completa, el
rendimiento cognitivo del individuo se encuentra den-
tro de parámetros normales. La mayoría de los estudios
utiliza este término general para referirse a la queja
subjetiva de memoria, es decir la percepción del indi-
viduo respecto únicamente a sus habilidades mnésicas
(Garcia-Ptacek et al., 2016). En ambos casos, se obser-
va una considerable heterogeneidad entre estudios y
falta de consenso en las deniciones (Garcia-Ptacek et
al., 2016; Llarena Nuñez & Bruno, 2021). La prevalen-
cia de la QCS es alta, particularmente en poblaciones
mayores, con reportes que varían entre el 10,8 % y el
70 %, dependiendo de los métodos de evaluación y del
contexto (Garcia-Ptacek et al., 2016; Wasef et al., 2021).
Existe evidencia de una asociación entre la QCS y
un mayor riesgo de desarrollar deterioro cognitivo leve
o demencia, lo cual subraya la importancia de caracteri-
zar esta entidad para identicar casos en estadios preclí-
nicos (Brundage & Holtzer, 2023; Garcia-Ptacek et al.,
2016; Numbers et al., 2021). En una revisión sistemática
que incluyó a 21.445 participantes, solo el 22 % de los
estudios vinculó directamente las quejas subjetivas de
memoria con un deterioro cognitivo signicativo; sin
embargo, el 79 % recomendó el seguimiento clínico de
estas quejas, dada su posible relevancia como indica-
dor temprano de problemas cognitivos (Mias & Caus-
se, 2021). Un estudio sobre diferencias transculturales
entre adultos mayores afroamericanos e hispanos en-
contró que, en este último grupo, la queja subjetiva de
memoria podría ser un marcador temprano de deterio-
ro cognitivo (Rodríguez et al., 2021). Asimismo, en un
estudio se ha identicado una relación entre la QCS en
adultos mayores y la acumulación de beta amiloide ce-
rebral, inuenciada por el nivel de neuroticismo (Snitz
et al., 2015).
Por otro lado, se ha reportado que las personas con
QCS suelen manifestar niveles elevados de depresión
y ansiedad, lo que puede inuir en la percepción de
deterioro cognitivo sin que haya cambios objetivos en
sus capacidades cognitivas (Castro et al., 2016; Den-
ney & Prigatano, 2019; Kao et al., 2019; Kjeldsen &
Damholdt, 2019; Mir et al., 2020; Soto-Añari et al.,
2022; Van Patten et al., 2022). De manera especíca,
la relación entre la QCS y la depresión se ha estable-
cido de forma signicativa en varios estudios (Beblo
et al., 2023; Chan et al., 2024; Markova et al., 2017;
Rodríguez et al., 2021; Topiwala et al., 2021; Toyoshi-
ma et al., 2021). No obstante, un estudio halló que la
ansiedad y la fatiga, más que la depresión, eran facto-
res clave en el reporte de quejas subjetivas de memo-
Abstract
Introduction: Subjective cognitive complaints (SCC) refer to the perception of cognitive alterations in individuals with
normal performance on neuropsychological tests. SCC are associated with an increased risk of cognitive decline, de-
mentia, and neuropsychiatric symptoms, such as anxiety and depression. The COVID-19 pandemic has worsened global
mental health, elevating rates of anxiety and depression. This study aims to report the prevalence of neuropsychiatric
symptoms in individuals with SCC, particularly anxiety and depression, and to compare these symptoms between the
pre-pandemic and pandemic periods. Methods: A cross-sectional study was conducted on 136 neuropsychological
reports of adults with SCC evaluated between June 2018 and December 2022. Depressive symptoms were assessed
using the Beck Depression Inventory-II or the Geriatric Depression Scale-15, while anxious symptoms were assessed
with the Beck Anxiety Inventory. For cases with an informant, the Neuropsychiatric Inventory was employed. Results:
Among participants, 52.2 % presented with anxiety symptoms and 30.9 % with depressive symptoms, based on
self-administered questionnaires. Anxiety symptoms were signicantly more prevalent and severe during the pandemic
compared to the pre-pandemic period. In the 59 cases evaluated with the Neuropsychiatric Inventory, depressive
symptoms were the most frequent, followed by irritability and anxiety. Conclusions: Anxiety and depressive symptoms
are common in individuals with SCC, with a marked increase in anxiety during the pandemic. These ndings underscore
the importance of comprehensively evaluating neuropsychiatric symptoms in this population to mitigate their present
and future impact.
Keywords: neuropsychiatric symptoms, mental health, cognitive impairment, neuropsychological test, memory
8
Síntomas de ansiedad y depresión en adultos con queja cognitiva subjetiva: impacto de la pandemia COVID-19
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 6-13.
ria. Esto sugiere que tales quejas podrían reejar una
preocupación por el rendimiento cognitivo más que
un verdadero deterioro cognitivo (Aasvik et al., 2015).
La ansiedad y la depresión representan los proble-
mas de salud mental más discapacitantes a nivel mun-
dial, y su prevalencia e impacto continúan en aumento,
a pesar de las intervenciones de salud mental imple-
mentadas para reducirlos. La pandemia de COVID-19
ha intensicado aún más esta tendencia, provocando
un incremento en las tasas de ansiedad y depresión a
nivel global (COVID-19 Mental Disorders Collabora-
tors, 2021; GBD 2019 Mental Disorders Collaborators,
2022; Prati & Mancini, 2021; Robinson et al., 2022).
La depresión tiene un impacto signicativo en la
cognición, afectando especialmente la memoria, la
atención y las funciones ejecutivas; estos décits per-
sisten en hasta un 44 % de los pacientes incluso des-
pués de la remisión del episodio depresivo (Perini et al.,
2019). Además, la depresión se asocia con un mayor
riesgo de desarrollar demencia en adultos mayores y se
considera un factor de riesgo modicable clave duran-
te la mediana edad para reducir la incidencia futura de
esta enfermedad (Johansson et al., 2019; Livingston et
al., 2024). Si bien los estudios con pacientes depresivos
evidencian un menor rendimiento en pruebas neurop-
sicológicas, su autopercepción de deterioro cognitivo
en la vida diaria podría estar más inuenciada por un
procesamiento emocional negativo que por un décit
cognitivo objetivo (Beblo et al., 2023).
Por su parte, la ansiedad también tiene efectos signi-
cativos sobre la cognición, particularmente en domi-
nios como la atención compleja, la memoria de trabajo
y las funciones ejecutivas. Los pacientes con trastorno
de ansiedad generalizada experimentan dicultades
cognitivas que pueden ser exacerbadas por estímulos
emocionales negativos (Langarita-Llorente & Gra-
cia-Garcia, 2019).
Más allá de la depresión y la ansiedad, otros sín-
tomas neuropsiquiátricos se han vinculado a la QCS.
La irritabilidad y la apatía, en particular, han sido
identicadas como factores inuyentes en la percep-
ción subjetiva de deterioro cognitivo, con la apatía
destacándose como un predictor de progresión hacia
deterioro cognitivo leve (Denney & Prigatano, 2019;
Warren et al., 2023). Asimismo, el estrés y la ansiedad
pueden acelerar la transición de QCS a deterioro cog-
nitivo leve o demencia (Warren et al., 2023).
Este estudio se propone reportar la prevalencia de
síntomas neuropsiquiátricos en individuos con QCS,
especialmente ansiedad y depresión, y comparar sus
diferencias en distintos periodos temporales, con én-
fasis en el impacto de la pandemia de COVID-19.
Materiales y métodos
Se realizó un estudio de corte transversal, en el
servicio de Neurología de un hospital argentino que
atiende a integrantes de una fuerza de seguridad na-
cional y a sus familiares. A partir de una base de datos,
se seleccionaron informes de evaluación neuropsico-
lógica que resultaron compatibles con QCS; es decir,
adultos que acudieron al hospital por queja cognitiva
y cuyo rendimiento cognitivo fue normal, entre junio
de 2018 y diciembre de 2022. Se excluyeron los infor-
mes que carecían de datos de cuestionarios de sínto-
mas ansiosos y depresivos.
La evaluación neuropsicológica administrada en el
hospital consistió en una batería estándar de pruebas,
incluyendo: Dígitos Directo e Inverso, Dígito-Símbolo
y Cubos del Test de Inteligencia de Adultos de Wes-
chler III, Test de Aprendizaje Auditivo Verbal de Rey,
Test de Vocabulario de Boston, Test de Fluencia se-
mántica y fonológica, Trail Making Test A y B, y sub-
test de Memoria Lógica de Signoret (Martino et al.,
2021). Los resultados se expresaron en valores brutos
y se convirtieron en puntajes z. El rendimiento cog-
nitivo se consideró normal si los resultados se ajusta-
ban a los baremos normativos corregidos por edad y
educación, sin evidenciar impacto signicativo en las
actividades de la vida diaria.
Inventarios de depresión y ansiedad
Para evaluar los síntomas depresivos se utilizaron los
datos disponibles de uno de dos cuestionarios: el In-
ventario de Depresión de Beck II o la Escala de Depre-
sión Geriátrica-15. El Inventario de Depresión de Beck
II es un autoinforme de 21 ítems, que se completa en
5-10 minutos, y mide la gravedad de la sintomatología
depresiva (J. Sanz et al., 2014). La Escala de Depresión
Geriátrica-15, compuesta por 15 preguntas (10 posi-
tivas y 5 negativas), es un instrumento autoadminis-
trado que se completa en 5-7 minutos, facilitando una
evaluación rápida de los síntomas depresivos (Martí-
nez de la Iglesia et al., 2002; Méndez-Chacón, 2021).
Aunque la Escala de Depresión Geriátrica-15 fue di-
señada para personas mayores, un estudio reciente ha
demostrado su ecacia en menores de 65 años, con
alta precisión diagnóstica en la detección de depresión
en esta población (Guerin et al., 2018). Se considera-
ron signicativos un valor de corte de 14 puntos en el
Inventario de Depresión de Beck II y de 5 puntos en
la Escala de Depresión Geriátrica-15 para la detección
de síntomas depresivos.
Para evaluar los síntomas ansiosos, se empleó el In-
ventario de Ansiedad de Beck, un cuestionario autoad-
9
Síntomas de ansiedad y depresión en adultos con queja cognitiva subjetiva: impacto de la pandemia COVID-19
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 6-13.
ministrado de 21 ítems con un tiempo de aplicación de
5-10 minutos, que mide la severidad de los síntomas de
ansiedad. Se utilizó un valor de corte de 8 puntos para
detectar síntomas ansiosos signicativos, y se clasicó
la severidad en leve, moderada y grave según los valores
propuestos en el manual del Inventario de Ansiedad de
Beck (Beck & Steer, 1993; Jesús Sanz, 2014).
Inventario neuropsiquiátrico
El Inventario Neuropsiquiátrico evalúa síntomas como
delirios, alucinaciones, agitación/agresividad, depre-
sión, ansiedad, euforia, apaa, pérdida de inhibición,
irritabilidad, disturbios motores, conductas nocturnas
anómalas y alteraciones en el apetito. A diferencia de
los cuestionarios previos, el Inventario Neuropsiquiá-
trico se completa a través de un informante conable
del entorno del individuo. Aunque fue diseñado para
evaluar síntomas neuropsiquiátricos en personas con
demencia (Vilalta Franch et al., 1999), un estudio re-
ciente ha demostrado su utilidad en poblaciones cog-
nitivamente sanas, como herramienta para identicar
trayectorias de síntomas que pueden asociarse con un
mayor riesgo de desarrollar deterioro cognitivo leve o
demencia en el futuro (Leoutsakos et al., 2019). En el
presente estudio, se registró únicamente la presencia o
ausencia de síntomas conductuales, sin asignar punta-
jes especícos al inventario.
Periodo de evaluación
Se denió el periodo prepandemia COVID-19 desde
junio de 2018 hasta marzo de 2020, y el periodo pan-
demia desde abril de 2020 hasta diciembre de 2022,
basado en las disposiciones ociales de aislamiento
social y obligatorio en Argentina.
Consideraciones éticas
El protocolo del estudio fue aprobado por el comi
de ética institucional, cumpliendo con los principios
de la Declaración de Helsinki. Dado que se trata de un
estudio retrospectivo y no se recopilaron datos iden-
ticables directamente de los participantes, el comi
de ética autorizó la exención del requisito de consen-
timiento informado.
Análisis estadístico
Se describió la muestra utilizando medidas de ten-
dencia central y dispersión para variables numéricas
continuas y porcentajes para las variables categóricas.
Para la comparación de categorías entre los grupos
prepandemia y pandemia COVID-19, se utilizaron
el test de Chi-cuadrado o el test exacto de Fisher. La
comparación de variables continuas se realizó con el
Test de Student o la prueba U de Mann-Whitney se-
gún la distribución de los datos. Se consideró estadís-
ticamente signicativo un valor de p menor a 0,05.
Resultados
Se incluyeron 136 informes de individuos con QCS
que contaban con escalas de evaluación de síntomas
ansiosos y depresivos (ver Tabla 1). La prevalencia de
síntomas ansiosos signicativos fue del 52,2 %, con
una severidad leve en 35 casos (25,7 %), moderada en
23 (16,9 %) y grave en 13 (9,6 %). La prevalencia de
síntomas depresivos signicativos fue del 30,9 %. Un
total de 82 sujetos fueron evaluados con el Inventario
de Depresión de Beck II, mientras que 54 lo fueron
con la Escala de Depresión Geriátrica-15.
Al comparar los resultados entre los periodos pre-
pandemia y pandemia de COVID-19, se observó una
mayor frecuencia de síntomas ansiosos y puntajes
más altos en el Inventario de Ansiedad de Beck en el
periodo pandemia (ver Tabla 1), con diferencias es-
tadísticamente signicativas. El Inventario Neuropsi-
quiátrico estuvo disponible en 59 casos, de los cuales
se detectó al menos un síntoma neuropsiquiátrico en
45 (33 % del total de casos analizados). Los síntomas
más frecuentes fueron: depresión en 25 casos, irritabi-
lidad en 20, ansiedad en 17, agitación/agresividad en
16, apatía y alteraciones en el apetito en 12 casos cada
uno, conductas nocturnas anómalas en 10, pérdida de
inhibición en 8, euforia en 6, delirios en 2, y alucina-
ciones y disturbios motores en 1 caso cada uno.
Discusión
Este estudio examinó la prevalencia de síntomas neu-
ropsiquiátricos en individuos con QCS, con especial
atención en ansiedad y depresión, y comparó sus carac-
terísticas entre los periodos prepandemia y pandemia
de COVID-19 para evaluar el impacto de la pandemia.
La QCS en este caso fue determinada en base a la queja
cognitiva espontánea del paciente, que lo motivó a rea-
lizar la consulta médica, sin la administración de cues-
tionarios especícos. Este enfoque permite observar
cómo, incluso sin la guía de una herramienta estructu-
rada, los individuos con QCS presentan una percepción
de deterioro cognitivo lo sucientemente signicativa
como para buscar atención médica. A pesar de esta
percepción, nuestros resultados revelaron que estos pa-
cientes no presentan décits signicativos en pruebas
neuropsicológicas, lo cual coincide con investigacio-
nes previas que caracterizan la QCS como una entidad
heterogénea, con resultados mixtos en relación con su
asociación con el deterioro cognitivo (Garcia-Ptacek et
al., 2016; Llarena Nuñez & Bruno, 2021).
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Síntomas de ansiedad y depresión en adultos con queja cognitiva subjetiva: impacto de la pandemia COVID-19
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 6-13.
Nuestros resultados muestran que el 30,9 % de los
individuos con QCS presentaban síntomas depresivos
y el 52,2 % síntomas ansiosos, reejando un alto grado
de comorbilidad neuropsiquiátrica en esta población.
Aunque estos porcentajes son elevados, estudios en
otras poblaciones han reportado valores aún mayores.
Por ejemplo, en un estudio de adultos mayores con
QCS, se observó una prevalencia de distimia del 14,3
% y de depresión menor del 9,5 %, destacando la co-
morbilidad emocional en este grupo etario (Cenalmor
Aparicio et al., 2017). De manera complementaria, un
análisis de individuos con quejas cognitivas sin en-
fermedades neurodegenerativas indicó que en el 28.1
% de los casos, los síntomas de depresión y ansiedad
eran responsables de estas quejas (Kao et al., 2019).
En un contexto clínico más complejo, como el de los
pacientes mayores con cáncer gastrointestinal que
reportaron quejas cognitivas, las tasas de ansiedad y
depresión fueron del 77 % y 68,9 %, respectivamente,
valores considerablemente superiores a los observa-
dos en poblaciones no oncológicas (Mir et al., 2020).
Esto sugiere que, en el contexto de enfermedades cró-
nicas como el cáncer, los síntomas emocionales pue-
den intensicarse, contribuyendo signicativamente a
la percepción de deterioro cognitivo.
En la presente investigación, los síntomas de an-
siedad fueron más frecuentes y severos durante el
periodo pandemia, lo que podría reejar el impacto
psicológico de la pandemia de COVID-19 en indivi-
duos vulnerables. Este aumento de síntomas ansiosos
y depresivos durante la pandemia es consistente con
estudios previos que señalan un incremento gradual
en la prevalencia de trastornos mentales, especial-
mente depresión y ansiedad, a lo largo de las últimas
décadas, tendencia que se intensicó durante la cri-
sis sanitaria. De acuerdo con un estudio, entre 1990 y
* Las asociaciones signicativas se indican en negrita
DE, desvío estándar; £, test Chi-cuadrado; ¥, test de Student; ¥¥, prueba U de Mann-Whitney. Periodo prepandemia COVID-19: junio 2018 - marzo
2020; periodo pandemia: abril 2020 - diciembre 2022. Puntos de corte para síntomas depresivos: 14 en Inventario de Depresión de Beck II o 5 en
Escala de Depresión Geriátrica-15. Punto de corte para síntomas ansiosos: 8 en Inventario de Ansiedad de Beck.
Tabla 1. Características demográcas de los sujetos con queja cognitiva subjetiva, variables de resultado y comparación
entre los períodos prepandemia y pandemia de COVID-19
Variables Total(N=136)
Periodo
prepandemia
(N=74)
Periodo
pandemia
(N=62)
Valor de p*
Sexo biológico £
Mujer 86 (63,2 %) 50 (67,6 %) 36 (58,1 %) 0,334
Hombre 50 (36,8 %) 24 (32,4 %) 26 (41,9 %)
Edad (años) ¥
Media (DE) 62,3 (12,6) 62,5 (12,4) 61,9 (13) 0,782
Rango (min-máx) 20-81 20-80 27-81
Educación (años) ¥¥
Media (DE) 11,4 (3,65) 10,9 (3,44) 12 (3,83) 0,089
Rango (min-máx) 3-18 3-18 4-18
Síntomas ansiosos £
No 65 (47,8 %) 42 (56,8 %) 23 (37,1 %) 0,034
71 (52,2 %) 32 (43,2 %) 39 (62,9 %)
Inventario de Ansiedad Beck (puntaje) ¥¥
Media (DE) 11,3 (9,38) 9,68 (9,36) 13,3 (9,08) 0,005
Síntomas depresivos £
No 94 (69,1 %) 49 (66,2 %) 45 (72,6 %) 0,539
42 (30,9 %) 25 (33,8 %) 17 (27,4 %)
Inventario de Depresión Beck II (puntaje) ¥¥
Media (DE) 11,5 (8,81) 11,5 (9,81) 11,6 (7,74) 0,435
Escala de Depresión Geriátrica-15 (puntaje) ¥¥
Media (DE) 4,24 (2,61) 4,38 (3,05) 4,05 (1,86) 0,838
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Síntomas de ansiedad y depresión en adultos con queja cognitiva subjetiva: impacto de la pandemia COVID-19
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 6-13.
2019, la prevalencia de trastornos mentales creció un
48,1 %, siendo los trastornos depresivos y los trastor-
nos de ansiedad los más frecuentes (GBD 2019 Mental
Disorders Collaborators, 2022).
Un metaanálisis que evaluó el comportamiento
de los trastornos mentales durante la pandemia CO-
VID-19 indicó que estos alcanzaron su punto máximo
en abril y mayo de 2020. Aunque los niveles de ansie-
dad y depresión mostraron una leve disminución des-
pués de estos meses críticos, continuaron siendo supe-
riores a los observados antes de la pandemia (Cénat et
al., 2022). De forma similar, otro metaanálisis estimó
que la prevalencia combinada de ansiedad y depresión
en la población general de Latinoamérica durante la
pandemia COVID-19 fue de aproximadamente el 34 %
y el 33 %, respectivamente, reejando un incremento
notable en problemas de salud mental en la región de-
bido al connamiento, la incertidumbre y la pérdida de
redes de apoyo (Ulloa et al., 2022; Zhang et al., 2022).
Nuestros hallazgos también se alinean con estu-
dios previos que documentaron la prevalencia de
trastornos mentales en la región antes de la pandemia,
como los reportados en Argentina, donde la prevalen-
cia de depresión se situaba entre el 3,8 % y el 9,5 %, y
el trastorno de ansiedad generalizada en el 1,5 % de la
población adulta (Daray et al., 2017; Stagnaro et al.,
2018). Estos datos históricos son útiles para entender
el impacto amplicado que la pandemia COVID-19
tuvo en la salud mental de la población.
En nuestra muestra de 136 casos, el Inventario
Neuropsiquiátrico estuvo disponible en 59 de ellos, y
se detectó al menos un síntoma neuropsiquiátrico en
el 33 % del total de la muestra. Aunque el porcentaje
de síntomas detectados fue menor que el reportado
en poblaciones de adultos mayores sanos en América
Latina (Rodriguez Salgado et al., 2023), la frecuencia
relativa de síntomas como la depresión, la irritabilidad
y la ansiedad sigue un patrón similar. Por otro lado,
un estudio aporta evidencia relevante al mostrar que
los individuos con trayectorias de síntomas neuropsi-
quiátricos crecientes o uctuantes en la vejez presen-
tan un riesgo signicativamente mayor de desarrollar
deterioro cognitivo leve o demencia. Esto sugiere que,
incluso en poblaciones cognitivamente sanas, la de-
tección y monitoreo de síntomas neuropsiquiátricos
podría ser esencial para la prevención del deterioro
cognitivo a largo plazo (Leoutsakos et al., 2019).
Limitaciones
Existen limitaciones en este estudio que deben con-
siderarse al interpretar sus resultados. En primer lu-
gar, su diseño retrospectivo y transversal diculta la
recopilación sistemática de todos los datos necesarios
y restringe la aplicación uniforme de todas las herra-
mientas de evaluación. Esta característica metodo-
lógica limita, a su vez, la capacidad para establecer
relaciones causales entre la QCS y los síntomas neu-
ropsiquiátricos, así como para observar la evolución
temporal de dichos síntomas y su posible impacto en
la progresión del deterioro cognitivo.
Otra limitación relevante es la falta de aplicación
sistemática del Inventario Neuropsiquiátrico en to-
dos los casos. Esta situación se debió, en parte, a que
varios participantes asistieron a las evaluaciones sin
acompañantes, lo cual dicultó la recopilación com-
pleta de estos datos a través de informantes. La ausen-
cia de acompañantes podría estar vinculada tanto con
un estado cognitivo y funcional dentro de los rangos
normales en los participantes como con una motiva-
ción personal para realizar la evaluación, más que con
una preocupación del entorno familiar o social. Este
aspecto reduce la capacidad de generalización de los
hallazgos obtenidos mediante el Inventario Neuropsi-
quiátrico a una población más amplia.
En la misma línea, el tamaño limitado de la mues-
tra y la procedencia especíca de los participantes,
restringida a un hospital argentino que asiste a inte-
grantes de una fuerza de seguridad nacional y a sus
familiares, constituyen una limitación adicional que
impacta en la generalización de los hallazgos a otras
poblaciones o contextos socioculturales.
Conclusiones
Este estudio ha evidenciado una alta prevalencia de sín-
tomas neuropsiquiátricos en individuos con QCS, des-
tacando el aumento signicativo de síntomas ansiosos
durante la pandemia de COVID-19 y la considerable
presencia de síntomas depresivos. Es importante seña-
lar que la QCS puede actuar tanto como un indicador
temprano de patologías neurodegenerativas como una
manifestación de trastornos psiquiátricos subyacentes.
Abordar estos síntomas de manera temprana podría
mejorar la calidad de vida de los pacientes y disminuir
el riesgo de deterioro cognitivo en el futuro.
El Inventario Neuropsiquiátrico se destaca como
una herramienta valiosa para detectar síntomas neu-
ropsiquiátricos en esta población, proporcionando un
enfoque integral que va más allá de la evaluación cog-
nitiva tradicional.
El incremento de la ansiedad observado durante la
pandemia subraya la necesidad de desarrollar inter-
venciones preventivas y estrategias de apoyo psicoló-
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Síntomas de ansiedad y depresión en adultos con queja cognitiva subjetiva: impacto de la pandemia COVID-19
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 6-13.
gico, especialmente en contextos de crisis global. Estu-
dios longitudinales son esenciales para profundizar en
el papel de la ansiedad y la depresión en la evolución
de la QCS y su relación con el deterioro cognitivo.
Agradecimientos: a la Licenciada en Psicología Clau-
dia Bustos.
Conictos de intereses: los autores no presentan con-
ictos de intereses.
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Investigación original
14
Resumen
Objetivos: analizar reportes e informes de polisomnografía nocturna con oximetría y correlacionar los trastor-
nos respiratorios con otras variables relacionadas al sueño, en población longeva. Material y métodos: se realizó
un estudio retrospectivo, de corte transversal, basado en el análisis de reportes e informes de polisomnogra-
fías nocturnas con oximetría, realizadas a pacientes ambulatorios de 80 o más años, derivados para diagnós-
tico de diversos trastornos del sueño. Resultados: N= 245. La edad media fue de 83 años (80-94). Dividimos
los datos según sexo en masculino (n=123), femenino (n=122) y según edad desde 80 a 84 años (n=176) y
85 o más años de edad (n=69). Apneas obstructivas del sueño de grado moderado fue mayor en hombres
(p=0.04) y mayor desaturación de oxígeno en mujeres (p=0.00), quienes además tuvieron mayor latencia de
inicio de sueño. Conclusiones: el análisis del presbisueño en población longeva, mostró datos estadísticamente
signicativos, al diferenciar por edad, dado que los de mayor edad presentaron la latencia de inicio de fase REM
más prolongada y menor porcentaje de sueño lento profundo. Al diferenciar por género, las mujeres tarda-
ban más en dormirse. Los diagnósticos más prevalentes fueron las apneas obstructivas del sueño seguido de
movimientos periódicos de piernas. El índice de eventos respiratorios de grado severo se correlacionó con la
latencia de inicio de REM prolongada y menor porcentaje tanto de sueño supercial como profundo. Mostrar
los cambios objetivos que ocurren en el sueño en longevos, pueden ayudar a considerar mejorar el abordaje
diagnóstico y/o terapéutico de los trastornos del sueño en población longeva.
Palabras claves: polisomnografía, sueño, índice de apneas hipopneas, ancianos
Abstract
Objectives: analyze reports and reports of nocturnal polysomnography with oximetry and correlate respiratory di-
sorders with other variables related to sleep, in a long-lived population. Materials and methods: A retrospective,
cross-sectional study was carried out, based on the analysis of reports and reports of nocturnal polysomnography with
oximetry, performed on outpatients aged 80 or older, referred for diagnosis of various sleep disorders. Results: N=
245. The average age was 83 years (80-94). We divided the data according to sex into male (n=123), female (n=122)
and according to age from 80 to 84 years (n=176) and 85 or more years of age (n=69). Moderate obstructive sleep
apneas were greater in men (p=0.04) and oxygen desaturation was greater in women (p=0.00) who also had greater
Presbisueño: análisis de algunos parámetros del sueño en
pacientes longevos
Presby-sleep: analysis of some sleep parameters in elderly patients
Stella Maris Valiensi1, Agustina Furnari2, Marcela Ponce de León3, Vanesa Antonella
Vera3, Agustín González Cardozo3, Agustín Folgueira4
RECIBIDO 1/9/2024 - ACEPTADO 28/11/2024
1.Neurología. Sección Medicina del sueño. Master en Medicina del Sueño. Hospital Italiano de Buenos Aires. https://orcid.org/0000-0003-3977-2457
2.Ex Becaria de Perfeccionamiento en Medicina del sueño. Sección Medicina del sueño. Hospital Italiano de Buenos Aires.
3.Neurología. Sección de Medicina del Sueño. Hospital Italiano de Buenos Aires.
4.Neurología. Sección Medicina del Sueño. Doctor en Medicina. Hospital Italiano de Buenos Aires.
Autora correspondiente:
Stella Maris Valiensi
stellamaris.valiensi@hospitalitaliano.org.ar
Institución donde se llevó a cabo el estudio: Sección Medicina del sueño. Hospital Italiano de Buenos Aires.
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 14-21. https://doi.org/10.53680/vertex.v36i169.894
https://doi.org/10.53680/vertex.v36i169.894
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Presbisueño: análisis de algunos parámetros del sueño en pacientes longevos
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 14-21.
Introducción
Durante el envejecimiento existen alteraciones en la
macroestructura del sueño como tardar más tiempo
en conciliar el sueño; disminuye el tiempo total de
sueño (TST); la eciencia del sueño, aumenta el sue-
ño lento supercial, pero disminuye el sueño lento
profundo y el porcentaje de sueño REM; aumenta el
tiempo de la vigilia después de haber iniciado el sueño
(Ohayon et al., 2004). Por otra parte, las personas ma-
yores tienen una mayor prevalencia de trastornos del
sueño, que se asocian signicativamente con la morbi-
lidad y la mortalidad (Mazzotti et al., 2012) por lo que
es necesario conocerlos.
Dentro de estos trastornos, los más prevalentes se
consideran los insomnios, las apneas obstructivas, la
enfermedad por movimientos periódicos de piernas
(frecuentemente asociado a síndrome de piernas in-
quietas (Moraes et al., 2014) y parasomnias del tipo
trastorno conductual del sueño REM (RBD).
Teniendo en cuenta la falta de estudios objetivos
en nuestra población, sobre la caracterización cuanti-
tativa del sueño en individuos ancianos y la necesidad
de evaluar trastornos del sueño, mediante el análisis
de polisomnografías de una noche en personas longe-
vas, nos propusimos como objetivos:
Analizar algunas características del sueño me-
diante evaluación de reportes e informes de polisom-
nografía nocturna con oximetría como así también
correlacionar los trastornos respiratorios durante el
sueño con otras variables relacionadas al sueño en po-
blación longeva.
Material y métodos
Se realizó un estudio observacional, de corte transver-
sal, analizando parámetros retrospectivos de una base
de datos Excel, de estudios de polisomnografía noctur-
na con oximetría (PSG) de una noche, con 5600 estu-
dios realizados en nuestro laboratorio, en forma ambu-
latoria, durante un período de 76 meses. Seleccionamos
datos de 245 PSG, realizadas a personas de ≥80 años de
edad, que fueron derivados para diagnóstico de dife-
rentes trastornos del sueño. Dividimos los datos según
sexo en masculino (n=123), femenino (n=122) y según
edad desde 80 a 84años (n=176) y 85 o más años de
edad (n=69).
Los criterios de exclusión fueron: reportes de es-
tudios de PSG, que tuvieran menos de 360 minutos
de tiempo total de registro (TTR); PSG realizadas a
pacientes internados y PSG con calibración/titulación
de CPAP/BPAP (presión continua o binivelada sobre
la vía aérea).
Como parte del estudio, analizamos variables rela-
cionadas con la macroestructura del sueño analizando
las PSG realizadas a los pacientes longevos. Las varia-
bles biológicas, se monitorizaron de forma continua
mediante electroencefalografía (6 derivaciones ubi-
cadas en región Frontal, Central y Occipital referen-
ciadas a mastoides contralateral), electrooculografía,
electromiografía (EMG) en región submentoniano y
en los músculos tibial anterior derecho e izquierdo;
electrocardiograma (EKG). El ujo de aire se evaluó
mediante termistor y/o un transductor de presión (cá-
nula); el esfuerzo respiratorio se detectó usando sen-
sores/cinturones en tórax y abdomen; la saturación
de oxígeno y el pulso se registraron con un oxímetro
de pulso. La codicación de los diversos estadios de
sueño y los eventos asociados, fueron realizados por
médicos neurólogos experimentados, siguiendo los
criterios recomendados por el Manual de puntuación
del sueño y eventos asociados de la Academia Esta-
dounidense de Medicina del Sueño (Iber et al., 2007).
Se consideró los minutos de latencia de inicio del sue-
ño, de la latencia de inicio del sueño REM y del tiem-
po total de sueño (TTS); el porcentaje de eciencia del
sueño; porcentajes de estadio N1, estadio N2, estadio
N3 y REM. (Chokroverty, et al., 2011).
El índice de movimiento periódico de las extremi-
dades (PLM / h) considerándose patológico cuando
el valor era igual o mayor a 15 PLM/h. Para evaluar la
sleep onset latency. Conclusions: The analysis of presby-sleep in the elderly population showed statistically signicant
data, when differentiating by age, given that the oldest people had the longest REM phase onset latency and the lowest
percentage of deep slow sleep. When differentiated by gender, women took longer to fall asleep. The most prevalent
diagnoses were obstructive sleep apnea followed by periodic leg movements. The rate of severe respiratory events was
correlated with prolonged REM onset latency and a lower percentage of both supercial and deep sleep. Showing
the objective changes that occur in sleep in the elderly can help consider improving the diagnostic and/or therapeutic
approach to sleep disorders in the elderly population.
Keywords: polysomnography, sleep, apnea hypopnea index, elderly
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Presbisueño: análisis de algunos parámetros del sueño en pacientes longevos
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 14-21.
parte respiratoria, se consideró el índice de apnea-hi-
popnea (IAH) (Berry et al., 2012), la saturación de
oxígeno basal (%SO2 basal), como así también la sa-
turación de oxígeno media (% SO2 media) y mínima
(% SO2 mínima) durante el sueño.
Otra variable evaluada fueron los diagnósticos de
trastornos del sueño (Gonzalez-Naranjo et al., 2019;
American Academy of Sleep Medicine, 2014) como ser:
1. Insomnios: se denió por la presencia de sueño
fragmentado e incremento del número de desper-
tares en más del 10 % del tiempo total de registro
y/o por la presencia de más de 10 despertares; por
un tiempo de vigilia después de iniciado el sueño,
mayor a 60 minutos y/o por la latencia de inicio de
sueño, mayor a 30 minutos.
2. Apneas hipopneas durante el sueño (AOS): índi-
ce de apneas hipopneas (IHA) de 5-14.9 e/h se con-
sideró AOS leve; IAH de 15-29.9 e/h como AOS de
grado moderado y IAH ≥ 30 e/h como AOS severo
(Berry et al., 2020).
3. Trastorno comportamental del sueño REM
(RBD): como trastorno del sueño tipo parasom-
nias, dado la edad de los pacientes evaluados. Para
ello, se consideró la falta de atonía (RWA) en el
electromiograma ubicado a nivel del mentón. Se
consideró positivo cuando la actividad muscular
fásica o tónica de REM, cumplía con criterios su-
geridos por la AASM y el grupo SINBAR: Sleep In-
nsbruck Barcelona Group, para RBD polisomno-
gráco (Frauscher et al., 2012; Sociedad Española
de sueño, 2015).
4. Enfermedad por Movimientos periódicos de
piernas, durante el sueño (PLMS): se diagnosti-
có cuando el índice de movimientos periódicos de
piernas (PLM) fue de 15 o más movimientos por
hora de sueño.
5. Roncopatía simple: presencia de ronquidos con o
sin apneas asociadas, durante el registro de sueño,
sin cumplir criterios para AOS.
4. Otras variables analizadas: edad, género, peso y ta-
lla para calcular el índice de masa corporal (BMC) y
además la Escala de Somnolencia de Epworth (ESS)
que es un cuestionario que comprende 8 preguntas
que evalúa la somnolencia diurna en el último mes,
con puntaje total de 0 a 24 puntos. El punto de corte
considerado fue más de 10 (diez) puntos (Johns M,
1991) para la población general.
Consideraciones éticas
El estudio fue aprobado por el Comité de Ética de Pro-
tocolos de Investigación (CEPI) de nuestro hospital,
con el número 2032.
Análisis estadístico
Se realizó análisis de resultados descriptivos de varia-
bles en estudio tanto categóricas como numéricas.
Las variables cuantitativas se expresaron en media
y desvío estándar; t- student se utilizó para comparar
grupos por género y edad.
ANOVA se utilizó para comparar AOS de diferente
severidad con otras variables relacionadas al sueño. Chi
cuadrado se utilizó para evaluar variables cuantitativas
y para comparar la presencia de AOS con la presencia
de algunos otros diagnósticos de trastornos del sueño.
Todos los análisis estadísticos se realizaron uti-
lizando el paquete estadístico para ciencias sociales
soware SPSS 18.0. Se consideró estadísticamente sig-
nicativo un valor de p < 0.05.
Resultados
De n=5600 PSG realizadas en la institución durante 76
meses, se seleccionaron n=246 estudios por presentar
los criterios de inclusión. La población estuvo confor-
mada por mujeres: n=122 (49.6 %) y por hombres: n=
124 (50,4 %). En cuanto a la división por edad, n= 176
fueron menores a 85 años de edad, de los cuales 89
fueron hombres y 87 mujeres. En el grupo de 85 o más
años, estuvo conformado por 33 hombres y 37 muje-
res (n=70).
Las características generales de la población se ob-
servan en la Tabla 1. Edad media: 83 ± 2.85. La me-
dia del Índice de Masa Corporal (BMI) indicó valores
medios de sobrepeso con índice de 27.96.
Analizando la macroestructura del sueño en-
contramos que la latencia media de inicio de sueño
y latencia media de inicio de sueño REM estuvieron
prolongadas. El porcentaje medio de N2, estuvo dis-
cretamente aumentado, con disminución del porcen-
taje medio de la fase REM. Los valores medio de IHA
fue de 19,6 e/h (grado moderado).
En la tabla 2 se muestra el análisis de variables re-
lacionadas con el sueño según género y grupo etario.
Las mujeres tardaban más en dormirse (latencia de
inicio del sueño prolongada) y presentaron valores
de saturación mínima de oxígeno más descendido, al
comparar con los hombres. Al comparar por edad, los
más viejos tuvieron menor porcentaje de N3 y la la-
tencia de inicio de fase R, más prolongada.
Al analizar los diagnósticos de trastornos del
sueño, encontramos que las apneas obstructivas del
sueño (AOS) se diagnosticó en el 79.3 %, seguido de
movimientos periódicos de piernas, parasomnias del
sueño REM, insomnios y roncopatía. Al evaluar tipo
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Presbisueño: análisis de algunos parámetros del sueño en pacientes longevos
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 14-21.
Tabla 1. Características generales de la población analizada
n=245
Variables cuantitativas evaluadas Mínimo Máximo Media DS
Peso 40 119 75,64 13,54
Índice de Masa Corporal 15,6 43,3 27,96 4,59
Edad 80 94 83,24 2,85
Talla 1,4 1,8 1,64 0,09
Escala de Somnolencia de Epworth 0 24 6,88 5,93
Latencia de Sueño 0 251 34,48 35,02
Eciencia de Sueño 33 98,3 61,59 14,87
Latencia de inicio de fase REM 13 399,5 156,6 83,17
% REM 0,2 25,3 12,94 6,87
% N1 0,2 36,3 6,85 6,06
% N2 24,3 89,1 62 14,54
% N3 0,5 51,3 20,76 11,84
Índice de Apneas Hipopneas 0 74,5 19,86 16,96
Índice de Apneas Hipopneas durante fase REM 0 80 20,56 18,64
Saturación de O2 Media 79 99 92,85 2,39
Saturación de O2 Mínima 60 95 83 8,24
Tabla 2. Análisis de variables obtenidas de las polisomnografías según sexo y edad
N=245
Variables
relacionadas a la
macroestructura
del sueño
Datos de
polisomnografía
Variables
según sexo
Variables
según edad
n=245 Masculino
(n=123)
Femenino
(n=122)
<85 años
(n=176)
≥ 85 años
(n=69)
Mín Máx Media DE Media DE Media DE p Media DE Media DE p
Latencia de inicio
de sueño 0 180 33,6 32,2 26,1 22,6 41,2 38,3 0,00 34,1 3,5 32,4 31,5 0,72
Latencia de inicio
de sueño REM 13 399,5 156,7 83,2 153,3 85,1 160,3 81,3 0,53 148,1 77,7 178,6 92,8 0,01
Eciencia del
sueño 32,8 98,3 61,8 14,5 62 14,5 61,6 14,5 0,86 61,9 14,3 61,7 15,2 0,93
% Fase N1 0.,2 36,3 6,8 6,1 7,5 6,6 6,1 5.4 0,07 6,5 5,8 7,5 6,6 0,25
% Fase N2 24,3 89,1 62 14,6 61,8 14,2 62,1 5 0,87 61 14,8 64,5 13,9 0,09
% Fase N3 0,5 51,3 20,8 11,9 19,7 11,5 21,8 12,2 0,19 22 12,5 17,8 9,4 0,01
% Fase REM 0,2 35,3 12,9 6,9 13,2 6,5 12,7 7,3 0,57 13 6,8 12,8 7 0,82
Variables respiratorias
Sat. O2 Media 79 99 92,9 2,4 92,8 2,2 92,9 2,6 0,92 92,9 2,4 92,8 2,3 0,87
Sat. O2 Mínima 60 95 83 8,2 84,4 6,6 81,5 9,4 0,00 82,9 8,6 83,1 7,2 0,90
Índice de apneas
hipopneas 0 74,5 19,8 17 19,1 15,5 20,5 18,3 0,53 18,6 16 22,9 19,1 0,08
Índice de apneas
hipopneas en
REM
0 80 20,6 18,6 18,3 17 22,8 20 0,08 21,1 18,7 19,2 18,6 0,52
PSG: polisomnografía. IAH: Índice de apneas hipopneas
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Presbisueño: análisis de algunos parámetros del sueño en pacientes longevos
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 14-21.
de evento predominante para diagnóstico de AOS, en-
contramos que la gran mayoría tenía hipopneas de tipo
obstructivo en el 52.5 %, seguido por apneas obstructi-
vas, apneas mixtas y apneas centrales (ver Tabla 3).
La Tabla 4, muestra la comparación de los diag-
nósticos obtenidos entre los grupos. Al comparar por
género, los hombres tuvieron más diagnóstico de AOS
de grado moderado (p=0.04) y al hacerlo por edad,
aquellos que tenían 85 años o más, presentaron más
insomnio (p=0.01).
Para comparar el impacto de AOS, sobre diversas
variables relacionadas al sueño, encontramos que los
que tuvieron diagnóstico de AOS severo, mostraron
la latencia de inicio sueño REM más prolongada, au-
mento en el porcentaje de fase N2 y disminución del
porcentaje de fase N3. También encontramos marca-
do descenso en % Saturación Mínima de oxígeno (ver
Tabla 5).
Al comparar AOS de diferente severidad con los
diversos diagnósticos emitidos por los de PSG, no en-
contramos diferencias signicativas (ver Tabla 6).
Discusión
El análisis del presbisueño en población longeva,
mostró aumento del tiempo pasado en cama con una
disminución del tiempo pasado dormido, mostrando
una reducción en la eciencia de sueño; reducción
apreciable de la cantidad total de sueño de ondas len-
tas en los más longevos, componente restaurador del
sueño; reducciones tanto en la duración total del sue-
Tabla 4. Análisis comparativo de diagnósticos de trastornos del sueño según sexo y edad
N=245
Diagnósticos
Todos
(n =245)
Masculino
(n=123)
Femenino
(n=122)
80-84 años
(n=176)
≥ 85 años
(n=69)
N % n % n % pn % N % p
Insomnios 47 19.2 20 8.2 27 11 0.24 41 16.7 6 2.4 0.01
PLMS > 15 112 45.7 60 24.5 52 21.2 0.33 81 33.1 31 12.7 0.88
Trastorno conductual del
sueño REM 75 30.6 44 18 31 12.7 0.08 54 22 21 8.6 0.97
Roncopatía 36 14.7 20 8.2 16 6.5 0.49 29 11.8 7 2.9 0.21
AOS Total 194 79.2 100 40.8 94 38.4 0.41 137 55.9 57 23.3 0.41
AOS Leve 61 24.9 29 11.8 32 13.1 0.63 46 18.8 15 6.1 0.47
AOS Moderado 77 31.4 46 18.8 31 12.7 0.04 55 22.4 22 9 0.92
AOS Severo 56 22.9 25 10.2 31 12.7 0.34 36 14.7 20 8.2 0.15
Tipo de Evento Predominante
Hipopnea Obstructiva 128 52.2 56 22.9 72 29.4 0.08 88 35.9 40 16.3 0.33
Apnea Obstructiva 100 40.8 56 22.9 44 18 0.29 74 30.2 26 10.6 0.42
Apnea Central 2 0.8 2 0.8 0 0 0.31 2 0.8 0 0 0.37
Apnea Mixta 5 2 3 1.2 2 0.8 0.77 4 1.6 1 0.4 0.50
Tabla 3. Análisis de algunos diagnósticos de trastornos del sueño obtenidos por PSG
n=245
Variables Cualitativas n % del Total
AOS
AOS Leve 61 24,8
AOS Moderado 77 31,3
AOS Severo 57 23,2
Movimientos Periódicos de piernas 112 45,5
Insomnio 47 19,1
Parasomnias 75 30,5
Roncopatias 36 14,6
19
Presbisueño: análisis de algunos parámetros del sueño en pacientes longevos
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 14-21.
Tabla 5. Análisis comparativo de AOS con diferentes variables relacionadas con el sueño
n=245
Diagnóstico de AOS
AOS leve AOS moderado AOS severo
M DS M DS M DS P
Edad 83,03 ± 2,6 83,00 ± 2,8 83,75 ± 2,9 0,244
Peso 74,83 ± 14,7 75,66 ± 12,6 77,83 ± 16,4 0,571
Talla 1,633 ± 0,1 1,654 ± 0,1 1,640 ± 0,1 0,467
BMI 28,09 ± 5,3 27,62 ± 3,8 28,86 ± 5,3 0,401
ESS 6,11 ± 5,6 7,31 ± 5,9 7,88 ± 6,4 0,322
Eciencia 62,63 ± 14,9 63,05 ± 14,2 57,93 ± 15,9 0,113
Latencia 33,17 ± 31,8 31,82 ± 27,9 36,72 ± 44,5 0,716
Lat. REM 139,69 ± 81,5 152,62 ± 84,4 185,73 ± 87,3 0,022 a
% N1 5,98 ± 4,9 6,79 ± 5,9 8,52 ± 7,9 0,091
% N2 58,51 ± 15,3 62,44 ± 12,9 67,18 ± 12,5 0,003b
% N3 25,08 ± 12,9 18,91 ± 10,5 17,19 ± 9,2 0,001c
% REM 12,77 ± 7,5 12,99 ± 7,2 12,19 ± 6,1 0,831
%Saturación de oxígeno Media 92,82 ± 2,9 92,88 ± 2,1 92,44 ± 2,1 0,540
%Saturación de oxígeno Mínima 84,16 ± 7,1 82,34 ± 8,5 79,50 ± 8,5 0,008d
IAH 9,76 ± 2,8 20,70 ± 4,4 45,59 ± 11,9 0,000e
IAH REM 16,95 ± 16,5 20,95 ± 13,5 43,67 ± 14,8 0,000f
a) Diferencia Signicativa entre AOS Leve y Severo, b) Diferencia Signicativa entre AOS Leve y Severo, c) Diferencia Signicativa entre AOS Leve y
Moderado, AOS Leve y Severo, d) Diferencia Signicativa entre AOS Leve y Severo, e) Diferencias Signicativas entre Todos los Grupos, f) Diferencia
Signicativa entre AOS Leve y Severo, AOS Moderado y Severo.
Tabla 6. Análisis comparativo de AOS con otros diagnósticos de trastornos del sueño
n=245
AOS leve AOS moderado AOS severo
n%n%n%P
Ronquidos 51 20,7 67 27,2 53 21,5 0,40
Tipo de Eventos
respiratorios
Hipopneas 35 13,5 45 17,3 37 14,2
Apneas
Obstructivos 27 10,4 33 12,7 25 9,6
Apneas Centrales 0 0 0 0 1 0,4
Apneas Mixtas 1 0,4 2 0,8 0 0
PLMS 25 10,2 37 15 30 12,2 0,44
Insomnios 15 6,1 10 4,1 6 2,4 0,08
Trastorno conductual
del sueño REM 16 6,5 26 10,6 18 7,3 0,63
20
Presbisueño: análisis de algunos parámetros del sueño en pacientes longevos
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 14-21.
ño REM como mayor tiempo desde el inicio del sueño
al sueño REM.
Al diferenciar por edad, encontramos que los más
longevos presentaron la latencia de inicio de fase REM
más prolongada y menor porcentaje de sueño lento
profundo.
Al diferenciar por género, las mujeres tardaban
más en dormirse lo que otros autores han atribuido a
cambios hormonales relacionados con el sexo (Baker
et al., 2018).
Los diagnósticos según prevalencia fueron las ap-
neas obstructivas del sueño seguido de movimientos
periódicos de piernas. El índice de eventos respirato-
rios de grado severo, se correlacionó con la latencia de
inicio de REM prolongada y menor porcentaje tanto
de sueño supercial como profundo.
El trastorno de movimiento como la enfermedad
por movimientos periódicos de piernas fue el segun-
do diagnóstico realizado por polisomnografía en el 45
% de la población longeva. El PLMS aumenta con la
edad (Haba-Rubio et al., 2016), siendo un factor de
riesgo cardiovascular (Pennestri et al., 2013) y es un
elemento de apoyo para diagnóstico de síndrome de
piernas inquietas (SPI).
Otro diagnóstico fue el trastorno comportamental
del sueño REM (RBD idiopático), que afecta princi-
palmente a personas de edad avanzada y al género
masculino, (Ferri et al., 2008; Montplaisir et al., 2010;
Schenck et al., 1986). Si bien encontramos un discreto
predominio en el sexo masculino, este hallazgo no fue
signicativo (Bodkin and Schenck, 2009). Tampoco
encontramos diferencia, según edad.
En lo que respecta al segundo objetivo, más de
un tercio de la población analizada, tuvieron AOS de
grado moderado. Aquellos que tuvieron AOS severo,
mostraron cambios signicativos en la macroestruc-
tura del sueño como ser: más sueño supercial y me-
nor porcentaje de sueño lento profundo; mayor laten-
cia de inicio de sueño REM. La saturación mínima fue
más marcada al igual que el índice de eventos respira-
torios, fue más marcado en fase REM.
La saturación mínima de oxígeno estuvo marcada-
mente disminuida en la población femenina, compa-
rada con la masculina. Senaratna et al. (2017) encon-
traron diferencia por género en la saturación media,
pero no en la saturación de oxígeno mínima como
encontramos nosotros.
Al comparar severidad de AOS con género, edad,
índice de masa corporal y otras variables analizas, no
encontramos diferencia signicativa.
Finalmente, queda claro que a medida que se enve-
jece, se presentan cambios que la medicina en general,
ha denominado cambios por la edad, según el órgano
afectado, como presbicia, presbiacusia, presbiesófago
(Suarez Morán et al., 2012). La etimología de la pala-
bra presbis, proviene del griego presbys: πρέσβυς que
signica anciano. Todos los cambios en el sueño no
son ajenos a estos cambios, por lo que para denir me-
jor dichos cambios hemos denominado presbisueño.
Conocerlos, saberlos diagnosticar, interpretar, y tratar
son un gran desafío para la medicina del sueño.
Sesgos: fueron varios como que al ser un estudio
retrospectivo no hemos considerado, por ejemplo, la
densidad de husos de sueño; tampoco se evaluó la
disminución de movimientos oculares durante la fase
de sueño de movimiento ocular rápido (REM), el au-
mento y la duración del número de despertares.
Como fortalezas de nuestro estudio, el número de
datos incluidos de pacientes pertenecientes a un gru-
po etario que ha pasado el promedio de vida, sin caer
en edanismo, donde los hallazgos que encontramos en
nuestra población, son ampliamente consistentes con
los datos subjetivos reportados en la literatura sobre
quejas o alteraciones del sueño. Todas estas observa-
ciones son, sin embargo, generalizaciones extremas y
la variabilidad entre personas individuales es, en todo
caso, mayor entre las personas mayores que entre los
más jóvenes. El hecho de que tales cambios ocurran,
no sólo ayuda a comprender mejor los patrones de
sueño, pero también ayudar a identicar los objetivos
a alcanzar en el tratamiento de los trastornos del sue-
ño en personas mayores.
Conclusiones
Los cambios en el sueño acontecidos por el paso de los
años, el presbisueño mostró en nuestro análisis que
las mujeres se dormían más tarde y los más ancianos
tardaban más tiempo en presentar sueño REM y el
porcentaje de sueño profundo, fue signicativamente
menor. En cuanto al análisis a los diagnósticos de tras-
tornos del sueño, AOS fue el más frecuente en más de
2/3 de la población seguido de enfermedad por movi-
mientos periódicos de piernas.
Cuando más severo el índice de eventos respira-
torios por hora de sueño, más prolongada la latencia
de inicio de sueño REM; porcentajes de fase N2 y N3
más reducidos; la saturación mínima más marcada y
el índice de eventos aparte de ser más severo era más
marcado en fase REM. Encontramos diferencia signi-
cativa, en registros de la saturación mínima de oxí-
21
Presbisueño: análisis de algunos parámetros del sueño en pacientes longevos
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 14-21.
geno en mujeres con respecto a los varones, dato que
no hemos encontrado reportado en otros estudios en
este grupo etario.
Continuar con estudios objetivos en este grupo
etario permitirá conocer más la siopatología y me-
jorar las opciones terapéuticas para lograr un sueño
más saludable.
Agradecimientos: a la Dra. Cecilia Lucero, médicos y
fellow de Medicina del Sueño que vieron la evolución de
este proyecto por varios años.
Conicto de intereses: los autores declaran no poseer
conicto de intereses.
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Investigación original
22
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 22-29. https://doi.org/10.53680/vertex.v36i169.895
RECIBIDO 6/5/2024 - ACEPTADO 21/8/2024
1.Universidad de las Américas. Quito, Ecuador. https://orcid.org/0000-0003-1000-3419
Coorespondencia:
kevinrichardtxt@hotmail.com
Resumen
Introducción: La depresión es el principal trastorno mental en América Latina. Su etiología es multifactorial,
abarcando desde factores genéticos, sociodemográcos, culturales e incluso ambientales. Se ha evidenciado en
algunos estudios que el vivir en regiones de gran altitud puede estar relacionado con la depresión. Por lo que
este estudio tiene por objetivo determinar la correlación entre altitud y la incidencia de episodios depresivos
en el Ecuador. Materiales y métodos: Estudio analítico transversal de las bases de datos de los egresos hospita-
larios en el Ecuador de los años 2018 al 2022. Se estimó riesgo relativo, correlación de Pearson y se realizó
regresión lineal para evaluar asociación. Resultados: Se observaron 6460 episodios depresivos en los 5 años de
estudio. Las provincias ubicadas a gran altitud (≥1500 m.s.n.m.) obtuvieron las mayores incidencias acumuladas
por 100 000 habitantes. Estas provincias son Tungurahua (81,4), Pichincha (68,8), Chimborazo (63,8), Imbabura
(55,8) y Bolívar (51,1), respectivamente. El riesgo relativo de residencia en gran altitud fue de RR=2,67 (IC
95 %=2,54 - 2,81, p < 0,001), mientras que en la regresión lineal entre incidencia acumulada por 100 000 y la
altitud se obtuvieron r=0,78, r2=0,61 y en la variable independiente altitud t=5,84, p < 0,001. Conclusión: Se
determinó una correlación positiva entre la residencia en gran altitud y la incidencia de episodios depresivos,
pero a causa de las limitaciones de esta investigación se requieren de otros estudios para corroborar esta
asociación, ya que los resultados pueden estar inuenciados por otros factores que no se consideraron.
Palabras clave: altitud, depresión, trastorno depresivo mayor, Ecuador
Abstract
Introduction: Depression is the main mental disorder in Latin America. Its etiology is multifactorial, encompassing ge-
netic, sociodemographic, cultural and even environmental factors. Some studies have shown that living in high altitude
regions may be related to depression. Therefore, this study aims to determine the correlation between altitude and
the incidence of depressive episodes in Ecuador. Materials and methods: Cross-sectional analytical study of hospital
discharge databases in Ecuador from 2018 to 2022. Relative risk and Pearson correlation were estimated and linear
regression was performed to evaluate association. Results: 6460 depressive episodes were observed in the 5 years of
the study. The provinces located at high altitude (≥1500 m.a.s.l.) had the highest cumulative incidences per 100,000
inhabitants. These provinces are Tungurahua (81.4), Pichincha (68.8), Chimborazo (63.8), Imbabura (55.8) and Bolívar
(51.1), respectively. The relative risk of residence at high altitude was RR=2.67 (95 % CI=2.54 - 2.81, p < 0.001),
while the results of the linear regression between cumulative incidence per 100,000 and altitude were r=0.78, r2=0.61
and in the independent variable (altitude) t=5.84, p < 0.001. Conclusion: A positive correlation was found between
high-altitude residence and the incidence of depressive episodes, but due to the limitations of this research, further
studies are required to corroborate this association, since the results may be inuenced by other factors that were not
considered.
Keywords: altitude, depression, major depressive disorder, Ecuador
Asociación entre la residencia a gran altitud y la incidencia de
episodios depresivos en Ecuador
Association between residence at high altitude and the incidence of depressive episodes in
Ecuador
Kevin R. Espinosa-Yépez1
https://doi.org/10.53680/vertex.v36i169.895
23
Asociación entre la residencia a gran altitud y la incidencia de episodios depresivos en Ecuador
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 22-29.
Introducción
Según la Organización Mundial de la Salud se estima
que alrededor del mundo hay 280 millones de perso-
nas que padecen de depresión (Organización Mundial
de la Salud, 2023a), mientras que en América Latina
y el Caribe se estiman 21 millones de personas (Mi-
nisterio de Salud Pública, 2023b), siendo el principal
trastorno de salud mental en América (Organización
Mundial de la Salud, 2023b). La depresión es la tercera
causa de años vividos con discapacidad (YLD) en el
mundo (Hernández-Vásquez et al., 2022), en el Ecua-
dor para el año 2017 se estimaron 130 497 YLD por
trastornos depresivos, representando el 9,2 % del total
de YLD(Organización Mundial de la Salud, 2017).
Se ha observado que a nivel mundial la depresión
afecta principalmente a las mujeres, siendo 50 % más
frecuente que en los hombres (Organización Mundial
de la Salud, 2023a). En el Ecuador el número de casos
en mujeres triplica al de los hombres según datos del
Ministerio de Salud Pública del año 2015 (Ministerio
de Salud Pública, 2023b).
El diagnóstico del trastorno depresivo mayor se-
gún el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Di-
sorders, 5th Edition (DSM-5) se determina cuando una
persona presenta un estado de ánimo deprimido, an-
hedonia, sentimientos de inutilidad o culpa, alteracio-
nes del sueño (insomnio o hipersomnia), capacidad
disminuida para concentrarse, cambios en el apetito,
fatiga o pérdida de energía, ideación o intento suicida
y agitación o retardo psicomotor, de modo que para
su diagnóstico el individuo debe presentar 5 de estos
síntomas pero obligatoriamente un estado de ánimo
deprimido o anhedonia persistente por al menos dos
semanas (Bains & Abdijadid, 2024).
La depresión interere en la calidad de vida de
las personas (Raya-Tena et al., 2021) y su etiología es
multifactorial, por lo que existen factores biológicos,
demográcos, socioeconómicos, culturales, genéticos
y ambientales que pueden estar relacionados con este
trastorno, dentro de los factores ambientales varios es-
tudios relacionan a la residencia en altura con un au-
mento del riesgo de depresión y suicidio (Brenner et
al., 2011; Kim et al., 2011; Kious et al., 2018, 2019; Or-
tiz-Prado et al., 2022; Wang et al., 2021), por lo que se
han planteado varias hipótesis como la hipoxia hipo-
bárica crónica que podría alterar la actividad cerebral
(Kious et al., 2019) y cambios en los niveles de dopa-
mina y serotonina (Hernández-Vásquez et al., 2022),
lo que podría promover la ansiedad y la depresión.
El Ecuador es un país que se encuentra en la región
noroccidental de América del Sur y posee un territo-
rio continental y un archipiélago, está dividido polí-
ticamente en 24 provincias y es atravesado de norte a
sur por la cordillera de los Andes, por lo que consta de
cantones ubicados hasta a 3280 m.s.n.m. (Municipio
de Mocha, 2024) lo que permite contrastar la pobla-
ción que vive en gran altitud (≥1500 m.s.n.m.) con la
población que habita en baja altitud. Por esta razón se
ha decidido realizar este estudio que tiene por objeto
determinar si en el Ecuador existe correlación entre
la residencia en gran altitud con la incidencia de epi-
sodios depresivos, abarcando los años 2018 al 2022,
siendo este el primer estudio que considera a 23 pro-
vincias del Ecuador para llevar a cabo este análisis.
Materiales y métodos
Diseño y población
Estudio analítico transversal de la base de datos de ca-
mas y egresos hospitalarios del Ecuador de los años
2018 al 2022, esta base de datos contiene información
sobre edad, sexo, autoidenticación étnica, causa de
egreso, lugar de residencia y ubicación del estableci-
miento de salud. La investigación se lleva a cabo el n
de determinar si existe una asociación entre la resi-
dencia a gran altitud y la incidencia de episodios de-
presivos.
Criterios de inclusión
Egresos hospitalarios registrados como episodio de-
presivo en una provincia del Ecuador continental, con
identicación del sexo y edad.
Criterios de exclusión
Egresos hospitalarios con datos incompletos, en zonas
no delimitadas y episodios depresivos que ocurrieron
en el exterior o en la provincia de Galápagos. No se in-
cluyó en el estudio a la provincia de Galápagos, debido
a diferencias signicativas en cuanto a características
de la población. Galápagos es la provincia menos po-
blada del Ecuador y presenta diferencias demográ-
cas en términos de edad, sexo, etnicidad, entre otros,
así como diferencias en el acceso a la salud mental en
comparación a las áreas continentales. Por esta razón
no se incluyó a la Provincia de Galápagos en esta in-
vestigación, ya que podría sesgar o distorsionar los re-
sultados del estudio.
Análisis
Para las estimaciones de este estudio se tomó en cuen-
ta como residencia en gran altitud al territorio geográ-
co con una altitud ≥1500 m.s.n.m., como es denida
en el estudio de 1998 de Cohen y Small (Cohen et al.,
24
Asociación entre la residencia a gran altitud y la incidencia de episodios depresivos en Ecuador
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 22-29.
1998), de modo que se clasicaron los episodios depre-
sivos de acuerdo a la provincia de residencia de cada
individuo y se separaron en dos categorías, residencia
≥1500 m.s.n.m. y residencia <1500 m.s.n.m., según la
altitud media de cada provincia, que se obtuvo del es-
tudio realizado en 2018 por Garrido y Garrido (2018)
y del estudio de Pinault y Hunter (2012), asimismo de
las páginas web de los Gobiernos Provinciales.
Se realizó la prueba de chi-cuadrado (X2) para
identicar diferencias en la distribución del sexo en
los dos grupos de estudio. Además, se ordenó el nú-
mero de episodios depresivos en 17 grupos de edad,
tanto en el grupo de residencia ≥1500 m.s.n.m. y el
grupo residencia <1500 m.s.n.m. y posteriormente se
estimaron promedios de edad. Se empleó la prueba t
de Student para observar si los dos grupos de estudio
dieren en promedio de edad.
Para comparar las condiciones socioeconómicas
de los dos grupos se utilizó la tasa de pobreza por in-
gresos de cada provincia. Se considera pobreza por
ingresos cuando el ingreso per cápita familiar se en-
cuentra por debajo de la línea de pobreza (Instituto
nacional de estadística y censos, 2015). Para comparar
las tasas de pobreza por ingresos de las provincias de
cada grupo se empleó la prueba t de Student.
Se estimó el riesgo relativo de incidencia de episo-
dios depresivos en la residencia ≥1500 m.s.n.m. res-
pecto a la residencia <1500 m.s.n.m. Además, se esti-
mó la incidencia acumulada de episodios depresivos
de cada provincia de los años 2018 al 2022 y se calcu
correlación de Pearson, coeciente de determinación
y regresión lineal simple tomando en cuenta como
variable independiente a la altitud media de cada
provincia y como variable dependiente la incidencia
acumulada de episodios depresivos, estos cálculos se
realizaron mediante el soware estadístico Jamovi.
Resultados
En todos los años de estudio se observaron 6460 epi-
sodios depresivos en las 23 provincias. La distribución
de hombres y mujeres fue similar en todas las pro-
vincias de estudio, observándose una proporción de
mujeres y hombres de aproximadamente 2:1 respecti-
vamente, tanto en las 10 provincias de ≥1500 m.s.n.m.
y las 13 provincias con altitud <1500 m.s.n.m. como
muestra la Tabla 1. Además, la prueba de chi-cuadra-
do mostró que X2=0,37, p=0,54, lo cual indica que no
hay diferencias estadísticamente signicativas entre
los grupos ≥1500 m.s.n.m. y <1500 m.s.n.m. en cuan-
to a la distribución del sexo.
Tabla 1. Características demográcas
Provincia
Azuay 352
Bolívar 108
Cañar 127
Carchi 72
Cotopaxi 216
Chimborazo 337
El Oro 85
Esmeraldas 80
Guayas 1243
Imbabura 269
Loja 135
Los Ríos 140
Manabí 178
Morona Santiago 34
Napo 32
Pastaza 40
Pichincha 2258
Tungurahu 486
Zamora Chinchipe 32
Sucumbíos 28
Orellana 10
Santo Domingo de los Tsáchilas 128
Santa Elena 70
Total 6460
Sexo Nº(%)
Altitud Hombres Mujeres
≥1500 m.s.n.m. 1494 (34,2) 2869 (65,8)
<1500 m.s.n.m. 702 (33,5) 1395 (66,5)
Edad %
Grupo de edad Hombres Mujeres
5-9 años 0,1 0,1
10-14 años 1,7 7,0
15-19 años 6,7 16,7
20-24 años 4,9 8,0
25-29 años 4,5 6,6
30-34 años 3,3 5,3
35-39 años 2,9 5,0
40-44 años 2,1 3,8
45-49 años 1,8 3,2
50-54 años 1,3 2,3
60-64 años 0,9 1,6
65 y más años 2,3 3,5
Total 34,0 66,0
25
Asociación entre la residencia a gran altitud y la incidencia de episodios depresivos en Ecuador
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 22-29.
Los resultados de la prueba t de Student indican
que t(df)=31,0, p=0,78, es decir que no existen dife-
rencias estadísticamente signicativas en el promedio
de edades entre los dos grupos de estudio.
La tasa de pobreza por ingresos de las provincias
ubicadas a ≥1500 m.s.n.m. fue de 16,8, mientras que
en las provincias ubicadas a <1500m fue de 29,2. La
prueba t de Student muestra t(df)=21,0, p=0,01, lo
cual indica que hay diferencias signicativas en la tasa
de pobreza por ingresos entre los dos grupos.
Las provincias con una mayor incidencia acumula-
da de episodios depresivos por 100 000 habitantes fue-
ron Tungurahua, Pichincha, Chimborazo, Imbabura y
Bolívar, todas estas provincias tienen una altitud ma-
yor a 1500 m.s.n.m., mientras que las provincias con
una menor incidencia acumulada fueron Orellana,
Manabí, El Oro, Sucumbíos y Esmeraldas que tienen
una elevación menor a 1500 m.s.n.m., como se puede
observar en la Figura 1.
En el año 2022 se observa la mayor tasa de inciden-
cia de episodios depresivos en todo el periodo de estu-
dio. Además, se evidencia una mayor tasa de inciden-
cia desagregada por año de estudio en las provincias
ubicadas a ≥1500 m.s.n.m. como se puede observar en
la Figura 2.
El riesgo relativo estimado para episodio depresi-
vo en residencia de ≥1500 m.s.n.m. fue de 2,67 veces,
como se muestra en la Tabla 2.
La regresión lineal entre la variable dependiente,
incidencia acumulada de episodios depresivos, y la
variable independiente, altitud de provincia, muestran
una correlación de Pearson del 78 % aproximadamente
y el coeciente de variación indica que el 61 % de la
varianza es explicada a través de la variable altitud de
provincia, asimismo se obtuvo un valor p en la variable
independiente de <0,001, indicando que esta variable
para el modelo usado es estadísticamente signicativa.
Además, se calcularon los datos de la ecuación de la re-
gresión lineal.
Y=mx+b
En donde Y es la variable dependiente (incidencia
acumulada de episodios depresivos), m (pendiente)
es el valor que incrementa Y cuando x incrementa en
una unidad, x es el valor que otorguemos a la variable
Figura 1. Incidencia acumulada de episodios depresivos por 100 000 habitantes de los años 2018-2022
26
Asociación entre la residencia a gran altitud y la incidencia de episodios depresivos en Ecuador
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 22-29.
independiente altitud de provincia y b (intercepto) es
el valor de Y cuando x es igual a 0.
De forma que a los 2000 m.s.n.m. la incidencia
acumulada de episodios depresivos sería estimada en
38,97.
Y=0,0131(2000)+12,7755
Y=38,97
Discusión
Los resultados de esta investigación muestran una
mayor tasa de incidencia de episodios depresivos en
las provincias ubicadas a gran altitud en todo el pe-
riodo de estudio y en cada año desagregado, así como
una correlación positiva y signicativa entre la resi-
dencia en gran altitud (≥1500 m.s.n.m.) y la inciden-
cia de episodios depresivos en la población ecuatoria-
na, mostrando a su vez un riesgo relativo de 2,67 veces
más que vivir a <1500 m.s.n.m., siendo el primer estu-
dio que busca una correlación entre la altitud y los epi-
sodios depresivos en las distintas provincias del Ecua-
dor, anteriormente se ha explorado las diferencias de
vivir en gran altitud y vivir en baja altitud con los esta-
dos de salud mental en adultos Kiwchas, observándo-
se que la residencia en la población Kiwchas que vive
en gran altitud tiene un estado de salud mental más
desfavorable (Ortiz-Prado et al., 2022). Asimismo, se
ha observado en países de la región como Perú y Ar-
gentina que la altitud puede tener una asociación con
los síntomas de depresión (Cohen et al., 1998; Her-
nández-Vásquez et al., 2022). Inclusive hay estudios
que relacionan el pasar de una baja altitud a una gran
altitud con un incremento de síntomas depresivos, an-
siedad e ideación suicida (Kious et al., 2019). En un
estudio de análisis observacional transversal realizado
por Ortiz-Prado et al. (2017) estimaron la carga de en-
fermedad del suicidio en el Ecuador y un riesgo relati-
vo de 1,545 a una altitud sobre los 2500 m, que si bien
es cierto que no se puede inferir que todos los casos de
suicidio son por depresión, pero si hay que considerar
que la depresión es el principal factor de riesgo para el
suicidio (Schreiber & Culpepper, 2020).
Existen varias hipótesis que tratan de explicar los
mecanismos por lo que la gran altitud puede estar
relacionada con la depresión, una de ellas es que la
hipoxia hipobárica crónica altera el metabolismo de
ciertos neurotransmisores como la serotonina, ya que
la enzima triptófano hidrolasa utiliza el oxígeno como
sustrato en el metabolismo de este neurotransmisor,
Figura 3. Diagrama de dispersión
Tabla 2. Riesgo relativo
Intervalos de conanza al 95 %
Riesgo Relativo Inferior Superior p
2,67 2,54 2,81 < 0,001
Tabla 3. Regresión lineal
R
0,78 0,61
Coecientes del modelo
Predictor Estimador EE t p
Intercepto 12,7755 4,37027 2,92 0,008
Altitud
(pendiente) 0,0131 0,00225 5,84 < 0,001
Figura 2. Tasa de incidencia de episodios depresivos por
10 000 habitantes por cada año de estudio
27
Asociación entre la residencia a gran altitud y la incidencia de episodios depresivos en Ecuador
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 22-29.
de modo que en hipoxia la enzima no estaría satura-
da con oxígeno, lo que podría disminuir los niveles
de serotonina (Zegarra-Rodríguez et al., 2022), de
modo que incrementaría la probabilidad de síntomas
depresivos, asimismo la hipoxia podría afectar la ex-
presión de ciertos transportadores y receptores de la
dopamina, de tal manera que alteraan los niveles de
dopamina en la sinapsis (Aboouf et al., 2023; Belujon
& Grace, 2017), contribuyendo a los síntomas depresi-
vos, pero hasta el momento no hay estudios en huma-
nos que relacionen vivir en gran altitud con cambios
en estos neurotransmisores y la depresión (Kious et
al., 2018; Reno et al., 2018).
Se observa que en este estudio existe aproxima-
damente el doble de episodios depresivos en mujeres
que en hombres en las 23 provincias y esta proporción
se ha observado en diferentes estudios a nivel mun-
dial (Z. Li et al., 2021; Ma et al., 2019), esto se debe
a múltiples factores que se interrelacionan que van
desde los factores genéticos, en el que se evidencia un
mayor riesgo genético de heredabilidad del trastorno
depresivo mayor en las mujeres, pasando por factores
biológicos como las inuencias hormonales e inclusi-
ve la violencia a la mujer y el abuso sexual infantil, en-
tre otros (Kuehner, 2017), además cabe destacar que
no hay una diferencia signicativa de esta brecha de
género entre países de ingresos altos, medios o bajos
(Montalvo-Herdoíza et al., 2021).
La distribución por edad muestra que el 47,4 % de
los episodios depresivos ocurrieron entre los 15-29
años de edad, lo que también concuerda con el CDC
Data Brief del 2019 donde el grupo de edad entre 18-
29 años obtuvo el mayor porcentaje entre los adultos
que experimentaron síntomas de depresión en los
EE.UU. (Villarroel & Terlizzi, 2019).
Además, se observa una diferencia estadísticamen-
te signicativa en la tasa de pobreza por ingresos en-
tre las provincias ubicadas a <1500m y las provincias
ubicadas a ≥1500 m.s.n.m. Sin embargo, las provincias
ubicadas a gran altitud muestran una menor tasa de
pobreza por ingresos. Por lo tanto, la mayor inciden-
cia de episodios depresivos en este grupo de provin-
cias (≥1500 m.s.n.m.) no puede atribuirse a la pobreza
por ingresos de forma aislada.
Hay que tomar en cuenta que este estudio tiene
varias limitaciones y ciertas problemáticas como la
altitud de cada provincia, ya que se consideró la alti-
tud media de las provincias, pero los rangos de altitud
pueden variar signicativamente, como por ejemplo
en la provincia del Azuay la altitud máxima es de 4485
m.s.n.m. y la mínima es de 200 m.s.n.m., es decir que
al analizar áreas geográcas muy grandes no se pudo
determinar con exactitud en qué altura viven las per-
sonas que sufrieron los episodios depresivos, además
la depresión es multifactorial por lo que no se abar-
caron variables que pudieron alterar los resultados de
este análisis como variables genéticas, biológicas o so-
ciodemográcas.
En el año 2020 se observa la menor tasa de inci-
dencia de todo el estudio. Esto puede deberse a que
durante la emergencia sanitaria por la pandemia por
COVID-19 hubo un subregistro de varias enferme-
dades por la saturación del sistema de salud y por la
disminución de las consultas médicas (Bozovich et
al., 2020; Organización Mundial de la Salud, 2020),
sin embargo, el incremento de la tasa de incidencia de
episodios depresivos en los años 2021 y 2022 puede
deberse al impacto de la pandemia en la salud mental
de los ecuatorianos. Debido a que en el año 2020 el
connamiento y la emergencia sanitaria por la pande-
mia por COVID-19, que esta última se extendió hasta
mayo del 2023 (Ministerio de Salud Pública, 2023a),
pueden estar involucrados en estos resultados, ya que
varios estudios indican que el connamiento junto a
la restricción de movilidad se asociaron con un de-
terioro de la salud mental (Carpio-Arias et al., 2022;
Paz et al., 2020) y no solo el connamiento tuvo un
impacto en la salud mental, también se ha eviden-
ciado depresión en personas que se recuperaron de
COVID-19 (Renaud-Charest et al., 2021) o inclusive
en profesionales de la salud que atendieron durante la
emergencia sanitaria (Y. Li et al., 2021), de la misma
manera el impacto que tuvo el miedo al COVID-19
como tal, el desempleo y problemas económicos inu-
yen en la aparición de ansiedad y síntomas depresivos
(Caycho-Rodríguez et al., 2021). Pero a pesar de todo
lo expuesto anteriormente se debe considerar impor-
tantes los hallazgos de este estudio, ya que en cada año
desagregado de estudio se obtuvo una mayor tasa de
incidencia en las provincias con gran altitud, además
de una correlación positiva y un mayor riesgo relati-
vo en todo el periodo de estudio, por lo que la gran
altitud puede ser un factor que inuya en este patrón.
Conclusiones
Se concluye que existe una correlación positiva y sig-
nicativa entre vivir en un área geográca de gran al-
titud (≥1500 m.s.n.m.) con la incidencia de episodios
depresivos en la población ecuatoriana, además de un
mayor riesgo relativo, durante los 5 años de estudio,
28
Asociación entre la residencia a gran altitud y la incidencia de episodios depresivos en Ecuador
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 22-29.
pero hay que considerar que la depresión es multifac-
torial por lo que se necesitan más estudios que abar-
quen un mayor número de variables para poder redu-
cir el sesgo en los resultados, ya que puede haber una
sobrestimación por la interacción de distintas varia-
bles que no se dispusieron en este estudio.
Conictos de intereses: el autor declara no tener nin-
gún conicto de interés contrapuesto
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Artículo de revisión
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Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 30-46. https://doi.org/10.53680/vertex.v36i169.896
RECIBIDO 29/5/2024 - ACEPTADO 4/8/2024
1.Médico Neurólogo. División Neuropsicofarmacología, Hospital de Clínicas “José de San Martín”, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires.
Instituto de Neurociencias, Hospital Alemán, Buenos Aires, Argentina. https://orcid.org/0000-0003-0408-0178
2.Médico. División Neuropsicofarmacología, Hospital de Clínicas “José de San Martín”, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, Argentina.
https://orcid.org/0000-0003-3750-1055
3.Médica Residente de Psiquiatría. División Neuropsicofarmacología, Hospital de Clínicas “José de San Martín”, Facultad de Medicina, Universidad de
Buenos Aires, Argentina. https://orcid.org/0000-0003-3599-8897
4.Médico Psiquiatra. Profesor Adjunto de Salud Mental. División Neuropsicofarmacología, Hospital de Clínicas “José de San Martín”, Facultad de Medi-
cina, Universidad de Buenos Aires, Argentina. https://orcid.org/0000-0003-3581-4373
Autor correspondiente:
Juan Manuel Duarte
jduarte@fmed.uba.ar
Lugar en dónde se desarrolló la investigación: División Neuropsicofarmacología, Hospital de Clínicas “José de San Martín”,
Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, Argentina.
Trastornos neuropsiquiátricos relacionados con el cáncer
Cancer-related neuropsychiatric disorders
Juan Manuel Duarte1, Marcelo Fabián Garro2, María Eugenia Basile3, Francisco José
Appiani4
Resumen
La función cognitiva puede estar afectada en los pacientes con cáncer antes del inicio de la quimioterapia. El
cáncer provoca la reducción de las reservas biológica y cognitiva, lo que resulta en un envejecimiento acelera-
do. La disfunción del lóbulo temporal ocurre debido a varios mecanismos. La inamación sistémica es la causa
de la liberación de los factores proinamatorios en el cerebro, y sus consecuencias son los efectos neurotó-
xicos asociados a la vía de la kinurenina, la inamación local crónica, y la falla de la regulación del eje hipotála-
mo-hiposiario-adrenal. Los exosomas también juegan un rol signicativo, debido a que los cambios genéticos
y epigenéticos ejercen sus efectos sobre las proteínas del estrés oxidativo. La falla asociada a la melatonina
puede contribuir a la disfunción cognitiva. Se ha demostrado la alteración neuropsicológica a través de los
estudios neurosiológicos (los potenciales evocados relacionados a los eventos) y las neuroimágenes estruc-
turales y funcionales. Es importante el conocimiento de los síndromes paraneoplásicos ya que los anticuerpos
onconeurales pueden caracterizar a los patrones distintivos de la disfunción del sistema nervioso central. El
tratamiento de estas alteraciones neuropsicológicas relacionadas al cáncer se basa en métodos no farmaco-
lógicos: la actividad física, la terapia cognitivo-conductual y las técnicas de mindfulness. Algunos investigadores
sugieren el uso proláctico de escitalopram en aquellos pacientes con cáncer de cabeza y cuello sin depresión.
Palabras clave: cáncer, cognición, inamación, kinurenina, paraneoplásico
Abstract
Essential cognitive function may be impaired in cancer patients before the initiation of chemotherapy. Cancer decreases
cognitive and biological reserves, resulting in accelerated aging. Prefrontal lobe dysfunction is most commonly encoun-
tered owing to various mechanisms. Systemic inammation causes the release of pro-inammatory cytokines in the
brain, with consequent neurotoxic effects on the Kynurenine pathway, local chronic inammation, and hypothalamus-pi-
tuitary-adrenal dysregulation. Exosomes also play a signicant role, as genetic and epigenetic changes exert different
effects on oxidative stress proteins. Melatonin dysregulation may contribute in cognitive dysfunctions. Neuropsychologi-
cal impairment has been demonstrated through various neurophysiological (event-related potentials) and neuroimaging
(structural and functional MRI) studies. Paraneoplastic syndromes of the central nervous system have been considered,
https://doi.org/10.53680/vertex.v36i169.896
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Trastornos neuropsiquiátricos relacionados con el cáncer
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 30-46.
Introducción
La prevalencia de cáncer a lo largo de la vida es del
43,31 % y del 37,81 % en hombres y mujeres, respecti-
vamente. Esta prevalencia es mayor que la observada
en pacientes con otros factores de riesgo de demen-
cia. Aunque los pacientes con cáncer tienen un menor
riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer y no
se han encontrado asociaciones entre el cáncer y la de-
mencia vascular (Kim, Cherbuin, & Anstey, 2017), el
30 % de los pacientes con neoplasias malignas tienen
una disfunción cognitiva detectable (Olson, & Marks,
2019).
El tratamiento antineoplásico afecta al sistema
nervioso central, lo que puede estar relacionado con
el deterioro cognitivo en estos pacientes. Por ejemplo,
la administración de doxorrubicina conduce a un au-
mento de la oxidación de la APO A1, lo que resulta en
una actividad neuronal alterada (Keeney, et al, 2018).
Por otro lado, la administración de corticosteroides
sistémicos tiene efectos neuropsiquiátricos debido a
la alta densidad de receptores de esteroides en el sis-
tema límbico: estos fármacos afectan las neuronas del
hipocampo e intereren con las vías dopaminérgicas y
colinérgicas (Ismail, Lavelle, & Cassidy, 2017). La qui-
mioterapia antineoplásica produce alteraciones cogni-
tivas a corto y largo plazo con cambios en la expresión
de más de 1.000 genes que codican proteínas citoes-
queléticas, de señalización, de respuesta inmune y de
unión a calcio. Estos cambios resultan en alteraciones
estructurales y funcionales del sistema nervioso cen-
tral (Huenchen, et al., 2020).
Sin embargo, las funciones cognitivas esenciales
están deterioradas en algunos pacientes antes de ini-
ciar el tratamiento del cáncer (Chen et al., 2020). Estos
problemas cognitivos pueden afectar el bienestar diario
(Kobatashi et al., 2020). Esta revisión narrativa tiene
como objetivo analizar los efectos del cáncer sistémico
(sin metástasis cerebrales) y su relación con el deterioro
cognitivo y las alteraciones neuropsiquiátricas.
Puntos de partida
Durante una infección aguda se genera una respues-
ta de fase aguda: aumenta la actividad simpática y se
producen ebre y cambios metabólicos. Desde el pun-
to de vista conductual, la actividad social, la ingesta
de agua y alimentos y la actividad sexual se reducen,
y el paciente presenta síntomas de malestar anímico y
dolor. El objetivo de esta respuesta es la conservación
de energía mediante la reducción de la actividad, es
decir, tiene una nalidad recuperativa. Al igual que
ocurre con los procesos infecciosos, en enfermedades
crónicas como el cáncer también se producen cam-
bios sensoriales, conductuales, cognitivos y del esta-
do de ánimo (Maier, & Watkins, 2003); sin embargo,
este efecto es perjudicial (Olson, & Marks, 2019). La
mayoría de los estudios se realizaron en pacientes con
cáncer de mama: un 20-30 % de estos pacientes te-
nían un rendimiento cognitivo inferior al esperado
para su edad y nivel educativo antes de comenzar el
tratamiento (Ahles, Root, & Ryan, 2012). Este deterio-
ro podría estar relacionado no sólo con la cirugía, la
fatiga, la ansiedad y la depresión sino también con el
cáncer per se (Ahles, Root, & Ryan, 2012; Kovalchuk
et al., 2017). El cáncer disminuye las reservas cogniti-
vas y biológicas, lo que resulta en un envejecimiento
acelerado (Bender, et al., 2018).
También se han observado trastornos cognitivos
en pacientes con otros tipos de cáncer. En un estu-
dio de pacientes con cáncer testicular recientemen-
te orquiectomizados, la prevalencia del deterioro de
las funciones mentales superiores fue del 58 %, con
menor velocidad de procesamiento, atención, memo-
ria de trabajo, aprendizaje, memoria verbal y uidez
verbal (Amidi et al., 2015). En un estudio realizado
por la Universidad de La Paz, España, el 37 % de los
pacientes con cáncer de colon presentaban décit cog-
nitivo antes de la quimioterapia (Cruzado et al., 2014).
Otros investigadores encontraron la misma prevalen-
cia de trastornos cognitivos en pacientes con cáncer
and specic onconeural antibodies may characterize distinctive central nervous system dysfunction patterns. Treatment
of tumor-brain is based mainly on non-pharmacological approaches, such as physical activity, cognitive-behavioral
therapy, and the mindfulness approach. Some researchers have recommended the prophylactic use of escitalopram in
patients with head and neck cancer without depression.
Keywords: cancer, cognition, inammation, kynurenine, paraneoplastic
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Trastornos neuropsiquiátricos relacionados con el cáncer
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 30-46.
de colon, con y sin metástasis en el sistema nervioso
central, con alteraciones en la velocidad de procesa-
miento, la memoria verbal, la atención y la memoria
de trabajo (Vardy et al., 2015).
En un estudio de pacientes con neoplasias hema-
tológicas, el 44 % reveló trastornos cognitivos, espe-
cialmente en la atención y la memoria de trabajo, con
evidencia de anormalidades en las pruebas electrosio-
lógicas, debido a la disfunción de la red ejecutiva cen-
tral y de la red atencional dorsal (Anderson et al., 2019).
En un estudio realizado en Dinamarca, el 57 % de
los pacientes con cáncer de próstata, antes de la te-
rapia de privación de andrógenos, presentaron dete-
rioro cognitivo, con alteraciones globales en las redes
neuronales, especialmente en las regiones temporal y
frontal. Además, presentaron síntomas psicológicos y
conductuales (Buskjerg et al., 2020).
En un estudio de 30 pacientes con todo tipo de
cáncer de pulmón, antes de recibir la quimioterapia, el
40 % presentó un deterioro cognitivo, con una mayor
disfunción de la memoria verbal a largo plazo y una
menor conectividad en la red neuronal por defecto,
la cual es responsable de la memoria episódica, la me-
moria autobiográca, el pensamiento sobre el futuro
personal, la consolidación de la memoria, los procesos
de divagación mental y el sentido de uno mismo. Esta
red está activa durante el reposo mental e inactiva du-
rante la atención visual y espacial (cuando el circuito
motor prefrontal está activo) (Uddin et al., 2009; Mars
et al., 2012), gracias al circuito de saliencia (es decir, el
circuito que permite la activación de la red ejecutiva
central y la inactivación concomitante de la red neu-
ronal por defecto) (Menom, & Uddin, 2012).
Por otro lado, en un estudio se evidenció que el
trastorno psiquiátrico más común en los pacientes con
cáncer es la depresión, seguido por los trastornos de an-
siedad. Los diagnósticos psiquiátricos en estos pacien-
tes están asociados con un riesgo aumentado de auto-
lesiones, sobre todo durante el primer año posterior al
diagnóstico. Los pacientes jóvenes tienen una mayor
tasa de prevalencia de estos trastornos, con mayores
valores en aquellos con cáncer de testículo. El riesgo de
suicidio en estos pacientes es 4.4 veces mayor que en la
población general. Por lo tanto, es importante indicar la
consulta con los especialistas en salud mental de mane-
ra temprana (Chang, & Lai, 2022).
Un estudio prospectivo multicéntrico realizado en
Alemania entre los años 2008 y 2010, demostró que la
tasa de prevalencia de trastornos mentales, a 12 me-
ses, fue 1.3 veces mayor en los pacientes con cáncer,
con respecto a controles sanos: los trastornos más
prevalentes fueron la distimia, la depresión mayor, y
el dolor. No se halló diferencias entre el estadio tem-
prano del cáncer y el metastásico (Vehling et al., 2022)
En un estudio en el cual se evaluaron adolescentes
y adultos jóvenes con cáncer, antes del tratamiento,
comparándolos con un grupo control, se evidenció
que el 40 % de los pacientes con enfermedades ma-
lignas tenían alteraciones cognitivas comprobadas por
pruebas neuropsicológicas, correlacionadas con ma-
yores niveles de citoquinas inamatorias, y menores
niveles de Factor Neurotróco Derivado de Cerebro
(BDNF) (Chan et al., 2023)
Un estudio longitudinal realizado en pacientes con
cáncer de cabeza y cuello reveló que el 62 % de los pa-
cientes se presentaron con 3 o más síntomas neuropsi-
quiátricos previo al tratamiento (con empeoramiento
hacia el nal del tratamiento): la fatiga fue el síntoma
más frecuente, seguida por la depresión, y los trastor-
nos cognitivos. Los marcadores de inamación aso-
ciados a estos síntomas fueron, antes del tratamiento,
la proteína C reactiva y IL-6 (Barandouzi et al., 2023).
Posibles mecanismos siopatológicos
de las alteraciones neuropsiquiátricas
relacionadas con el cáncer
El cáncer puede causar una disfunción cognitiva a tra-
vés de diversos mecanismos, incluidos los trastornos
inmunológicos, los genéticos/epigenéticos, y aquellos
relacionados con el estrés y del estado de ánimo.
Mecanismos inmunológicos
El microambiente tumoral libera citoquinas a la cir-
culación general. Éstas ingresan al sistema nervioso
central a través de la barrera hematoencefálica o de los
órganos circunventriculares. La barrera hematoence-
fálica amplica la respuesta periférica en el sistema
nervioso central (Figura 1). Las células gliales se ac-
tivan produciendo más citoquinas, y los macrófagos
perivasculares se activan provocando la apoptosis de
los oligodendrocitos (Olson, & Marks, 2019). IL-1 ß
ejerce varias acciones: por un lado, provoca la activa-
ción del eje hipotalámico-pituitario-suprarrenal; por
otro lado, disminuye la transmisión glutamatérgica en
el hipocampo y, por tanto, interere con la potencia-
ción a largo plazo. Además, inhibe la prevención de la
excitotoxicidad del glutamato por sus efectos sobre los
astrocitos (Olson, & Marks, 2019; Maier, & Walkins,
2003). La desregulación del eje hipotalámico-pituita-
rio-suprarrenal, con el consiguiente aumento de los
niveles plasmáticos de cortisol, interere con el ciclo
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Trastornos neuropsiquiátricos relacionados con el cáncer
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 30-46.
de la quinurenina debido a la privación de triptófano
hidroxilasa. Así, los niveles de serotonina disminu-
yen y los niveles de ácido quinolínico aumentan, lo
que produce efectos neurotóxicos. La producción de
este ácido por la microglía se ve facilitada por niveles
elevados de factor de crecimiento transformante beta
(TGF-β) y linfocitos T reguladores (Treg) liberados
por el tumor. Los efectos neurotóxicos del ácido qui-
nolínico dependen de la hiperactivación de los recep-
tores NMDA, la desestabilización del citoesqueleto
neuronal, la producción de radicales libres, la altera-
ción de la barrera hematoencefálica, la fosforilación
de la proteína tau y la muerte celular. Este proceso
provoca una reducción del volumen de la corteza pre-
frontal medial, núcleos caudado, putamen y accum-
bens (Sforzini et al., 2019). Clínicamente, esto resulta
en fatiga, ansiedad, depresión y trastornos cognitivos
que se asocian con procesos inamatorios crónicos
(Lyon et al., 2018; Li et al., 2020). Además, el 7,9 %
de los pacientes sufre depresión antes del diagnóstico
de cáncer de páncreas y el 43 % sufre depresión des-
pués de que esta neoplasia haya sido diagnosticada.
Estos pacientes tienen un riesgo 7,8 veces mayor de
sufrir depresión mayor. El cáncer expresa la enzima
IDO (indolamina 2,3 dioxigenasa), con el consiguien-
te aumento de los niveles de ácido quinolínico, cuya
actividad, a su vez, es facilitada por las citoquinas
IFNγ, IFNα, TNFα, IL 6 y Pg E2. La depresión afecta
la sobrevida, la cognición y la función inmunológica
(Barnes et al., 2018).
La biología de cada tumor puede inuir en la cog-
nición y el estado de ánimo, con cambios del compor-
tamiento y cambios secundarios en los circuitos de
estrés. La activación de la inmunidad innata provoca,
al mismo tiempo, la activación de los receptores tipo
Toll (TLR) y receptores tipo Nod (NLR) en los astroci-
tos, los oligodendrocitos y la microglía. La activación
de TLR desencadena la actividad del factor nuclear
potenciador de la cadena ligera kappa de las células
B activadas (NF-kβ), con la consiguiente expresión
de los genes de las proteínas proinamatorias del sis-
tema nervioso central. Por el contrario, la activación
de NLR provoca actividad del inamasoma, que des-
encadena la acción de las caspasas y otras citoquinas:
IL-1β, IL-18 e IL-33. La microglía se activa en la cor-
teza y el hipocampo (Santos, & Pyter, 2018) median-
te el aumento de los niveles de neopterina y proteína
C reactiva. Además del aumento de los niveles de las
proteínas proinamatorias, existe una regulación ne-
gativa del factor de transcripción del receptor de glu-
cocorticoides y del cofactor del aminoácido aromático
hidroxilasa: este último es necesario para la síntesis de
dopamina, norepinefrina y serotonina. Todo esto re-
sulta en depresión, fatiga y trastornos cognitivos (La
Voy, Fagundes, & Dantzer, 2016) (ver Figura 2).
Algunas citoquinas especícas también se han aso-
ciado con trastornos neuropsicológicos. Los niveles al-
tos de IL-6 están asociados con las alteraciones de las
funciones ejecutivas. Los niveles elevados de IL-8 es-
tán relacionados con los trastornos de la memoria. El
factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) se asocia con
las alteraciones sinápticas en el hipocampo. El aumento
Figura 1. La activación de la inmunidad innata. La neopla-
sia primaria provoca la activación de la respuesta inmune
innata, lo que conduce a la expresión de los genes de las
proteínas proinamatorias. Como consecuencia, se pro-
ducen los desórdenes neuropsiquiátricos.Figura 2. Las citoquinas producidas a partir del microam-
biente tumoral ingresan al sistema nervioso central. La
barrera hematoencefálica actúa como amplicador del
paso de moléculas proinamatorias.
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Trastornos neuropsiquiátricos relacionados con el cáncer
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 30-46.
sistémico del TNF-α se asocia con un aumento de los
radicales libres de oxígeno que, a través de la disfun-
ción de las uniones estrechas de la barrera hematoen-
cefálica, permiten el paso de las citoquinas proina-
matorias al sistema nervioso central. Por el contrario,
el interferón-β (IFN-β) se une al receptor endotelial
de la cadena 1 de IFN, provocando la liberación de la
quimioquina CXC-10 en la corteza prefrontal y, por
lo tanto, se asocia con la disfunción neuronal. Ade-
más, una población de neutrólos dependiente de la
quimiocina CCR-2 se inltra en el velo interpósito,
contribuyendo así a los trastornos de la memoria en
los pacientes con cáncer.
Los niveles elevados de IL-2 liberados por los lin-
focitos CD4 activados inhiben la liberación de acetil-
colina, un neurotransmisor esencial para la atención,
el recuerdo y la formación de la memoria: esto inhibe
la potenciación a largo plazo y conduce a la degenera-
ción del hipocampo (Olson, & Marks, 2019).
La inervación tumoral
Los tumores sólidos están altamente inervados por -
bra sensoriales, simpáticas y parasimpáticas. También
presentan un extenso inltrado inamatorio cerca de
las bras nerviosas, lo que facilita las interacciones neu-
roinmunológicas. Las bras simpáticas aceleran el cre-
cimiento tumoral, que se ve exacerbado por el estrés.
Las bras parasimpáticas ejercen diferentes efectos
según el tipo de tumor; promueven el crecimiento de
los tumores de próstata y estómago pero inhiben al
adenocarcinoma ductal pancreático.
Las bras sensoriales promueven el adenocarcino-
ma de células basales y ductal pero, a través de la sus-
tancia P, ejercen una respuesta citotóxica en el cáncer
colorrectal.
La invasión tumoral perineural de los linfocitos
T provoca una disminución del número de células T
citotóxicas y un aumento del factor neurotco de-
rivado de la glia (GDNT), que a su vez provoca qui-
miotaxis de los linfocitos T (Sche, & Saloman, 2021).
Además, la citoquina IL-1β activa al nervio vago, el
cual transmite señales periféricas al sistema nervioso
central, desempeña un papel en la comunicación entre
el sistema inmunológico y el cerebro, y contribuye a la
afectación neuropsiquiátrica (Maier, & Watkins, 2003).
Papel de los exosomas
Los exosomas son vesículas extracelulares de 40 a 150
nanómetros (nm) de diámetro que contienen cons-
tituyentes celulares normales, incluyendo proteínas,
ADN y ARN. La función probable de estas vesículas
es actuar como bolsas de desechos para eliminar cons-
tituyentes celulares no funcionales. En la sangre de los
pacientes con cáncer, la cantidad de exosomas que nor-
malmente se encuentran en la sangre normal se duplica
debido a la siología celular alterada. Estas vesículas
son marcadoras de progresión tumoral. En este caso,
contienen microrribosomas, ácidos nucleicos y proteí-
nas especícas para cada tipo de cáncer. En denitiva,
contienen componentes especícos del microambiente
tumoral. Su función podría ser la presentación de antí-
genos tumorales a los linfocitos T. Además, tienen un
papel en la evasión inmune, la angiogénesis tumoral, la
tumorigénesis y generación de metástasis (Kalluri, &
LeBleu, 2020). Además, pueden alterar la permeabili-
dad de la barrera hematoencefálica, penetrando así en
el sistema nervioso central, donde se producen local-
mente los endosomas. Estas vesículas pueden trans-
portar neurotronas, péptido β-amiloide, moléculas
de señalización oncogénica, microARN, proteínas de
choque térmico Hsp-70 y Hsp-90 con un papel bien co-
nocido en la caquexia y la fatiga.
Los niveles elevados de anexina A2 en los endoso-
mas cerebrales desencadenan la activación de la pro-
teína quinasa activada por mitógenos p38, las vías del
factor nuclear kappa B y las citoquinas proinamato-
rias. Los exosomas producidos sistémica y localmente
en el cerebro tienen un efecto modulador de la activi-
dad cerebral, con consecuencias cognitivas y conduc-
tuales (Koh et al., 2020) además de consecuencias es-
tructurales en forma de microcitosis y astrogliosis en
el hipocampo y la neocorteza, todas las cuales pueden
estar relacionadas con alteraciones cognitivas y con-
ductuales (Olson, & Marks, 2019).
Mecanismos genéticos y epigenéticos
Los cambios epigenéticos consisten en alteraciones
meióticamente hereditarias y mitóticamente estables.
Estos eventos ocurren durante el desarrollo embrio-
nario, el envejecimiento y los procesos neoplásicos.
Consisten en la metilación e hidroximetilación de la
citosina a 5-metil-citosina, lo que provoca un cambio
conformacional en el ADN, con la consiguiente va-
riación en la estructura de la cromatina, el ADN no
codicante y las histonas. La metilación de la citosina
en genes que regulan el crecimiento celular en zonas
que habitualmente no están metiladas favorece la apa-
rición de tumores. Además, en los procesos neoplási-
cos, estos cambios epigenéticos provocan alteraciones
moleculares en la corteza prefrontal, con interferencia
en la fosforilación oxidativa, lo que contribuye a dé-
cits de la función ejecutiva (Rodríguez-Dorantes et al.,
2004; Kovalchuk et al., 2017).
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Trastornos neuropsiquiátricos relacionados con el cáncer
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 30-46.
Se ha estudiado la asociación entre polimorsmos
de genes de reparación del ADN, estrés oxidativo y
apolipoproteína E (APOE) ε2, ε3 y ε4, y la función
cognitiva de las pacientes con cáncer de mama. En
aquellas pacientes con bajo rendimiento inicial y fatiga
antes del tratamiento neoadyuvante, se encontró una
asociación con el alelo A menor PARP-1rs2271347 del
gen de reparación del ADN en comparación con aque-
llos con alto rendimiento inicial (Bender, et al., 2018).
Además, uno o más alelos APOE ε4 contribuyeron a
un peor aprendizaje verbal y rendimiento de la memo-
ria antes de la quimioterapia debido al aumento de los
niveles de proteínas del estrés oxidativo. En particular,
APOE tiene un papel antioxidante y el alelo ε4 tiene la
menor capacidad para prevenir la oxidación (Koleck
et al., 2014). Sin embargo, no se observó una asocia-
ción entre los alelos APOE y el deterioro cognitivo en
los pacientes con cáncer de próstata (Buskjerg et al.,
2020). No se encontró una asociación entre polimor-
smos en genes que codican proteínas inamatorias
y el rendimiento cognitivo en las pacientes con cáncer
de mama (Busjkberg et al., 2019).
Los perles de los genes que codican las proteínas
del estrés oxidativo son diversos. Los polimorsmos en
el gen que codica la superóxido dismutasa 2 (SOD-2)
se asociaron con concentraciones disminuidas debido
a la actividad reducida de esta enzima. A través de la
evaluación de redes genéticas en pacientes con cáncer
de mama, se demostró que múltiples inuencias gené-
ticas están asociadas a enfermedades neurológicas, es-
pecialmente la red conformada por CAT-1 (carnitina
palmitoil transferasa 1), GPX-1 (glutatión peroxidasa
1), PARP-1 (poli ADP-ribosa peroxidasa 1), SOD-1 y
SOD-23 (Keeney et al., 2018).
La microbiota y el eje intestino-cerebro
La composición de la microbiota intestinal puede te-
ner un rol en la carcinogénesis, mediante varios meca-
nismos, como la estimulación de un estado proina-
matorio crónico, asociado a la pérdida de la integridad
de las barreras mucosas, falla en la apoptosis, y génesis
tumoral, incluso en sitios fuera del tubo digestivo. Al-
gunas bacterias pueden alterar la vía de la β-catenina,
lo que lleva a una desregulación del ciclo celular, ad-
quisición de características similares a la célula madre,
y la génesis tumoral. Los productos del metabolismo
de las bacetrias intestinales modulan la expresión gé-
nica en forma epigenética. Por otro lado, está el rol del
estroboloma y androboloma (genes microbianos in-
volucrados en el metabolismo de los estrógenos y los
andrógenos), relacionados con la génesis de cánceres
hormonodependientes (mama y próstata). Además, se
sabe que el tejido tumoral tiene un microbioma per
se (bacterias alojadas dentro del tejido tumoral): el
cáncer con el microbioma más rico y diverso es el de
mama (Alvarez-Mercado et al., 2023).
El eje intestino-cerebro consiste en una comunica-
ción bidireccional entre estos dos órganos; el cerebro,
de esta manera, puede modular y regular las funciones
del tracto gastrointestinal, y, a la vez, la microbiota es
importante para las funciones cerebrales (Riehl et al.,
2024). En un modelo murino con cáncer hepatoicelu-
lar, se evidenció que los ratones con lesiones tumora-
les tenían una disbiosis, causante de las alteraciones de
la plasticidad sináptica en el hipocampo y la disfun-
ción cognitiva (Zhu et al., 2023). Se ha visto en niños
con cáncer, que la disbiosis provoca alteraciones del
eje microbiota-intestino-cerebro, lo que se correlacio-
na con los síntomas neuropsiquiátricos, debido a los
cambios en los metabolismos de la carnitina, los áci-
dos grasos y el triptófano (Webster et al., 2024).
Estrés
El diagnóstico de cáncer, el cáncer en sí y su trata-
miento intereren con los recursos cognitivos para
afrontar el estrés. Esta alostasis hiperactivada y des-
regulada provoca un aumento de los niveles de corti-
sol, lo que conduce a una atroa neuronal en la cor-
teza prefrontal y el hipocampo (con alteraciones en la
atención y la memoria) e hipertroa de la amígdala y
la corteza orbitofrontal (con la consiguiente ansiedad)
(Andreotti et al., 2015).
Melatonina
Se ha demostrado el papel de alteración del ciclo cir-
cadiano por reducción de los niveles séricos de me-
latonina, con el consiguiente empeoramiento de la
calidad del sueño y de la hipersomnolencia diurna, lo
que también conduce a una alteración del perl psi-
cométrico (Zaki et al., 2020). La Figura 3 muestra un
resumen de la siopatología de las alteraciones neu-
ropsiquiátricas debido al cáncer.
Estudios neurosiológicos
Los potenciales evocados relacionados con eventos
miden la actividad cerebral y pueden usarse para estu-
diar diferentes procesos neuronales en humanos. Es-
tas respuestas neuronales pueden ser útiles en el diag-
nóstico de las enfermedades neuropsiquiátricas en sus
primeras etapas o en la evaluación de su progresión.
Por tanto, pueden utilizarse con nes de investigación
en neurociencia cognitiva. Se analizan diferentes com-
36
Trastornos neuropsiquiátricos relacionados con el cáncer
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 30-46.
ponentes; las clásicas son las ondas P300 y el potencial
por disparidad (MMN), pero se pueden evaluar otros
componentes (Hajcak, Klawohn, & Meyer, 2019).
La onda P300 es una positividad centroparietal
registrada en el cuero cabelludo, que ocurre aproxi-
madamente a 300 ms cuando un sujeto detecta un es-
tímulo relevante para la tarea (Duncan et al., 2009).
Esta variación de voltaje resulta de la actividad neuro-
nal en respuesta a un estímulo raro (paradigma extra-
ño) entre estímulos frecuentes. Funcionalmente, esta
onda se relaciona con algunos aspectos de la memoria
de trabajo (Chuang et al., 2019).
El MMN es un componente electronegativo de los
potenciales relacionados con eventos que aparece entre
100 y 250 ms después de la emisión de un estímulo raro,
con mayor expresión en las áreas temporal y frontal del
cuero cabelludo. Esto corresponde a la actividad de la
red temporo-prefrontal, que se produce cuando cambia
el foco de atención. Sin embargo, se ha demostrado que
esta onda se genera independientemente de la atención
(p. ej., en pacientes comatosos con pronóstico favorable
para el despertar), por lo que representa la capacidad
del cerebro para comparar automáticamente diferentes
estímulos auditivos (Garrido et al., 2009).
La negatividad relacionada con el error (ERN) es
un componente del potencial evocado por evento que
aparece entre 60 y 100 ms del error y probablemente
se genera en la corteza cingulada anterior. Este com-
ponente podría estar relacionado con procesos de re-
fuerzo del aprendizaje regulados por el sistema dopa-
minérgico mesencefálico (Simó et al., 2017).
La onda N2pc se genera en la red atencional dorsal
cuando la atención cambia en respuesta a un estímu-
lo que distrae. Si esta red no funciona correctamente,
el control cognitivo se vuelve defectuoso durante los
cambios atencionales, lo que reduce el rendimiento
cognitivo.
El componente CDA (actividad de retardo con-
tralateral) corresponde a la red ejecutiva central, que
es esencial para mantener y manipular información
durante la memoria de trabajo, y tiene como objeti-
vo asociar nuevos conocimientos con conocimientos
preexistentes o recordar datos de una conversación
anterior (Anderson et al., 2019). Algunos estudios
han demostrado alteraciones en los componentes de
los potenciales relacionados con eventos en pacientes
con cáncer antes del tratamiento.
En un estudio realizado en pacientes con cáncer
antes de recibir quimioterapia o radioterapia, se ob-
servó una latencia prolongada de la onda P300 en
nueve de los 16 pacientes estudiados (Siddiqui, Des-
hmukh, & Karimjee, 1992).
Figura 3. Resumen de la siopatología de los trastornos neuropsiquiátricos asociados al cáncer.
Eje HHA: Eje hipotálamo-hipóso-adrenal.
37
Trastornos neuropsiquiátricos relacionados con el cáncer
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 30-46.
En niños con cáncer se observaron amplitudes
más bajas de las ondas MMN y P300. Amplitudes de
MMN más bajas podrían corresponder a un cociente
intelectual y una vigilancia más bajos, y un P300 más
bajo podría correlacionarse con un estado de alerta
reducido (Järvela et al., 2011).
En una cohorte de pacientes con cáncer de pulmón
se observó una reducción en la amplitud del compo-
nente ERN antes de iniciar la quimioterapia, lo que
se interpretó como resultado de funciones ejecutivas
decientes (Simó et al., 2017). En otro estudio de pa-
cientes con neoplasias hematológicas se encontraron
alteraciones en los componentes CDA y N2pc antes de
la quimioterapia (Anderson et al., 2019).
Estudios de neuroimágenes
estructurales y funcionales
En estudios de neuroimagen se han observado alte-
raciones estructurales y funcionales en pacientes con
cáncer previo al tratamiento. Se han demostrado va-
riaciones en la densidad o volumen de la materia gris
(Menning et al., 2015). En pacientes con cáncer testi-
cular postorquiectomía, la reducción del volumen de
materia gris mediante morfometría basada en vóxeles
se correlaciona con la pérdida de la capacidad cogniti-
va (Amidi et al., 2017).
En un estudio de pacientes con cáncer de pulmón,
se encontró una integridad reducida de la sustancia
blanca en varias regiones (corteza cingulada izquier-
da, corona radiada superior derecha y fascículo longi-
tudinal superior). Estas alteraciones se correlaciona-
ron con décits en la memoria de trabajo verbal (Simó
et al., 2015). Mediante espectroscopía de resonancia
magnética en pacientes con cáncer de pulmón se evi-
denció una modicación del perl metabolómico, con
reducción del pico de glutamato en la corteza occipital
y de creatina y fosfocreatina en la corteza parietal; En
estos pacientes se observó una reducción de los nive-
les plasmáticos de IL-6. Los autores concluyeron que
la actividad y función metabólica del cerebro se aso-
ciaban con inamación sistémica subclínica (Simó et
al., 2015; Beneviste et al., 2012; Holohan et al., 2013).
El estudio de imágenes del tensor de difusión del
conectoma evalúa, empleando mapeo de tractografía
por resonancia magnética 3T, la integridad de las vías
de la sustancia blanca en forma de patrones de conec-
toma, es decir, conexiones extrínsecas entre regiones
cerebrales funcionalmente especializadas (Sotiropou-
los, & Zalesky, 2019). Esta reconstrucción muestra
las conexiones locales y largas entre diferentes redes
cerebrales o redes de “pequeños mundos. En una co-
horte de pacientes con cáncer de pulmón de células
no pequeñas, se encontraron cambios en la eciencia
local de las redes cerebrales en el hipocampo izquier-
do, la circunvolución frontal medial izquierda, el ló-
bulo frontal inferior, la circunvolución postcentral, las
circunvoluciones temporales superior e inferior, los
núcleos caudados y putamen. La estructura de los pe-
queños mundos no fue alterada, pero se encontró un
defecto en la conectividad entre diferentes áreas del
cerebro. Estas variaciones están asociadas con altera-
ciones de la memoria relacionadas con la depresión
(Liu et al., 2020).
La resonancia magnética funcional en estado de
reposo (fMRIrs) evalúa la topología intrínseca de las
redes neuronales cuando un sujeto no realiza una ta-
rea explícita. En pacientes con cáncer de pulmón de
células no pequeñas, antes de la quimioterapia, se
encontró una reducción en la conectividad en partes
de la red neuronal por defecto. Estas alteraciones se
correlacionan con alteraciones cognitivas, particular-
mente en la memoria verbal a largo plazo. Como me-
canismo compensatorio se observó un aumento de la
conectividad en el cerebelo y la red temporal anterior
bilateral. Cuanto más signicativa es la alteración en
la red neuronal predeterminada, mayor resulta la alte-
ración cognitiva (Simó et al., 2018).
En pacientes con cáncer de próstata, las resonan-
cias magnéticas funcionales mostraron alteraciones
globales en las redes cerebrales, que se correlaciona-
ron con síntomas psicológicos y conductuales (Busk-
jerg et al., 2020). En pacientes con cáncer de pulmón
no de pequeñas células se evidenció, por resonancia
magnética funcional de estado de reposo, la presencia
de anormalidades de las redes neuronales del circuito
pálido-tálamo-cortical, que se correlaciona con la al-
teración cognitiva y emocional. (Liu et al., 2022).
En un estudio de resonancia magnética multimo-
dal (RM estructural, espectroscópica y funcional) de
pacientes con cáncer de mama se observó hiperactiva-
ción de la corteza prefrontal dorsomedial, extendién-
dose a la corteza prefrontal dorsolateral, con menor
integridad de la sustancia blanca. La hiperactivación
prefrontal puede ser un mecanismo compensatorio
del daño a la sustancia blanca. Estas alteraciones se
asocian con la depresión y la reducción de la veloci-
dad de procesamiento (Menning et al., 2015). Otro
estudio de resonancia magnética funcional demostró,
en mujeres con cáncer de mama, la hiperactivación de
la circunvolución frontal inferior, la ínsula, el tálamo
38
Trastornos neuropsiquiátricos relacionados con el cáncer
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 30-46.
y el mesencéfalo durante la memoria de trabajo visual,
con un aumento de la actividad neuronal durante el
reposo (Scherling et al., 2011).
La espectroscopía funcional del infrarrojo cercano
evalúa el tejido cortical prefrontal, como método pre-
dictivo del estado cognitivo a largo plazo a los pacien-
tes con cáncer (Kesler et al., 2023).
Sindromes paraneoplásicos
La denición de síndrome paraneoplásico neurológi-
co en 2004 es la siguiente:
■ Un síndrome clásico en el que el cáncer se desarro-
lla dentro de los cinco años posteriores a las mani-
festaciones neurológicas.
■ Un síndrome no clásico que mejora o revierte con
el tratamiento del cáncer pero sin inmunoterapia.
■ Un síndrome no clásico con presencia de anticuer-
pos onconeurales, en el que el cáncer se desarrolla
dentro de los cinco años posteriores a la disfunción
neurológica (Tirhani et al., 2022).
La prevalencia del síndrome paraneoplásico de-
pende del tipo de cáncer: 1 % en el cáncer de mama o
el teratoma de ovario; 3-5 % en el cáncer de pulmón
de células pequeñas y 20 % en los timomas (Kayser,
Kohler, & Dalmau, 2010). Los síntomas neurológicos
preceden al diagnóstico de cáncer en el 75 % de los
pacientes. Las manifestaciones clínicas más frecuentes
son cognitivas (92 %, en forma de trastornos de la me-
moria, alteraciones visoespaciales, confusión, altera-
ciones del lenguaje), psiquiátricas (50 %, en forma de
depresión u otros síntomas psiquiátricos, aunque un
29 % puede ser la primera manifestación), y convul-
siones (58 %) (Lawn et al., 2003). Estas manifestacio-
nes de disfunción cortical pueden ir acompañadas de
alteraciones del sueño y de la conciencia con síndromes
asociados del tronco encefálico, del cerebelo o de los
ganglios de la raíz dorsal. La escala CASE (Clinical As-
sessment Scale for Autoimmune Encephalitis - Escala de
evaluación clínica para la encefalitis autoinmune) es un
instrumento valioso para el seguimiento de los pacien-
tes con encefalitis autoimnune, ofreciendo una mayor
sensibilidad que la escala de Rankin modicada (mRS)
(Soellradl, von Oertzen, & Wagner, 2024).
En la encefalitis límbica, que consiste en pérdida de
memoria, delirio y psicosis ocasional, hay inltrados
inamatorios de células T CD4, CD8 y B y cambios
degenerativos en los lóbulos temporales. Los linfoci-
tos T son responsables de la degeneración neuronal,
mientras que los linfocitos B producen anticuerpos
que reaccionan a los antígenos neuronales en el hipo-
campo y el cerebelo (Bataller, & Dalmau, 2009). Los
antígenos ectópicos expresados en células tumorales
(que son similares a los que habitualmente se expresan
en las neuronas) se presentan a los linfocitos T. Por lo
tanto, por una razón desconocida, las células citotóxi-
cas se activan y las células plasmáticas posteriormente
producen y liberan anticuerpos onconeurales.
Estos síndromes están mediados por el sistema
inmunológico y los anticuerpos están presentes en el
suero y el líquido cefalorraquídeo. Además, con fre-
cuencia se encuentran pleocitosis linfocítica, alta con-
centración proteica, síntesis intratecal de IgG y bandas
oligoclonales (Lawn et al., 2003).
Los anticuerpos onconeurales pueden reaccionar
con epítopos intracelulares, proteínas en sitios sináp-
ticos o epítopos extracelulares que causan disfunción
neurológica como la miastenia gravis, el síndrome de
Lambert-Eaton y la neuromielitis óptica (Lawn et al.,
2003). El mecanismo subyacente del síndrome para-
neoplásico podría ser la expresión del autoantígeno
por la célula cancerosa, un epifenómeno del proceso
inmunológico mediado por los linfocitos T citotóxi-
cos contra esos antígenos; otro mecanismo podría co-
rresponder a la unión del autoanticuerpo al antígeno
de la supercie de la membrana de la neurona. Los
anticuerpos intracelulares son considerados de “alto
riesgo” de estar asociados con cánceres: por ejemplo,
los anti-Ho, anti-YU, anti-Ri, anti-Ma1 y anti-Ma2.
Por otro lado, aquéllos que reaccionan contra los an-
tígenos de la supercie neuronal son considerados de
riesgo intermedio-bajo”: estos son los anti-GABABR,
anti CASPR2, antiDAG65, anti DPPX y anti LGI1, que
desencadenan una respuesta mediada por linfocitos B
(Marsili et al., 2023; Berger et al., 2023). Los anticuer-
pos contra antígenos intraneuronales se producen en el
inltrado de células T del tejido lesionado, por lo que el
tratamiento con inmunoglobulinas o corticosteroides
es inecaz. En este caso, el síndrome podría mejorar
con la administración de ciclofosfamida con el princi-
pio de "cuanto antes, mejor". Por el contrario, los anti-
cuerpos que reaccionan con los epítopos de la mem-
brana plasmática responden mejor a la inmunoterapia.
Aunque no hay anticuerpos asociados con una
presentación clínica patognomónica, algunos estudios
sugieren la presencia de características clínicas distin-
tivas (Lawn et al., 2003).
■ AntiMa2: La presentación clínica de encefali-
tis límbica, encefalitis diencefálica, encefalitis del
tronco encefálico o síndromes combinados deno-
mina a este síndrome paraneoplásico, incluso en
39
Trastornos neuropsiquiátricos relacionados con el cáncer
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 30-46.
ausencia del tumor. El 73 % de los pacientes con
este síndrome son hombres con cáncer testicular,
frecuentemente del tipo no seminoma (Ortega
Suero et al., 2018; Alkhayar et al., 2024).
En hombres menores de 50 años con encefalitis
límbica y presencia de este anticuerpo, es obligato-
ria la búsqueda de cáncer testicular. Si no se detec-
ta, se debe considerar la orquiectomía o la irradia-
ción testicular debido a la posibilidad de lesiones
neoplásicas microscópicas.
Este síndrome responde bien al tratamiento tumo-
ral y a la inmunoterapia, a diferencia de los pacien-
tes con anticuerpos anti-Ma o anti-Ma1 (Kayser,
Kohler, & Dalmau, 2010; Ortega Suero et al., 2018).
■ Anti-CMPR-5 (proteína-5 mediada por colapsi-
na): Este anticuerpo puede estar relacionado con
un síndrome coreico, lo que hace necesario realizar
un diagnóstico diferencial con la enfermedad de
Huntington y la enfermedad de Wilson. Además,
puede presentarse con neuropatía óptica o anoma-
lías del olfato y el gusto. El pronóstico de los pa-
cientes con síndrome paraneoplásico y la presencia
de este anticuerpo es incierto (Kayser, Kohler, &
Dalmau, 2010), aunque tienen un curso de enfer-
medad más largo y mayor tiempo de sobrevida que
los pacientes con síndromes paraneoplásicos por
otros anticuerpos (Wang et al., 2023).
■ Anti-NMDA: En mujeres y niños, el síndrome pa-
raneoplásico puede presentarse con manifestacio-
nes psiquiátricas prominentes: ansiedad, agitación,
pensamientos paranoicos, catatonia, alucinaciones
visuales, ataques de irritabilidad en niños, deterio-
ro progresivo del habla, hipoventilación central y
rápido deterioro de la conciencia. En las mujeres,
el 60 % de los casos se asocian a teratomas de ova-
rio. En el 75 % de los menores de 18 años con este
síndrome no se encuentra cáncer (Dalmau, 2008;
Kayser, Kohler, & Dalmau, 2010; Espinola-Naduri-
lle et al., 2018).
El 75 % de los pacientes respondieron a la inmu-
noterapia y extirpación del tumor primario. La
mejoría es lenta, pero pueden persistir ligeras al-
teraciones de la atención, impulsividad, desinhibi-
ción conductual o alteraciones del sueño (Dalmau,
2008; Kayser, Kohler, & Dlmau, 2010).
La catatonía está asociada a la encefalitis por an-
ticuerpo anti-NMDA. Un estudio observacional
retrospectivo de pacientes con encefalitis por este
anticuerpo, evidenció que el 15 % tenían signos
catatónicos: 28 % de la forma agitada, 40 % de la
forma estuporosa, y un 32 %, uctuante. El trata-
miento adecuado de estos pacientes es la inmuno-
terapia (Wu et al., 2023).
■ Anti-BR serina/treonina quinasa 2: Se descubrió
que este anticuerpo estaba asociado con el cáncer
de pulmón de células pequeñas en un paciente de
60 años que presentó delirio y cambios de persona-
lidad (Sabater et al., 2005).
■ Anti-AMPAR: Su presentación es infrecuente. En
un estudio realizado en China en 2014-2019, de 9
pacientes, en 6 de ellos, la enfermedad neoplásica
primaria fue con mayor frecuencia timoma. Ade-
más de las manifestaciones de encefalitis límbica,
se observaron otros síntomas acompañantes, como
ataxia, disautonoa, sordera, movimientos invo-
luntarios o amnesia en el momento de la presen-
tación. Las neuroimagen revelaron alteraciones en
el sistema límbico, corteza cerebral, regiones sub-
corticales, ganglios basales y cerebelo. Se obser
mejoría con inmunoterapia y terapia tumoral. El
pronóstico fue malo en pacientes con síntomas
psiquiátricos iniciales (Zhang et al., 2021). Sin
embargo, el pronóstico de este síndrome va a ser
mejor, cuanto antes se comience con el tratamien-
to inmunológico o convencional del cáncer subya-
cente (Alkhayat et al., 2024).
■ Anti-Ri (ANNA-2): La presentación neuropsi-
quiátrica asociada con este anticuerpo es rara. Un
paciente con seminoma mediastínico presen
síndrome hipotalámico, trastornos del comporta-
miento, hemiparesia y presencia de este anticuer-
po, mientras que otro paciente, con recurrencia de
un tumor carcinoide bronquial, presentó deterioro
de la memoria, habilidades constructivas, altera-
ción de la personalidad y la presencia de este anti-
cuerpo onconeural (Harlo et al., 2005).
■ Anti-SKOR2: Nuevo anticuerpo detectado, contra
la proteína nuclear SKOR2, en dos pacientes con
encefalitis: Una de ellas, con convulsiones y de-
terioro neurológico focal, seguido por trastornos
cognitivos, en la que se diagnosticó un adenocar-
cinoma de pulmón. La otra paciente, con signos de
afectación de motoneurona superior, que dos años
más tarde desarrolló un deterioro cognitivo, que
fue diagnosticada con un adenocarcinoma metas-
tásico de vejiga (Rezk et al., 2023).
■ Anti GABAR (anti-receptor de GABA): Frecuen-
temente los anticuerpos reaccionan contra la su-
bunidad B1 de los canales de GABAB. Las mani-
festaciones clínicas incluyen trastornos cognitivos,
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Trastornos neuropsiquiátricos relacionados con el cáncer
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 30-46.
trastornos conductuales y convulsiones. La mayo-
ría de los pacientes con este anticuerpo sufren de
cáncer de pulmón, y tienen una presentación clí-
nica compatible con encefalitis límbica, con mayor
compromiso de la memoria a corto plazo. El pro-
nóstico es ominoso (Alkhayat et al., 2024).
■ Anti Zic4: Las manifestaciones clínicas clásicas
asociadas a este anticuerpo corresponden a un
síndrome cerebeloso, asociado a un cáncer de pul-
món de pequeñas células (Bataller, et al., 2004; sin
embargo, se ha descripto el caso de un hombre de
70 años, con una demencia rápidamente progresi-
va asociada a la presencia de este anticuerpo, y el
antecedente de cáncer de próstata y de pulmón de
pequeñas células (Akçadag et al., 2023).
■ Antiansina: Las manifestaciones neuropsiquiá-
tricas asociadas a este anticuerpo son raras (Do-
rresteijn, et al., 2002). En un estudio de 20 casos
de síndrome antiansina no rígido, el 50 % tenía
encefalitis límbica; de estos, sólo el 30 % se asoció
con la presencia de cáncer de pulmón de células
pequeñas, cáncer de pulmón de células no peque-
ñas y cáncer de estómago (Moon et al., 2014).
■ Degeneración cerebelosa paraneoplásica: Este es
el segundo síndrome paraneoplásico más común.
Consiste en una ataxia cerebelosa devastadora me-
diada por mecanismos inmunitarios y rápidamen-
te progresiva. El 60-70 % de los casos preceden al
cáncer. Las neoplasias más frecuentes asociadas a
este síndrome son la ginecológica, la de mama, la
de pulmón (cáncer de células pequeñas) y el lin-
foma de Hodgkin. Los anticuerpos anti-Yo se en-
cuentran con mayor frecuencia, pero los anti-P/Q
canal de calcio dependiente de voltaje (VGCC), el
receptor antimetabotrópico de glutamato 1 (An-
ti-mGlu1R), el anticuerpo anti-nuclear glial (an-
ti-SOX-1), y el anticuerpo relacionado con el factor
de crecimiento epidérmico anti-Delta/tipo Notch
(anti-DNER) también puede estar involucrado. El
veinte por ciento puede ser seronegativo (Loehrer,
Ziegler, & Simon, 2021).
Los anticuerpos anti-Yo están asociados con el
cáncer de ovario y de mama. Estos anticuerpos se
unen a CDR2 (proteína 2 relacionada con la de-
generación cerebelosa) y CDR2L (proteína 2 simi-
lar a la degeneración cerebelosa). Los anticuerpos
que se unen a estas proteínas reducen las activi-
dades de calbindina D 28 K y L7/Pcp-2 (proteína
de dominio Go-Loco, proteína-2 especíca de las
células de Purkinje) y provocan una desregulación
de la homeostasis del calcio, lo que conduce a la
neurodegeneración. La internalización de estos
anticuerpos anti-Yo provoca, en primer lugar, el
silenciamiento de las células de Purkinje y, en se-
gundo lugar, las células T citotóxicas y la microglía
median en la eliminación de las células enfermas
(Schubert et al., 2014).
Los anticuerpos anti-DNER también se han aso-
ciado con el linfoma de Hodgkin. Los anticuerpos
anti-SOX1, con cáncer de pulmón de células pe-
queñas. Los anticuerpos anti mGluR1 están aso-
ciados con neoplasias malignas hematológicas. Los
Anti-VGCC se asocian con una combinación de
ataxia y síndrome de Lambert-Eaton (LES) (Loe-
hrer, Ziegler & Simon, 2021).
■ Síndromes paraneoplásicos seronegativos del
sistema nervioso central: La ausencia de anticuer-
pos onconeurales puede deberse a limitaciones
técnicas, anticuerpos no descubiertos o un núme-
ro bajo de anticuerpos por debajo del umbral de
detección. La encefalitis sin anticuerpos NMDAR
en pacientes mujeres debe investigarse para detec-
tar teratomas de ovario y en pacientes varones, con
cáncer testicular (Chernyshkova et al., 2020). En
pacientes con una presentación rápida de disfun-
ción cognitiva con deterioro de la memoria corta
y desorientación, existe la necesidad de realizar un
cribado de tumores (Graus et al., 2018).
La degeneración cerebelosa paraneoplásica sero-
negativa es siopatológicamente similar al síndrome
seropositivo. Otros síndromes paraneoplásicos como
el LES pueden coexistir con degeneración cerebelosa
seronegativa (Hammack et al., 1990).
Los síndromes cerebelosos paraneoplásicos sero-
negativos en los hombres deben impulsar la búsqueda
de cánceres de pulmón o genitourinarios o linfomas,
mientras que en las mujeres se deben buscar cánceres
ginecológicos o de pulmón o linfomas (Ducray et al.,
2014).
El diagnóstico de un síndrome paraneoplásico se-
ronegativo es un gran desafío para los neurólogos y
los psiquiatras, en aquellos pacientes con clínica neu-
ropsiquiátrica de presentación subaguda. Un estudio
retrospectivo realizado en Alemania, utilizando una
base de datos de 150 pacientes atendidos entre los
años 2010 y 2020, no se detectó una diferencia sig-
nicativa entre la proporción de la presencia de una
neoplasia subyacente entre los pacientes seropositivos
versus los seronegativos; clínicamente, los seronegati-
vos presentaron una menor frecuencia de convulsio-
nes, pero las otras manifestaciones neuropsiquiátricas
41
Trastornos neuropsiquiátricos relacionados con el cáncer
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 30-46.
no fueron signicativamente diferentes de las de los
pacientes seropositivos. Y más del 50 % de los sero-
negativos obtuvieron una respuesta clínica favorable
tras el tratamiento con agentes inmunomoduladores
(Berger, et al, 2023). Para el manejo de los síndromes
seronegativos es necesaria la realización de estudios
prospectivos que evalúen qué tipos de tratamientos
deberían indicarse (Giammello et al., 2023).
Tratamiento
Se han desarrollado estrategias terapéuticas especí-
cas para mejorar el perl neuropsiquiátrico de los
pacientes con cáncer. La actividad física mejora la ca-
pacidad aeróbica y la fuerza muscular, disminuye la
masa grasa, reduce la densidad de adipocinas proin-
amatorias y disminuye los niveles de productos neu-
rotóxicos de la vía de la quinurenina, mejorando así el
bienestar psicológico, el sueño y el estado de ánimo,
además de reducir el dolor y fatiga. El yoga reduce la
fatiga al aumentar la cantidad y la actividad de los re-
ceptores de glucocorticoides, reducir los niveles de ci-
toquinas proinamatorias y mejorar la variabilidad de
la frecuencia cardíaca (La Voy, Fagundes, & Dantzer,
2016; Zou et al., 2018).
La terapia cognitivo-conductual es una forma de
psicoterapia, el estándar de oro para el tratamiento de
diversos trastornos mentales como la ansiedad, la de-
presión y el abuso de sustancias, y como complemento
de la terapia farmacológica para la esquizofrenia y el
trastorno bipolar (González-Blanch et al., 2018). Se
han demostrado los benecios de la terapia cogniti-
vo-conductual en términos de ansiedad, depresión,
insomnio, autoestima y calidad de vida en pacientes
con cáncer de mama (Getu et al., 2021) y cáncer de
pulmón (Sutanto et al., 2021). La terapia conductual
se ha desarrollado en el contexto agudo del cáncer uti-
lizando estrategias de empatía y optimismo realista,
comenzando temprano después del diagnóstico, para
lograr una resolución adaptativa de los problemas y
trastornos emocionales relacionados con el cáncer y
rechazar las cogniciones distorsionadas. Esta terapia
puede combinarse con tratamiento psicofarmacológi-
co (Levin, & Applebaum, 2014).
La terapia basada en mindfulness tiene como ob-
jetivo cultivar la conciencia de los pensamientos,
sentimientos, sensaciones corporales y el entorno cir-
cundante (Zhang et al., 2021). Esta terapia adyuvante
elimina sentimientos, pensamientos, creencias y emo-
ciones negativas, y así mejora el equilibrio, el bienes-
tar emocional y la paciencia, es decir, la autorregula-
ción atencional y emocional. En pacientes con cáncer,
ayuda a reducir el volumen de la amígdala, aumentar
el volumen del hipocampo y mejorar la neuroplasti-
cidad y el equilibrio del sistema nervioso autónomo.
Los estudios de metaanálisis han demostrado mejoras
en los síntomas de ansiedad, depresión, fatiga, estrés,
crecimiento postraumático y calidad de vida a corto
y medio plazo (Xunlin, Lau, & Klainin-Yobas, 2020;
Oberoi et al., 2020). Las mujeres con cáncer de mama
temprano, después del tratamiento quirúrgico, mues-
tran mejores síntomas de fatiga, estrés y trastornos del
sueño y un perl inmunológico mejorado, lo que se
asocia con una mejor sobrevida (Witek-Janusek, Tell,
& Matheus, 2019).
Un estudio relacionó la mejor aptitud cardiorres-
piratoria en pacientes con cáncer de mama (asociada
a la realización el actividad física), con una mejor co-
nectividad del hipocampo con la corteza frontal dor-
somedial. Si bien ese patn de conectividad no estuvo
asociado al desempeño de las funciones mentales su-
periores, podría estar relacionado con una mejor resi-
liencia cognitiva. Sin embargo, se requiere de mayores
estudios longitudinales para corroborar este resultado
(Lesnovskaya et al., 2023).
Para el manejo de la fatiga asociada con el cán-
cer hay evidencias iniciales que el uso potencial de
probióticos y sinbióticos como coadyuvantes de los
tratamientos especícos del cáncer, al mejorar los
componentes de la microbiota en estos pacientes. Sin
embargo, se necesitan ensayos de larga escala para co-
rroborar estos hallazgos (Belloni et al., 2024).
En el cáncer de páncreas, los pacientes con depre-
sión pueden beneciarse del escitalopram durante
más de 12 semanas, mejorando los niveles de seroto-
nina, los síntomas depresivos y la estancia hospitalaria
más corta (Barnes et al., 2018). Algunos autores reco-
miendan la indicación proláctica de escitalopram en
pacientes con cáncer de cabeza y cuello sin depresión
actual (Lydiatt et al., 2013). Una revisión sistemática
demostró un pequeño efecto benecioso de drogas
antidepresivas en pacientes con cáncer: las drogas con
efecto benecioso comparado con placebo fueron la
mianserina, la sertralina y la esketamina, sobre todo
en las fases tempranas (de 1 a 4 semanas), aunque el
nivel de evidencia es bajo debido a la heterogeneidad
de los estudios revisados, y al gran riesgo de sesgos
en el 60 % de los estudios revisados (Vita et al., 2023).
Es menester mencionar al efecto anticáncer de al-
gunas drogas psicotrópicas. Los antidepresivos pue-
den modular la actividad antitumoral mediante la
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disrupción de la función mitocondrial y lisosomal,
la inhibición de la proliferación celular, la inducción
de la apoptosis y la autofagia, la afectación de las vías
oxidativas, y la modulación inmune tumoral (Lenze et
al., 2023). Además pueden interferir en la resistencia
de los tumores a múltiples drogas. La uoxetina tiene
efectos antitumorales en el cáncer hepatocelular y el
cancer de pulmón no de pequeñas células, mediante el
bloqueo de la activación de las vías AKT/NFKB, ERK/
NFKB,y AKT/mTOR, y la reducción de las proteínas
Ciclina D1, Activador del plasminógeno tipo uroki-
nasa, la metalopeptidasa de la matriz 9 y los factores
de crecimiento endotelial. Esta droga bloquea el ciclo
celular, la angiogénesis y la proliferación tumoral. Ade-
más, mediante la regulación de la 5-HT, puede reducir
la malignidad del cáncer de colon. Otros mecanismos
antitumorales consisten en la depleción de ATP de la
mitocondria, acumulación de hierro en dicha organela,
la producción de radicales libres del oxígeno, la inhibi-
ción de la vía de la kinurenina y el fortalecimiento de
la inmunidad celular. Finalmente, este antidepresivo
induce la apoptosis al incrementar la expresión del re-
ceptos DR5, el cual provoca el estrés del retículo endo-
plásmico, y así activa las caspasas (Zheng et al., 2023).
La paroxetina es un inhibidor selectivo de la recap-
tación de la serotonina que tiene propiedades antitu-
morales en los tumores de mama, colorrectales, híga-
do, estómago y los linfomas. En el cáncer de mama
triple negativo, su propiedad antitumoral in vitro con-
siste en inducir la apoptosis y la autofagia mediante la
vía de señalización PI3K/ AKT/ mTOR, la producción
de los radicales libres del oxígeno, y la ruptura de la
membrana mitocondrial de la célula tumoral. Se de-
ben llevar a cabo investigaciones mayores para con-
rmar el uso de esta droga antidepresiva en la terapia
antitumoral (Huang et al., 2024).
La sertralina ejerce su rol antitumoral, al modicar
los niveles de serotonina en el microambiente tumoral,
logrando reducir la proliferación y el crecimiento neo-
plásico; además revierte el efecto de resistencia a múl-
tiples drogas en tumores malignos. Induce la apoptosis
mediante la activación de la caspasa-3, y, al combinarla
con cisplatino y doxorrubicina, aumenta los efectos te-
rapéuticos de estas drogas quimioterápicas y previene
el riesgo de recaída tumoral (Haddad et al., 2024).
El citalopram fue evaluado en estudios preclínicos
de cáncer colorectal. Esta droga inhibe la génesis tu-
moral mediante la inhibición de la vía de señalización
RhoA/ROCK/YAP (activada por la serotonina). Me-
diante este mecanismo, fue capaz de reducir el tama-
ño tumoral y las metastasis en un modelo de cncer
de cólon en ratones. Otras drogas antidepresivas con
efectos antitumorales en estudios preclínicos son la
vortioxetina, la vilazodona (Chen et al., 2024).
Los derivados de la tranilcipromina son capaces de
inhibir irreversiblemente a la desmetilasa especíca de
lisina de histona 1 (LDS1), ejerciendo de esta manera,
acciones antiproliferativas y antimetastásicas promi-
sorias (Li et al., 2023). La duloxetina activa el AFT 4
(factor de transcripción activador 4), el cual, a su vez re-
gula hacia arriba al factor REDD1 (proteína transcripta
4 inducible por daños en el ADN): éste es un regula-
dor negativo de mTORC1 (complejo blanco de rapa-
micina 1, activado en los tumores malignos). De esta
manera, este inhibidor de recaptación de serotonina y
normadrenalina ejerce su efecto antitumoral, y podría
ser usada en combinación con drogas inhibitorias de la
vía del factor de crecimiento epidérmico/tirosino kina-
sa, en cáncer de pulmón resistente a las drogas, y otras
neoplasias malignas (Jang et al., 2024). La amitriptilina
es un antidepresivo tricíclico, con efectos antitumorales
mediante la inducción de la caspasa 3, la reducción de
las proteínas antiapoptoicas Bcl-2 y Mcl-1, y la induc-
ción de la expresión de la proteína p53 supresora de tu-
mores (Zinnah, & Park, 2021).
Conclusiones
El cáncer sistémico per se puede provocar alteraciones
neuropsiquiátricas cognitivas y conductuales, princi-
palmente en funciones ejecutivas y estado de ánimo,
por múltiples mecanismos, con consecuencias espe-
rables para todos los tumores, y otros, con algunas
características especícas de cada neoplasia. El estrés
puede causar alteraciones del eje hipotalámico-pitui-
tario-suprarrenal, lo que resulta en una disfunción ce-
rebral. Además, la inamación sistémica puede llegar
al cerebro y provocar una inamación local crónica.
Los exosomas liberados por el tejido tumoral llegan al
tejido cerebral y desempeñan un papel en la desregu-
lación del sistema nervioso central.
La activación de la vía de la quinurenina con ni-
veles elevados de ácido quinolínico también se aso-
cia con trastornos cognitivos, de fatiga y del estado de
ánimo. El aumento de la inervación en el tejido tumo-
ral envía señales al sistema nervioso central a través
del nervio vago, lo que produce consecuencias ina-
matorias crónicas que contribuyen a las enfermedades
neuropsiquiátricas.
Las modicaciones epigenéticas de las proteínas
que regulan la inamación y el estrés oxidativo y los
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polimorsmos de genes especícos juegan un papel
en el desarrollo de estos trastornos cognitivos.
La neuroimagen estructural y funcional puede
mostrar diferentes alteraciones de la sustancia gris, la
sustancia blanca, el perl metabólico del tejido cere-
bral y de las vías neuronales, y el patrón de activación
de las redes neuronales.
Finalmente, los síndromes paraneoplásicos se ma-
niestan como manifestaciones encefalíticas, con algu-
nas peculiaridades asociadas al tipo de anticuerpo on-
coneural presente en el suero o líquido cefalorraquídeo.
Múltiples mecanismos siopatológicos pueden
ser comunes a todos los tipos de cáncer, pero algunos
pueden estar relacionados con algunas neoplasias. Sin
embargo, aún es necesario realizar más investigacio-
nes para mejorar el conocimiento de esta entidad y así
proponer abordajes terapéuticos especícos.
Conicto de interés: los autores declaran no presen-
tar conictos de interés.
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Artículo de revisión
47
Resumen
Introducción: Las internaciones prolongadas constituyen un problema para los sistemas de salud. En este tra-
bajo se debate sobre las internaciones prolongadas en hospitales generales, considerando la importancia de
la internación en estos servicios en el marco de los procesos de reforma psiquiátrica. El primer aspecto del
debate es esclarecer la denición operacional de “internaciones prolongadas”. Método: Se realizó una revisión
documental que incluyó artículos cientícos y documentos técnicos. En el análisis se revisaron los términos
utilizados para referirse a las internaciones prolongadas, y se buscó identicar si se precisaba un tiempo es-
pecíco en tales deniciones. Resultados: Los resultados se organizaron en dos categorías de deniciones: una
centrada en la dimensión temporal y otra en la dimensión de organización del cuidado. Conclusión: Se propone
utilizar como término "alta demorada" y establecer una duración de 30 días para contabilizar los días de ex-
ceso de internación.
Palabras clave: tiempo de internación, alta demorada, hospitales generales, salud mental
Abstract
Introduction: Prolonged hospitalizations are a challenge for health systems. This paper discusses prolonged hospi-
talizations in general hospitals, considering the signicance of hospitalization in these services within the framework
of psychiatric reform processes. The rst aspect of the discussion is to clarify the operational denition of prolonged
hospitalizations. Methods: A document review was conducted, including scientic articles and technical documents. The
analysis examined the terms used to refer to prolonged hospitalizations and sought to identify whether a specic time
frame was specied in such denitions. Results: The results were organized into two categories of denitions: one focu-
sed on the temporal dimension and the other on the dimension of care organization. Conclusion: The paper proposes
using the term "delayed discharge" and establishing a duration of 30 days to account for excess hospitalization days.
Keywords: length of stay, delayed discharge, general hospitals, mental health
Construcción de una denición operacional de altas demoradas
en internaciones por salud mental en hospitales generales
Developing an Operational Denition for Delayed Discharges in Mental Health Hospitali-
zations at General Hospitals
Natalia Delmonte1, Marina A. Fernández2, Nikol Mayo-Puchoc3, Melina L. Rosales4, Clara
Bohner5, Sara Ardila-Gómez6
RECIBIDO 11/9/2024 - ACEPTADO 19/3/2025
1.Lic. en Psicología. Becaria UBACyT. Universidad de Buenos Aires, Facultad de Psicología, Instituto de Investigaciones en Psicología. Buenos Aires,
Argentina. https://orcid.org/0009-0004-1265-8704
2.Doctora en Psicología. Becaria Postdoctoral de CONICET. Universidad de Buenos Aires, Facultad de Psicología, Instituto de Investigaciones en
Psicología. CONICET. Buenos Aires, Argentina. https://orcid.org/0000-0001-5767-4047
3.Bachiller en Psicología. Instituto Peruano de Orientación Psicológica, Lima, Perú. https://orcid.org/0000-0002-6182-7605
4.Mgter. en Salud Pública. Becaria Doctoral de CONICET. Universidad de Buenos Aires, Facultad de Psicología, Instituto de Investigaciones en Psicolo-
gía. CONICET. Buenos Aires, Argentina. https://orcid.org/0000-0001-5707-9467
5.Lic. en Psicología. Universidad de Buenos Aires, Facultad de Psicología, Instituto de Investigaciones en Psicología. Buenos Aires, Argentina. https://
orcid.org/0009-0007-5451-9763
6.Doctora en Salud Mental Comunitaria. Investigadora Adjunta, CONICET. Universidad de Buenos Aires, Facultad de Psicología, Instituto de Investiga-
ciones en Psicología. Buenos Aires, Argentina. https://orcid.org/0000-0002-0022-7438
Autora correspondiente:
Natalia Delmonte
nataliadelmonte@hotmail.com
Lugar de realización del trabajo: Universidad de Buenos Aires, Facultad de Psicología, Instituto de Investigaciones en Psicología.
Financiamiento: Universidad de Buenos Aires, Proyecto UBACyT programación 2023 No. 20020220400014BA
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 47-54. https://doi.org/10.53680/vertex.v36i169.897
https://doi.org/10.53680/vertex.v36i169.897
48
Construcción de una denición operacional de altas demoradas en internaciones por salud mental...
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 47-54.
Introducción
La duración de las internaciones es un aspecto am-
pliamente discutido respecto de la atención en salud a
nivel global. El cuestionamiento a la duración prolon-
gada de las internaciones puede verse desde diferentes
aristas. Desde una perspectiva clínica se señala que la
duración prolongada de una internación puede tener
efectos adversos en el proceso de mejoría de la perso-
na, pudiendo ser perjudicial para determinadas habi-
lidades funcionales y la autonomía. También, a mayor
tiempo de permanencia en un hospital, mayor riesgo
de infecciones y otros problemas que ponen en ries-
go la seguridad del paciente. Desde una perspectiva
jurídica, se plantea que la internación prolongada res-
tringe el ejercicio de derechos. Finalmente, desde una
perspectiva económica, la permanencia de una per-
sona internada acarrea costos para la institución y el
sistema de salud, y si los benecios clínicos y de salud
que se van sumando con el tiempo de la internación
no son claros, más que ganancias se producen pérdi-
das en salud, siendo el saldo de la inversión negativo
(Ceballos-Acevedo et al., 2014).
Si bien es un problema al que se enfrentan los sis-
temas de salud en general, especícamente en el cam-
po de la salud mental se vincula a los debates sobre la
reforma de la atención de las instituciones psiquiátri-
cas tradicionales, en donde las internaciones podían
durar largos periodos, e incluso toda la vida de una
persona (Tulloch et al., 2010; Saxena et al., 2011; Ba-
balola et al., 2014). Con el acento puesto en los pro-
cesos de reforma psiquiátrica en que las internacio-
nes por salud mental se cursen preferentemente en
hospitales generales, la cuestión de las internaciones
prolongadas cobra urgencia. Esto, porque uno de los
supuestos de los que se parte en estos procesos de re-
forma es que la duración media de las internaciones
por salud mental podría reducirse con el aumento de
las internaciones en hospitales generales y la dismi-
nución de las internaciones en hospitales psiquiátri-
cos. Asimismo, porque la internación se enfocaría en
los episodios agudos, y porque se desarrollarían otros
servicios de base comunitaria para las problemáticas
que requerirían apoyos de otro tipo. Este supuesto ha
llevado a que la preocupación por las internaciones
prolongadas se focalice en los hospitales psiquiátricos,
tendiendo a dejarse por fuera del marco de análisis a
las internaciones prolongadas en los hospitales gene-
rales, al considerarlas excepcionales o marginales.
Pese a que podría armarse que en términos ge-
nerales los tiempos de internación podrían reducirse
con el mayor peso de las internaciones en hospitales
generales que en hospitales psiquiátricos, es claro que
este fenómeno es más complejo de evaluar de lo que
se puede creer a primera vista. Por ejemplo, la pobla-
ción que se atiende en uno y otro tipo de institución
puede no ser comparable ni psicopatológica ni socio-
demográcamente (Katz et al., 2011). También, por-
que el análisis de egresos hospitalarios muestra una
foto diferente a la de los censos anuales de personas
internadas que son rutinarios en varios países. A su
vez, el supuesto de que existe una división de aguas
entre hospitales generales y hospitales psiquiátricos,
en donde los primeros se especializan en el manejo
de las internaciones agudas, y los segundos en el de
los casos crónicos, tampoco resulta del todo correcta,
pues no se puede entender cabalmente la función de
los hospitales generales y psiquiátricos, sin atender al
contexto de la red de servicios en la cual se insertan,
y del nivel de desarrollo de dicha red (ornicro &
Tansella, 2013).
Así, el que una internación se prolongue en el tiem-
po puede relacionarse con variables del servicio y la
institución (hospital general u hospital psiquiátrico),
de la red de servicios (disponibilidad de otros servicios
de base comunitaria) y de la organización del sistema
de salud (mecanismos de nanciamiento). No necesa-
riamente una internación tiene corta duración en un
hospital general y no necesariamente es prolongada en
un hospital psiquiátrico. Aun así, resulta difícil poder
valorar la duración de las internaciones pues los datos
de tiempo de internación suelen reportarse utilizando
medidas de tendencia central, siendo además menos
visibles en análisis de egresos que en censos hospita-
larios (Agrest, 2019; Serrani et al., 2017; Schiavo et al.,
2017; Chebar et al., 2019; Malleza et al., 2022).
Pareciera, entonces, importante analizar la situa-
ción de las internaciones prolongadas en hospitales
generales, considerando la etapa de reforma en la que
se encuentran muchos sistemas de atención en salud
mental global y regionalmente, y en particular, en Ar-
gentina, en donde es heterogénea la oferta disponible
para las internaciones por salud mental (Mundt et al.,
2024). Así las cosas, una primera cuestión es denir
qué se entiende por internación prolongada, e incluso,
si dicho término es el más apropiado para describir el
fenómeno bajo análisis y, adicionalmente, si es válida
una misma denición operacional de internaciones
prolongadas para hospitales psiquiátricos y generales.
Cabe puntualizar que aunque existen límites tem-
porales para las internaciones en Argentina y otros
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países, éstos suelen enmarcarse en cuestiones jurídi-
cas o de cobertura de atención. Por ejemplo, el Plan
Médico Obligatorio, que regula las prestaciones por
obras sociales o prepagas en Argentina, plantea una
cobertura de 30 días de internación por año para pa-
tologías agudas. Por su parte, la Ley Nacional de Sa-
lud Mental indica que la internación debe ser lo más
breve posible (art 15), y la obligatoriedad de comunicar
al sector justicia a los 60 días cuando una internación
voluntaria alcanza tal duración, a n de decidir si conti-
núa como voluntaria o pasa a ser involuntaria (art. 18).
Respecto a las internaciones involuntarias, se deben
presentar informes al sector justicia con una periodici-
dad no mayor a 30 días corridos, y a los 90 días corridos
se deberá pedir una evaluación por parte de un equipo
interdisciplinario independiente al equipo tratante (art.
24). Como se observa, existen límites temporales, pero
no se nombra la cuestión de la internación prolonga-
da. Aun así, sería posible derivar de ellos una denición
operacional de internación prolongada.
Por otro lado, también se encuentran deniciones
de “larga estadía, que podrían tomarse como sinóni-
mos de internación prolongada. Éstas hacen parte de
indicadores del proceso de atención en sistemas y ser-
vicios de salud mental, siendo un indicador especíco
para hospitales psiquiátricos. Allí se dene a la larga
estadía como aquella con una duración de un año o
más (OMS, 2005; Saxena et al., 2006). Sin embargo,
tomar un año como parámetro para internaciones por
salud mental en hospitales generales no pareciera ade-
cuado, considerando el objetivo de trabajo en urgen-
cias y casos agudos en tales instituciones.
A partir de lo anterior, el objetivo de este trabajo
es describir y analizar las deniciones operacionales
existentes en la literatura cientíca y técnica sobre las
internación prolongada por salud mental para hospi-
tales generales, observando particularmente la varia-
ble temporal en tal denominación.
Método
Para responder al objetivo señalado, realizamos una
revisión de literatura cientíca y de documentos téc-
nicos de autoría gubernamental. Respecto a la lite-
ratura cientíca, efectuamos una primera búsqueda
en PubMed en la cual se combinaron en el título y/o
abstract los términos “general hospital” (hospital ge-
neral) y “psychiatry” (psiquiatría) o “mental health
(salud mental) con: “prolonged hospitalization” (hos-
pitalización prolongada), “delayed discharge” (alta
demorada), “delayed transfer of care” (transferencia
de cuidado demorada), “extended hospital stay” (esta-
día hospitalaria extendida), “prolonged hospital stay”
(estadía hospitalaria prolongada), “alternative level of
care” (nivel alternativo de cuidado), y “bed-blocking”
(bloqueo de cama). Esta primera búsqueda arrojó 5
resultados. Se efectuó una segunda búsqueda en la
cual se excluyeron los descriptores “psychiatry” (psi-
quiatría) y “mental health” (salud mental). Esta segun-
da búsqueda arrojó 75 resultados. Se revisaron los 80
resultados, eliminando las repeticiones o el no poder
acceder al documento completo, quedando así 68 ar-
tículos. Paso seguido se leyeron los resúmenes, y 58 se
centraban en el tema de interés. De éstos, 7 eran espe-
cícos de salud mental, 9 no especicaban la proble-
mática, 7 se enfocaban en determinados grupos eta-
rios (adultos mayores o niños) y los restantes trataban
sobre diversas problemáticas de salud o intervencio-
nes médicas. Posteriormente se leyó el texto completo
a n de determinar si se daba una denición explícita
de internación prolongada o término equivalente. Sólo
11 daban tal denición, siendo estos los incluídos para
el análisis nal, en donde se revisó la denición que se
daba de internación prolongada o término equivalente
utilizado, y si se explicitaba una delimitación temporal
en tal denición (Besa et al., 2023; Claydon et al., 2022;
Jankowski et al., 2023; Jasinarachchi et al., 2009; Kiro-
llos, 1997; Lewis & Glasby, 2006; Majeed et al., 2012;
Reddy et al., 2003; Rubin & Davies, 1975; Tafazal et al.,
2018; Yovera-Aldana et al., 2024). En estos artículos, se
revisaron también las referencias a n de identicar tra-
bajos adicionales que aportasen al análisis.
Posterior a la revisión de los artículos cientícos,
se realizó una búsqueda de documentos técnicos de
autoría gubernamental, en los que se hiciera referen-
cia a la duración de las internaciones. Se incluyeron
planes, protocolos, guías, glosarios de términos e in-
formes de situación sobre atención en salud mental.
Esta búsqueda se enfocó en países con guías o linea-
mientos técnicos en idioma inglés o español. Adicio-
nalmente se hizo una búsqueda en portugués para in-
cluir a Brasil. Se revisaron las páginas web ociales de
los ministerios de salud de los niveles nacional y sub-
nacional (estado o provincia), encontrando 13 docu-
mentos de Australia, Canadá, Estados Unidos y Reino
Unido (An Roinn Sláinte, sf; Department of Veterans
Aairs, 2021; National Health Performance Authority,
Commonwealth of Australia, 2013; National Health
Services, 2019; Oce of the Auditor General, Western
Australia, 2022; Ontario, 2023a, 2023b; Public Health
Scotland, 2021, 2023; Québec, 2020; Saskatchewan,
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2015; Welsh Government, 2016a, 2016b). Se procuró
realizar una búsqueda más detallada para los países
de la región de América Latina, pero con la estrategia
descrita, no se obtuvieron resultados.
Resultados
Los términos encontrados se agruparon en dos cate-
gorías: una centrada en la dimensión temporal, y otra
en la dimensión de organización del cuidado. No obs-
tante, se trata de una diferenciación articial, en tan-
to ambas ideas están presentes en ambos grupos de
conceptos.
Denición temporal: internación prolongada,
hospitalización de larga duración
La internación prolongada también se nombra como
estancia hospitalaria prolongada, hospitalización pro-
longada y hospitalización de larga duración. En esta
denición se establece un número de días de inter-
nación, que de alcanzarse o superarse, la internación
es considerada prolongada. Ahora bien, el número de
días que se establece para dicho límite temporal varía
de acuerdo al tipo de patología o problema, gravedad
del motivo de ingreso, servicio del que se trate o del
nivel de complejidad del hospital en el que ocurra la
internación (Besa et al., 2023). Por ejemplo, en dos
estudios, uno en Filipinas y otro en Polonia, se com-
pararon los límites temporales de la internación en si-
tuaciones de urgencia o de intervenciones programa-
das, siendo más prolongados en el primer caso (Besa,
et al., 2023; Jankowski, et al., 2023).
En los artículos analizados, el límite máximo dado
para iniciar la cuenta de una internación prolongada
fue de 21 días, iniciándose la cuenta en períodos in-
feriores a ello como 14, 10 o 6 días (Kirollos, 1997;
Towle et al., 2021; Yovera-Aldana, et al., 2024). A su
vez, el análisis por especialidad, indicaba que las in-
ternaciones por psiquiatría se contaban entre las más
prolongadas (Ofori-Asenso et al., 2020).
Cabe agregar que los tiempos para denir la inter-
nación prolongada solían responder a una denición
de cada institución, considerando los tiempos anuales
promedio de internación, y deniendo como prolon-
gadas a aquellas internaciones que se ubicaban por
sobre el centil 75 (Ofori-Asenso et al., 2020). Esta es-
trategia, además de ser utilizada por instituciones de
salud, se observó también en documentos técnicos de
salud mental de autoría gubernamental, en donde se
consideraba el promedio de días de internación como
parámetro para el año siguiente: si una internación su-
peraba dicho promedio, sería considerada prolongada
(National Health Service, 2019). El problema de este
método es que el promedio de días de internación en
salud mental puede tener gran dispersión, por lo cual
sería necesario realizar mediciones más especícas,
por ejemplo por tipo de problemática. Aún así, vale la
pena mencionar que un documento técnico del Reino
Unido del año 2019, indicaba que el promedio de días
de internación en salud mental era de 32 en hospitales
psiquiátricos (National Health Service, 2019).
A su vez, algunos trabajos plantean la necesidad
de agregar en la denominación, la razón por la cual la
internación es prolongada. Por ejemplo, establecer si
la internación prolongada se produce en personas con
criterios clínicos y/o de funcionalidad para el alta, o
dicho en otros términos, si la internación es prolon-
gada por razones clínicas o “sociales” (Majeed et al.,
2012; Reddy, et al., 2003)
Denición de organización del cuidado: Alta
demorada, nivel alternativo de cuidado, trans-
ferencia de cuidado demorada, hospitaliza-
ción inadecuada
Se considera que un alta es demorada cuando una
persona permanece internada después de haberse
evaluado que está en condiciones clínicas para irse
(Majeed et al., 2012; Rojas-Garcia et al., 2018). Así,
la persona continúa en el hospital debido a la ausen-
cia de alternativas adecuadas de cuidado, y en espera
de ser transferido a un destino alternativo. El modo
de denominar a este fenómeno varía entre países. El
término utilizado en Canadá es “alternative level of
care” (nivel alternativo de cuidado), enfatizando que
la persona permanece porque no ha podido derivarse
al nivel y al tipo de cuidado que requiere (Kuluski et
al., 2017). Según estimaciones realizadas hace varios
años correspondientes a Ontario, Canadá, un 14 % de
todos los pacientes hospitalizados correspondían a la
categoría de “nivel alternativo de cuidado, y dentro de
ellos, un 9 % eran pacientes internados en camas de
salud mental (Little et al., 2015). En el caso del Reino
Unido, el término utilizado es “Delayed discharges
(altas demoradas) (Claydon et al., 2022; Jasinarachchi
et al., 2009; Lewis & Glasby, 2006; Tafazal et al., 2018).
También en Reino Unido es utilizado el término
“bed blocking” (bloqueo de cama), siendo un término
antiguo. El criterio temporal para hablar de éste era
de 4 semanas o más de estancia en un hospital general
(Rubin & Davies, 1975). Más recientemente, se asocia
el bloqueo de cama con el término “delayed transfer of
care” (transferencia de cuidado demorada). Se indica
que ello ocurre cuando la persona ha sido dada de alta
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a su casa, a un dispositivo residencial, o espera trans-
ferencia para otro servicio de salud, y las condiciones
para que tal transferencia ocurra no están dadas, por
ejemplo por no haberse realizado las adaptaciones re-
queridas en el domicilio, por demoras administrativas
o porque no hay cupo en los otros servicios o niveles
de cuidado (Gaughan et al., 2017). En cuanto a su me-
dición, se ha planteado que las altas demoradas pue-
den (y deben) registrarse desde el día en que el equi-
po de atención determinó que la persona estaba en
condiciones clínicas para el alta, o bien se empiezan a
contar desde el día tres en adelante a que la condición
de alta clínica haya sido determinada por el equipo
tratante (Tucker et al., 2017).
Otro término asociado es el de “hospitalización
inadecuada, la cual puede ocurrir cuando una perso-
na permanece hospitalizada posterior al alta clínica, o
cuando el criterio por el cual la persona fue hospitali-
zada se considera inadecuado desde el punto de vista
clínico (Hammond et al., 2009). Un término también
utilizado para describir la situación de personas que
permanecen en el hospital luego de que el personal de
salud evaluó que estaban clínicamente listas para irse
es el de “long stay patient” (paciente de larga estadía),
considerándose como causa principal de ello la falta
de servicios disponibles que respondan a las necesi-
dades de tratamiento en la comunidad (Oce of the
Auditor General, Western Australia, 2022).
Discusión
Pese a las limitaciones de la búsqueda realizada, en-
tre las que se cuentan el haberse restringido a ciertos
idiomas y haber dejado por fuera parte de la produc-
ción cientíca y técnica en materia de organización
de servicios, así como a no realizar una búsqueda de
literatura gris, consideramos que es posible proponer
que se utilice la denominación de “alta demorada. Al
estructurarse desde la organización del sistema de aten-
ción, de este modo se enfatiza que la internación en
los hospitales generales es un componente de la red de
cuidados en salud mental de la que se dispone en un
territorio especíco, y no un hecho aislado de atención.
Estudios realizados en Argentina mencionan la falta de
servicios de cuidado alternativo como posible causa de
la demora en las altas por salud mental. También, que
las dicultades en la articulación entre el hospital y los
servicios comunitarios podrían asociarse con estas de-
moras (Malleza et al., 2022; Schiavo et al., 2017).
También, porque la denominación prolongada se
asocia más fácilmente a una extensión en el tiempo,
y pese a que creemos fundamental incluir un criterio
claro y estandarizado temporal que sirva para el mo-
nitoreo interno de los servicios así como del sistema
de atención, no necesariamente un alta demorada es
prolongada. Por ejemplo, puede ocurrir que un alta es
demorada a los tres días, si el criterio por el cuál fue
internada la persona cesó.
Además, la revisión realizada respalda la necesidad
de que los servicios lleven un registro de las altas de-
moradas, y que puedan identicar y registrar cuando
una persona está en condiciones de alta pero la misma
no ocurre, incluyendo las razones para que se produzca
esta demora: falta de cupo en otros servicios de la red
de cuidados, falta de consecución de turno para segui-
miento, falta de un lugar adecuado al cual vuelva o vaya
a vivir la persona, etc. (Kuluski et al., 2017, Majeed et
al., 2012 y Reddy, et al., 2003). Así, sugerimos agregar
esta explicación de los motivos en el uso del término
por parte de los servicios. Este registro podría ayudar a
contar con datos y argumentos frente a los tomadores
de decisiones respecto a la necesidad de desarrollar ac-
ciones para reducir este tipo de situaciones.
Respecto a la cuestión temporal y su registro, se
podrían subrayar dos cuestiones. Por un lado, podría
ser pertinente que se contabilicen los días desde que se
dene que un alta es demorada, y que se lleve un con-
teo de este “exceso de días de internación” como indi-
cador de los procesos de atención. El término “exceso
remite conceptualmente a las ideas sobre prevención
cuaternaria, en el sentido de tener presentes las conse-
cuencias adversas que puede tener una intervención,
más si esta se produce en “exceso” (De Vito, 2013).
A partir de la revisión y análisis realizados, pare-
cería importante denir un límite temporal estanda-
rizado para las altas demoradas en hospitales genera-
les. Tal como se señaló en los resultados, los límites
temporales que se encontraron eran variados y fue-
ron de entre 6 y 32 días (Kirollos, 1997; Towle et al.,
2021; Yovera-Aldana, et al., 2024; Ofori-Asenso et al.,
2020; National Health Service, 2019) En función este
criterio temporal identicado en la revisión realizada,
se podría marcar como límite temporal para nuestro
contexto los 30 días, atendiendo adicionalmente a
cuestiones vigentes en términos de cobertura de ser-
vicios y de pautas jurídicas en Argentina (Ley 26657,
2010; Decreto 492, 1995). Este límite de 30 días podría
servir como “evento centinela” de la red de cuidados
en salud mental en nuestro contexto, esto es, como se-
ñal de alarma de que la red no está funcionando de
forma óptima (González de Chávez, 1993). Cabe reco-
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nocer que este límite temporal es amplio, y que puede
resultar irrisorio por su exceso para otros contextos
y sistemas de atención. Pero dada la situación actual
de Argentina, y en particular de los servicios públicos,
consideramos necesario trazar un horizonte alcanza-
ble en el mediano plazo, siendo necesario redenirse
y adecuarse periódicamente.
Así, toda internación en un hospital general que
alcance los 30 días sería denida como un alta demo-
rada, aunque pudiese haber altas demoradas con una
duración menor, si es que el criterio clínico del alta ya
se hubiera establecido. De este modo, la denición de
alta demorada por salud mental en hospitales genera-
les que proponemos es: “toda internación que continúe
pese a que ya se hubiese denido que la persona está en
condiciones de alta desde una perspectiva clínica o toda
internación que tenga una duración de 30 días o más.
Es claro que existen diferencias en la duración de
las internaciones entre hospitales generales públicos
y privados, así como entre hospitales generales loca-
lizados en diferentes puntos del país, así como a las
diferencias particulares que se pueden dar en ciertos
casos concretos de personas internadas. Sin embargo,
defendemos la necesidad de establecer un criterio mí-
nimo común para la denición de las altas demoradas
en hospitales generales, que permita, entre otras co-
sas, identicar y analizar las razones detrás de dichas
diferencias, y evaluar si es necesario implementar ac-
ciones para abordar una situación que consideramos
un indicador de inequidad en salud.
Un aspecto que queda abierto a la discusión es por
la diferenciación u homologación de la denición de
altas demoradas para hospitales generales y neurop-
siquiátricos (o de servicios o áreas de agudos para
estos últimos). Consideramos que en el estado actual
del proceso de reforma en Argentina, y dada la red de
servicios existente, podría ser necesario mantener esta
diferenciación, al menos como criterio de base, a ser
revisado y valorado en su utilidad o no, en contraste
con la práctica. Pero, sin un mínimo de criterios co-
munes, resulta difícil poder avanzar en la mejora de la
atención en salud mental.
No quisiéramos terminar este trabajo sin mencio-
nar el contexto en el cual lo escribimos, contexto que
suponemos incide en las altas demoradas. Hoy Argen-
tina atraviesa una crisis social profunda, con un 52 %
de la población bajo la línea de pobreza y un 18 % bajo
la línea de indigencia, según datos del Observatorio
de la Deuda Social Argentina respecto del primer se-
mestre de 2024 (Di Grande, 2024). Creemos que para
poder dar cuenta de este impacto en las condiciones
de salud mental de la población y en su atención,
primero tenemos que ponernos de acuerdo en cómo
nombrar y medir el problema. Y esto, no da espera.
Conicto de intereses: las autoras declaran no pre-
sentar conicto de intereses.
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Artículo de revisión
55
¿Incluyó alguna vez el DSM el autismo de Asperger? Hacia una
relectura del “síndrome de Asperger”
Did the DSM ever include Asperger’s autism? Towards a rereading "Asperger syndrome"
Kevin Rebecchi1
RECIBIDO 20/5/2025 - ACEPTADO 17/8/2025
1.Becario de investigación y docencia, Universidad Lumière Lyon 2, Laboratorio DIPHE (Desarrollo, Individuo, Proceso, Discapacidad, Educación), Lyon,
Francia. https://orcid.org/0000-0001-6948-1584
Correspondencia:
kevin.rebecchi@univ-lyon2.fr
Lugar de realización del trabajo: Laboratorio DIPHE (Desarrollo, Individuo, Proceso, Discapacidad, Educación), Universidad
Lumière Lyon 2, Lyon, Francia.
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 55-61. https://doi.org/10.53680/vertex.v36i169.898
https://doi.org/10.53680/vertex.v36i169.898
Resumen
Este artículo examina críticamente el legado de Hans Asperger en relación con los diagnósticos contem-
poráneos del autismo. Aunque se discute ampliamente el “síndrome de Asperger”, pocos han abordado sus
escritos originales o la literatura histórica más amplia, incluyendo a autores como Grunia Sukhareva, Leo
Kanner, George Frankl y Lorna Wing. El texto revisa las contribuciones de Asperger (1938–1980) para aclarar
su visión del autismo como un neurotipo distinto con fortalezas y desafíos especícos. Luego contrasta esta
perspectiva con la reinterpretación de Wing, en particular su estudio de 1979 y la introducción del término
“síndrome de Asperger” en 1981, que destacó décits sociales y comunicativos, y difuminó las fronteras entre
autismo y discapacidad intelectual. El artículo concluye con un análisis de la eliminación del síndrome de As-
perger del DSM-5, argumentando que la formulación del DSM-IV reejaba la adaptación de Wing, y no la visión
matizada de Asperger. Este cambio se enmarca en un giro hacia la diversidad cognitiva y la despatologización.
Palabras clave: autismo, síndrome de Asperger, tríada de Wing, diversidad cognitiva, diagnóstico
Abstract
This article critically examines Hans Asperger’s legacy in relation to contemporary autism diagnostics. While “Asper-
ger’s syndrome” is widely discussed, few have engaged with Asperger’s original work or the broader historical literature,
including Grunia Sukhareva, Leo Kanner, George Frankl, and Lorna Wing. The paper reviews Asperger’s contributions
(1938–1980) to clarify his view of autism as a distinct neurotype with specic strengths and challenges. It then con-
trasts this with Wing’s reinterpretation, particularly her 1979 study and 1981 introduction of “Asperger’s syndrome,
which emphasized social and communication decits and blurred lines between autism and intellectual disability. The
article concludes with an analysis of the removal of Asperger’s syndrome from the DSM-V, arguing that the DSM-IV
construct reected Wing’s adaptation, not Asperger’s writings. This change is situated within a broader shift toward
cognitive diversity and depathologization, suggesting that debates over the syndrome’s existence are more complex
than often assumed.
Keywords: autism, Asperger syndrome, Wing's triad, cognitive diversity, diagnosis
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¿Incluyó alguna vez el DSM el autismo de Asperger? Hacia una relectura del “síndrome de Asperger”
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 55-61.
Introducción
Las discusiones sobre el síndrome de Asperger están
ampliamente difundidas, particularmente en las redes
sociales y en la investigación académica, donde los de-
bates a menudo giran en torno a preguntas simplica-
das como “¿sigue existiendo el síndrome de Asperger?”
o “¿es todavía un diagnóstico válido?”. Sin embargo, la
realidad es mucho más compleja que lo que sugieren
estas preguntas binarias. Uno de los principales proble-
mas en estas discusiones es que, aunque muchas perso-
nas hacen referencia a Hans Asperger, muy pocas han
leído y estudiado realmente sus escritos originales. Aún
menos se han involucrado con la literatura histórica
más amplia sobre el autismo, incluyendo los trabajos de
Grunya Sukhareva, Leo Kanner, George Frankl y Lorna
Wing. Como resultado, gran parte del discurso en torno
al síndrome de Asperger está moldeado por conceptos
erróneos, opiniones sin fundamento e interpretaciones
superciales, más que por una comprensión rigurosa
del contexto histórico y cientíco.
Método
Este artículo busca aclarar estas complejidades me-
diante una revisión estructurada de la literatura rele-
vante.
La primera sección examinará el trabajo original
de Asperger, delineando su conceptualización del au-
tismo y las formas en que difería de los marcos diag-
nósticos modernos.
La segunda sección se centrará en las contribucio-
nes de Lorna Wing, quien acuñó el término síndrome
de Asperger en 1981, después de la muerte de Asper-
ger, y cuya investigación epidemiológica desempeñó
un papel clave en la conguración de los criterios
diagnósticos que posteriormente aparecieron en el
DSM-IV y el DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico
de los trastornos mentales) y en la última revisión de
la quinta edición (American Psychiatric Association,
2003, 2012, 2022).
Finalmente, el artículo discutirá la eliminación del
síndrome de Asperger como diagnóstico en el DSM-5,
analizando sus implicaciones y consecuencias, particu-
larmente en relación con cómo se comprende el autis-
mo en la actualidad.
Resultados
Los trabajos de Asperger
a. La tesis de Hans Asperger de 1944
La tesis de Hans Asperger de 1944 (traducida y co-
mentada en Rebecchi, 2023a) en la Universidad de
Viena, titulada Psicópatas autistas, es uno de sus textos
fundamentales sobre el autismo, particularmente por
la precisión de sus observaciones.
Asperger introduce su obra destacando la dicultad
de ordenar y comprender la diversidad humana. Critica
las clasicaciones unidimensionales como las de Krets-
chmer o Jung, que considera insucientes para hacer
justicia a la complejidad de las personalidades. Reco-
noce las aportaciones de Kretschmer en cuanto a la co-
rrespondencia entre rasgos físicos y mentales. También
critica las tipologías basadas en un solo rasgo primario,
como la de Kurt Schneider. Asperger preere el enfo-
que multidimensional de Schröder, que tiene en cuenta
diversos aspectos de la vida mental, como el intelecto,
la imaginación y las facultades cognitivas. Sin embargo,
observa que incluso este enfoque puede volverse de-
masiado rígido y reductivo, corriendo el riesgo de no
captar la singularidad de cada individuo. Para Asperger,
la personalidad humana es un organismo donde cada
rasgo está conectado e inuye en los demás. La inteli-
gencia y la cognición no son constantes cuanticables,
sino funciones complejas que varían cualitativamente
de una persona a otra. El objetivo no es clasicar dife-
rentes partes de una persona, sino comprender la per-
sonalidad en su conjunto. Según él, el método de ob-
servación debe, por tanto, partir de la intuición y de los
fenómenos expresivos para captar la esencia del indi-
viduo. Así, los rasgos afectivos se revelan en la relación
educativa, donde el observador forma parte de una uni-
dad viva con el niño. Este enfoque permite una mejor
comprensión de la personalidad y posibilita la formula-
ción de conclusiones pedagógicas y pronósticas.
El término “autista” es elegido por Asperger para
designar la condición fundamental que parece estruc-
turar la personalidad de estos niños. Se inspira en el
trabajo de Bleuler sobre la esquizofrenia, en la que el
autismo se maniesta como una pérdida de contacto
con la realidad y una falta de interés por el mundo
exterior. Asperger observa que el individuo autista
está centrado en sí mismo (“auto”), sin formar parte
de un organismo más amplio. A diferencia de los es-
quizofrénicos, los niños descritos por Asperger no son
psicóticos, y su trabajo se enfoca principalmente en
describir todos los rasgos de personalidad de los indi-
viduos autistas, explicando sus dicultades, fracasos y
éxitos particulares.
En esta obra, Asperger ilustra sus observaciones
mediante el estudio de varios casos de niños autistas.
El primer caso es el de Fritz quien experimenta di-
cultades académicas y sociales desde muy temprana
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¿Incluyó alguna vez el DSM el autismo de Asperger? Hacia una relectura del “síndrome de Asperger”
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edad. Comienza a hablar muy pronto, pero con un
estilo propio de una persona mucho mayor. Es des-
obediente, no respeta la autoridad y se dirige a todos
de manera informal. Presenta movimientos estereo-
tipados y su expresión es peculiar. Su habla es lenta,
modulada y frecuentemente no relacionada con la
pregunta formulada. Las pruebas de inteligencia son
difíciles de administrar y los resultados son contradic-
torios, revelando habilidades avanzadas en ciertos do-
minios y dicultades en otros. Parece difícil de educar
ya que no responde a los métodos tradicionales. Sin
embargo, con enfoques pedagógicos especícos, logra
resultados académicos aceptables.
El segundo caso es el de Harro, un niño más in-
dependiente, que va solo a la escuela desde los siete
años. Es descrito como un niño robusto y musculoso.
Tiene una voz profunda y habla de manera madura,
con un alto grado de introspección. Tiene intereses
únicos y le gusta experimentar. Las pruebas de inte-
ligencia revelan grandes capacidades de abstracción y
espontaneidad. Aunque lee mal, comprende el sentido
de los textos. Sus habilidades matemáticas son impre-
sionantes, pero su razonamiento puede ser poco con-
vencional y a veces erróneo. Tiene dicultades para
adaptarse a exigencias prácticas y sociales. Asperger
observa que debe utilizarse con él un método educati-
vo objetivo e impersonal, ya que no adquiere instinti-
vamente los hábitos sociales.
Por su lado, Ernst, el tercer caso, experimenta di-
cultades de aprendizaje y comportamiento desde que
empieza la escuela. Su lenguaje es adulto, pero sus ha-
bilidades prácticas son limitadas. Tiene problemas de
concentración y sus resultados en los tests de inteli-
gencia son bajos. Sus respuestas a las preguntas suelen
estar fuera de lugar y tiene grandes dicultades con la
lectura y la escritura.
Finalmente, Hellmuth, tiene antecedentes de as-
xia al nacer y convulsiones. Su desarrollo es lento, pero
habla rápidamente como un adulto. Tiene sobrepeso y
problemas físicos. Su apariencia es descrita como gro-
tesca. Destaca en ortografía pero es débil en aritmética
y en la comprensión práctica de la vida. También es
pedante, obsesivo y difícil de educar, como Ernst.
Asperger describe nalmente los rasgos comunes
de estos niños. Los niños autistas presentan contacto
visual inusual, mirada evasiva y expresiones faciales
limitadas. Sus voces suelen ser anormales, ya sean
monótonas o excesivamente moduladas, y su habla se
dirige frecuentemente al vacío. Pueden tener una alta
inteligencia verbal, con pensamiento original y un vo-
cabulario rico. A menudo desarrollan intereses espe-
cícos y habilidades excepcionales en ciertos campos.
Son frecuentemente hipersensibles a sus procesos cor-
porales y a los detalles de su entorno. Esta capacidad
de introspección está vinculada a su distanciamien-
to del mundo exterior, condición necesaria para la
abstracción. Además, estos niños tienen dicultades
para adaptarse a las exigencias sociales y educativas.
Sus comportamientos son a menudo percibidos como
extraños e inapropiados. Asperger señala que su vida
emocional está alterada, con reacciones inesperadas
y torpeza motriz. Asimismo, observa que los rasgos
autistas están a menudo presentes en sus padres, par-
ticularmente entre intelectuales o artistas. A pesar de
sus dicultades, Asperger subraya que los individuos
autistas pueden integrarse con éxito en la sociedad y
desempeñar un papel único dentro de ella. Para lo-
grarlo, es esencial una educación respetuosa. Asperger
insiste por tanto en la necesidad de comprender mejor
a estos niños, tanto por su bienestar como por las en-
señanzas que ofrecen sobre cuestiones centrales de la
psicología, la pedagogía y la sociología.
En última instancia, en esta obra, Asperger señala
que es esencial considerar las diferencias que no son
visibles física o biológicamente. Las pruebas estanda-
rizadas son insucientes para identicar los rasgos au-
tistas, y la experiencia del observador es crucial (como
lo explicó antes Decroly y como más tarde describió
sistemáticamente Jean Piaget respecto al método clíni-
co-crítico).
También se puede señalar que una incapacidad
para adaptarse a una cultura (con sus normas y valo-
res irracionales) puede ser una característica del autis-
mo, pero esto no convierte al autismo en un trastorno.
Los individuos autistas a menudo tienen una con-
ciencia aguda de sus procesos corporales, una fuerte
interocepción y sensibilidades sensoriales particula-
res. El autismo puede incluso conferir ciertas ventajas,
particularmente en inteligencia, creatividad y pensa-
miento divergente, lo cual podría explicar fácilmente
los conictos con las normas sociales y educativas.
Los niños autistas suelen ser resistentes a la auto-
ridad y al condicionamiento, lo que exige una adap-
tación de la educación a sus perles especícos. Ade-
más, las diferencias entre los cerebros masculinos y
femeninos (especialmente en el sistema hormonal)
desempeñan un papel en la forma en que se manies-
ta el autismo.
En conclusión, las primeras observaciones de Hans
Asperger siguen siendo muy relevantes hoy en día. Su
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enfoque, basado en la observación cuidadosa y el res-
peto por las diferencias individuales, ofrece perspecti-
vas valiosas para una mejor comprensión y apoyo a las
personas autistas. Es importante reconocer que las di-
cultades que enfrentan los individuos autistas están
a menudo relacionadas con entornos inadecuados, y
que adaptar la sociedad podría permitir que estas per-
sonas desarrollen plenamente su potencial.
b. Otros trabajos de Asperger publicados en-
tre 1938 y 1982
En su obra de 1938 (traducida y comentada en Rebec-
chi, 2023b) sobre el niño psicológicamente anormal,
Asperger destaca la idea de que los rasgos positivos y
negativos están interconectados dentro de una perso-
nalidad coherente y que, por lo tanto, es esencial con-
siderar tanto los defectos como las cualidades.
Según él, el apoyo terapéutico tiene como objeti-
vo ayudar a los individuos a afrontar sus dicultades
y transformarlas en logros, reconociendo al mismo
tiempo que no están enfermos sino que son responsa-
bles de sí mismos. Incluso antes de su trabajo de 1944,
ya subrayaba la importancia de maximizar las capaci-
dades innatas del niño, neutralizando los riesgos in-
herentes, con el entorno del niño desempeñando un
papel crucial en este proceso.
En 1938, escribió sobre el diagnóstico diferencial del
autismo y señaló que el término “autismo” había sido
utilizado de forma independiente tanto por Leo Kan-
ner como por él para describir fenómenos similares. Si
bien ambos autores abordaron las dicultades afectivas,
Asperger puso un énfasis particular en el aspecto emo-
cional. También observó que las anomalías del lenguaje
sirven como indicadores de la incapacidad de un indi-
viduo para desarrollar relaciones interpersonales.
En lo que respecta a la educación y el acompaña-
miento de las personas autistas, ya sea por parte de
médicos, maestros, psicólogos o educadores, Asper-
ger subrayó, en un texto publicado póstumamente en
1982 (traducido y comentado en Rebecchi, 2023b), la
importancia de una comprensión precisa de cada niño
para poder ofrecer una educación holística que abar-
que tanto los aspectos físicos como los psicológicos.
Como se mencionó anteriormente, Asperger volvió
a destacar la importancia de entablar una conversa-
ción con el niño tanto con nes diagnósticos como
terapéuticos, considerándola un medio para formar
una comprensión de la personalidad del niño a la vez
que se ejerce una inuencia positiva posicionándose
como guía y fuente de apoyo. Asperger insistió en que
la conversación se diferencia de las pruebas psicoló-
gicas en que no debe estandarizarse, sino basarse en
una comunicación auténtica entre el adulto y el niño.
Esta “conversación médica” (similar al método clíni-
co-crítico de Piaget, mencionado anteriormente) se
describe como un “arte de la mayéutica, que permite
el “nacimiento” de un ser espiritual. Por ello aconse-
jaba, especícamente a los profesionales, que hicieran
preguntas sin imponer interpretaciones. El contenido
de estas conversaciones podía incluir temas como la
escuela, los intereses personales, la familia y las aspi-
raciones profesionales.
En última instancia, Asperger volvió a señalar que
las dicultades y las fortalezas están interconectadas y
deben apoyarse y comprenderse como un todo inte-
grado dentro del individuo. Así, las personas autistas,
incluso si pueden parecer distantes o poco interesadas
en su entorno sociocultural, viven dentro de la socie-
dad, forman parte de ella y deben ser consideradas
como miembros de pleno derecho. Asperger también
enfatizó que la desviación de lo ordinario no es indi-
cio de inferioridad y que todos los niños, sin importar
sus particularidades, deben tener la oportunidad de
encontrar su lugar en la sociedad.
c. El último texto de Asperger antes de su
muerte
En su texto nal, escrito antes de su muerte acaeci-
da en 1980, Asperger ofrece una perspectiva sobre el
autismo que diere signicativamente de las concep-
ciones contemporáneas, en particular de la tríada au-
tista de Lorna Wing, publicada aproximadamente en
la misma época. Asperger (traducido y comentado en
Rebecchi, 2024) critica la forma en que los médicos y
educadores observan e interactúan con los niños au-
tistas, argumentando que se basan en marcos analíti-
cos estandarizados e inadecuados, así como en méto-
dos educativos y comportamientos inapropiados que
no respetan el funcionamiento autista. Subraya que,
para interactuar de manera efectiva y duradera con un
niño autista, es esencial reconocer sus especicidades
y establecer una comunicación signicativa para crear
vínculos emocionales perdurables.
Explica que los niños autistas no aprenden por
imitación y no se adaptan a los métodos escolares
tradicionales, sino que deben ser guiados mediante el
desarrollo de sus habilidades únicas.
También señala que el autismo podría ser mucho
más frecuente de lo que comúnmente se cree y que
podría identicarse con mayor facilidad si las perso-
nas supieran cómo reconocerlo. Y, una vez más, desta-
ca los conictos frecuentes entre los niños autistas y su
entorno social debido a sus características especícas.
Asperger subraya además el valor social de las per-
sonas autistas, explicando que la diversidad humana
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Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 55-61.
surge de la existencia de estos rasgos atípicos. Según él,
los individuos autistas contribuyen signicativamente
al mundo y son esenciales para los logros cientícos
o artísticos de alto nivel. Así, desafía la idea de que el
autismo y los rasgos autistas deban ser considerados
como “discapacidades” o “trastornos.
Además, sugiere incluso, en consonancia con las
ideas de George Frankl (1957), con quien trabajó, que
todo ser humano es capaz de manifestar comporta-
mientos autistas. Destaca la noción de que la existen-
cia humana está caracterizada por una tensión entre
fuerzas opuestas y que existe un equilibrio entre for-
mar parte de una comunidad y mantener un sentido
de identidad propio.
El trabajo de Wing
a. La tríada autista de Wing y Gould (1979)
El artículo titulado “Severe Impairments of Social In-
teraction and Associated Abnormalities in Children:
Epidemiology and Classication” se centra en un estu-
dio epidemiológico realizado en el sudeste de Londres
por Wing y Gould, publicado en 1979. Este estudio
fue esencial en el desarrollo del concepto de la tríada
autista. A diferencia de Asperger, que basó su trabajo
en observaciones clínicas, Wing y Gould adoptaron un
enfoque epidemiológico, con el objetivo de evaluar la
prevalencia de estas condiciones dentro de una pobla-
ción denida.
Identicaron a 914 niños con discapacidades o tras-
tornos del comportamiento en una zona especíca de
Londres en entornos de educación especial. Entre ellos,
se seleccionaron 132 basándose en criterios especícos,
la mayoría de los cuales presentaban discapacidades
intelectuales, y la mitad mostraba deterioro intelectual
profundo (menos de 40 de coeciente intelectual). El
estudio se centró en niños ya conocidos por los ser-
vicios de salud, educación o servicios sociales, lo que
constituye un sesgo de muestreo signicativo. Ellas
propusieron en gran medida la idea de que el autismo
existe en un continuo con la discapacidad intelectual.
Además, su artículo sugiere que el autismo infan-
til no es una entidad distinta, sino que representa un
punto extremo en un continuo de trastornos (descrito
más adelante en Wing, 1988, 1990, 2005).
Wing y Gould señalan que los niños con deterioro
social a menudo presentan rutinas e intereses restrin-
gidos, lo que coincide con las observaciones de Asper-
ger. Sin embargo, su estudio sugiere que estos rasgos
están más estrechamente vinculados a la gravedad de
los deterioros sociales y a la discapacidad intelectual
que a un síndrome especíco, como habían propuesto
Kanner (1943, 1971) y Asperger.
b. El síndrome de Asperger según Lorna Wing
(1981)
En 1981, Lorna Wing publicó un artículo en el que
acuñó el término “síndrome de Asperger” (cabe seña-
lar que Asperger había fallecido en 1980). Describió
casos clínicos de individuos remitidos a servicios psi-
quiátricos y reconoció que su estudio probablemente
estaba sesgado hacia los casos más graves, señalando
además que no había examinado a personas que tuvie-
ran éxito en empleos ordinarios.
Contrariamente a la idea de Asperger de una inteli-
gencia generalmente elevada con fuertes capacidades
cognitivas, Wing observó una variabilidad signicati-
va en las habilidades intelectuales, con muchos indivi-
duos que presentaban retrasos intelectuales. También
subrayó que aquellos clasicados con síndrome de As-
perger a menudo carecían de sentido común, aunque
podían poseer excelentes habilidades de memoria,
argumentaba que su comprensión de conceptos abs-
tractos era débil y que tenían dicultades para captar
el signicado profundo de la información.
Mientras que Asperger describía habilidades lin-
güísticas sosticadas, Wing señaló deciencias en la
comunicación, incluyendo un contenido del habla
empobrecido, dicultades de comprensión, discurso
inapropiado y una tendencia a utilizar frases memo-
rizadas. También identicó dicultades especícas de
aprendizaje en áreas como la aritmética, la lectura y la
escritura.
En contraste con la visión de Asperger sobre una
creatividad fuerte e innata, Wing describió un proceso
de pensamiento que a menudo era rígido y carente de
originalidad y sugirió que las ideas nuevas surgían a
menudo de puntos de partida inusuales más que de
una creatividad genuina.
Mientras Asperger consideraba que, en general,
el pronóstico de integración social era positive, Wing
adoptó una perspectiva muy diferente, enfocándose
en los deterioros cognitivos, los trastornos psiquiátri-
cos asociados y las dicultades de adaptación y subra-
yó que la autonomía social depende de varios factores,
incluyendo las capacidades cognitivas, el tempera-
mento y el apoyo social.
Discusión
La eliminación del síndrome de Asperger del DSM-5
representó un punto de inexión signicativo en la for-
ma en que el autismo se conceptualiza dentro de los
sistemas de clasicación psiquiátrica. Esta decisión
puede analizarse desde múltiples perspectivas, pero
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¿Incluyó alguna vez el DSM el autismo de Asperger? Hacia una relectura del “síndrome de Asperger”
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 55-61.
destacan dos consideraciones clave. En primer lu-
gar, el síndrome de Asperger descrito en el DSM-IV
tenía poca o ninguna relación con el trabajo original
de Hans Asperger y era, en cambio, una construcción
desarrollada por Lorna Wing. En este sentido, la con-
ceptualización del autismo según Asperger nunca fue
incluida en ningún manual diagnóstico importante
de trastornos mentales, como el DSM o la CIE (Cla-
sicación Internacional de Enfermedades). En segun-
do lugar, el propio Asperger no describía realmente
el autismo como un trastorno psiquiátrico, sino más
bien como un neurotipo o incluso como un rasgo de
personalidad. Por lo tanto, la eliminación del térmi-
no “Asperger” del DSM y, más ampliamente, del dis-
curso psiquiátrico, puede interpretarse como un paso
hacia el reconocimiento de la diversidad cognitiva, la
despatologización del autismo, pero también como la
creación de una confusión conceptual entre el autis-
mo patológico y el no patológico, como se discute, por
ejemplo, en el fenotipo ampliado del autismo.
La inclusión del síndrome de Asperger en el DSM-
IV (1994) se basó en gran medida en el trabajo de Lor-
na Wing, y no en la investigación original de Asperger.
Wing, quien inventó y acuñó el término “síndrome de
Asperger” en 1981, lo desarrolló como parte de su tra-
bajo más amplio sobre la tríada autista y los estudios
epidemiológicos sobre los trastornos del desarrollo.
Sin embargo, la conceptualización del síndrome de
Asperger por parte de Wing difería fundamentalmente
de las descripciones originales de Asperger. Su trabajo
se basaba principalmente en un enfoque epidemioló-
gico más que en estudios de casos individuales, y sus
criterios diagnósticos se centraban principalmente en
décits en la interacción social, comportamientos res-
trictivos y alteraciones en la comunicación.
Además, la muestra de investigación de Wing en su
estudio de 1981 estaba compuesta principalmente por
individuos remitidos a servicios psiquiátricos y con
fuertes discapacidades intelectuales, lo que introdujo
un sesgo de selección signicativo hacia los casos más
graves. Esto contrasta con las observaciones originales
de Asperger, en las que describía a individuos con ras-
gos cognitivos y sociales altamente especícos, a menu-
do caracterizados por una gran capacidad intelectual,
creatividad y una forma única de procesar la informa-
ción. La versión del síndrome de Asperger según Wing,
tal como fue incorporada posteriormente en el DSM-
IV, no era por tanto una representación directa de la
conceptualización de Asperger sobre el autismo, sino
más bien una adaptación diseñada para encajar dentro
del marco de su hipótesis del continuo autista.
Dado que el trabajo de Asperger nunca fue inte-
grado formalmente en los manuales diagnósticos, se
puede argumentar que la eliminación del “síndrome
de Asperger” del DSM-5 no representa la exclusión de
las ideas de Asperger de la clasicación psiquiátrica,
porque en realidad nunca fueron incluidas (de hecho,
se podría decir incluso que el “síndrome de Asperger
del DSM se parece mucho más al trabajo de Kanner
que al de Asperger).
En cambio, lo que se eliminó (aunque no del todo,
ya que tanto el Trastorno del Espectro Autista (TEA)
como el síndrome de Asperger se basaban en el traba-
jo de Wing) fue una construcción que había sido in-
ventada por Wing y que no reejaba las descripciones
reales de Asperger sobre el autismo.
Otro argumento fundamental a favor de la elimi-
nación del síndrome de Asperger del DSM-5 es que el
propio Asperger no conceptualizaba realmente el au-
tismo como un trastorno en el sentido de la psiquia-
tría moderna. En lugar de considerar el autismo como
una patología psiquiátrica, Asperger lo va como una
forma distinta de ser, un neurotipo con fortalezas y
debilidades que no pueden separarse. Sus descripcio-
nes subrayaban que las personas autistas podían con-
tribuir de manera signicativa a la sociedad y que sus
perles cognitivos únicos podían conducir a logros
excepcionales en la ciencia, las matemáticas y las artes.
A diferencia del DSM, que clasica el autismo como
un trastorno con criterios diagnósticos bien deni-
dos, el enfoque de Asperger era más uido y holístico.
Describía los rasgos autistas como parte de un amplio
espectro de la diversidad humana, más que como sín-
tomas de una condición médica. En sus trabajos poste-
riores, enfatizaba aún más que el autismo no debía ser
visto únicamente en términos de décits, sino más bien
como un estilo cognitivo diferente, que conlleva su pro-
pio conjunto de fortalezas (lo cual contradice totalmen-
te, en términos conceptuales, al TEA).
Desde esta perspectiva, la eliminación del síndro-
me de Asperger del DSM-5 puede interpretarse como
un paso hacia el reconocimiento del autismo como
una forma de alteridad y otredad cognitiva (Corbey
& Leerssen, 1991; Wulf, 2016) y/o como diversidad
cognitiva (Horn, 1989; Stich, 1988), entendida como
diferentes maneras de pensar, una pluralidad de pro-
cesos mentales y funcionamientos cognitivos (por
ejemplo, lenguaje, percepción, procesamiento de in-
formación, creatividad) (Rebecchi, 2023c), en lugar de
una patología o una discapacidad. La integración del
síndrome de Asperger dentro de la categoría más am-
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¿Incluyó alguna vez el DSM el autismo de Asperger? Hacia una relectura del “síndrome de Asperger”
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plia del Trastorno del Espectro Autista en el DSM-5
fue recibida con controversias, pero nunca se basó en
el trabajo original de Asperger.
Además, este cambio está en consonancia con el
movimiento más amplio por la neurodiversidad (Sin-
ger, 1998, 2017), que, a veces, sostiene que el autismo
no es ni una discapacidad ni un trastorno que deba
ser “curado, sino más bien una variación natural de
la cognición humana. La eliminación del síndrome
de Asperger de la clasicación psiquiátrica puede por
tanto interpretarse como un reconocimiento de que el
autismo no debe denirse a través de una perspecti-
va médica, sino más bien desde una comprensión de
la diversidad neurológica en la biología, la psicología
cognitiva y evolutiva, la ecología y la antropología
(Rebecchi, 2025).
Conicto de intereses: el autor declara no tener con-
icto de intereses.
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Artículo de revisión
62
Resumen
A lo largo de la historia, la comunidad LGBTQ+ ha sido víctima de estigma y discriminación por tener una
orientación sexual, identidad y expresión de género diferente al establecido por la sociedad. Gran parte de
esta exclusión ha sido impulsada por la religión, la cual se respalda en la Biblia para condenar la diversidad.
Este rechazo sistemático ha contribuido al maltrato de estos individuos por los sistemas de salud, además de
presentar mayores obstáculos para el acceso. Aun así, un porcentaje importante de esta población pertenece,
voluntaria o involuntariamente, a grupos religiosos. Este artículo de revisión narrativa tiene como objetivo
comprender y sintetizar la literatura existente sobre la compleja relación entre la religión y la salud mental
de la comunidad LGBTQ+. Aunque las religiones han progresado hacia la aceptación, lo cual puede contribuir
positivamente a la salud mental en esta minoría, la mayoría mantiene una posición de rechazo y desaprobación.
Esta discriminación se ha asociado a mayores tasas de estigma internalizado, peor calidad de vida, mayor de-
presión, ansiedad, suicidio, abuso de sustancias y participación en actividades sexuales de riesgo, lo que pone a
esta población en riesgo de otros eventos adversos en salud, como lo es contraer VIH. Es necesario que las es-
cuelas de medicina formen a sus alumnos y residentes en abordajes holísticos que comprendan la religiosidad
y espiritualidad. Se deben realizar más investigaciones en esta minoría en diferentes contextos para entender
cómo abordar esta temática y generar mejores resultados en la atención en salud.
Palabras clave: salud mental, religión, LGBTQ+
Abstract
Throughout history, members of the LGBTQ+ community have been victims of stigma and discrimination due to their
sexual orientation, gender identity, and expression differing from societal norms. Much of this exclusion has been driven
by religion, which often uses biblical references to condemn diversity. This systematic rejection has led to mistreatment
of these individuals by healthcare systems and has posed signicant barriers to access. Despite this, a substantial per-
centage of this population is, either voluntarily or involuntarily, afliated with religious groups. This review article aims
to understand and synthesize existing literature on the complex relationship between religion and the mental health
of the LGBTQ+ community. A narrative synthesis was performed. Although some religions have made progress towards
acceptance, which can positively impact the mental health of this minority, the majority still maintain a stance of re-
jection and disapproval. This discrimination has been associated with higher rates of internalized stigma, poorer quality
of life, increased depression, anxiety, suicide, substance abuse, and participation in risky sexual activities with multiple
partners, which puts this population at risk for other adverse health events, such as contracting HIV. It’s essential for
medical schools to train their students and residents in holistic approaches that encompass religiosity and spirituality.
Further research is needed within this minority in diverse contexts to understand how to address these issues and
improve health care outcomes.
Keywords: mental health, religion, LGBTQ+
Religión y salud mental en la población LGBTQ+: una revisión
Religion and Mental Health in the LGBTQ+ community: a review
Valentina Belalcazar Vivas1
RECIBIDO 8/7/2024 - ACEPTADO 27/11/2024
1.Médica, Universidad de Pamplona. https://orcid.org/0009-0002-2897-7043
Correspondencia:
vberesearch@gmail.com
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 62-69. https://doi.org/10.53680/vertex.v36i169.899
https://doi.org/10.53680/vertex.v36i169.899
63
Religión y salud mental en la población LGBTQ+: una revisión
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 62-69.
Introducción
Los miembros de la comunidad LGBTQ+ experimen-
tan desafíos únicos de su ambiente a nivel social, emo-
cional y psicológico. Han sido maltratados y margina-
lizados por los sistemas de salud (Moagi et al., 2021)
y presentan obstáculos mayores para acceder a una
atención en salud de calidad (Duby et al., 2018).
La preferencia de los profesionales de salud hete-
rosexuales hacia pacientes de su misma orientación
sexual y la falta de educación sobre las necesidades en
salud de esta comunidad hacen que la calidad de la
atención sea menor (Casanova-Perez et al., 2021). Se
ha reportado que esta minoría experimenta más ba-
rreras para acceder a los servicios de salud (Conron et
al., 2010). Aquellos pertenecientes a esta comunidad
que viven con VIH reportaron que se les ha negado
el acceso, que los profesionales de la salud han usa-
do lenguaje inapropiado, no los tocan o lo hacen con
mucha precaución, y los han culpado por su estado de
salud (Lambda Legal Legacy, 2014). Estas conductas
discriminatorias hacen que la población no busque
ayuda, lo que tiene efectos deletéreos sobre su salud.
La religión ha servido a la humanidad como he-
rramienta para responder a cuestiones de identidad y
existenciales, además de ofrecer pautas morales que de-
terminan el comportamiento en sociedad y propician
la creación de una comunidad entre los creyentes. La
autoridad moral de la religión se ha usado como argu-
mento para rechazar y condenar a los miembros de la
población LGBTQ+. El cristianismo, considerada la re-
ligión más inuyente del mundo, clasica las relaciones
no heterosexuales como “abominación” e indica que
aquellos que incurran en estas conductas “han de ser
muertos, según el pasaje bíblico levítico 20:13. En el
islam, otra orden prominente, se describe en el Corán
como Lot, hijo de Terah, reprendió a los hombres que
cometieron “actos infames que ningún hombre había
cometido antes” y cuestionó el porqué de su orienta-
ción sexual. Posteriormente, Allah envió a los ángeles a
condenar a muerte a estos hombres “corruptos”.
Estas doctrinas se citan como argumento para
aprobar leyes, prácticas sociales y culturales que dis-
criminan a la comunidad, llevando a persecución,
violencia e incluso la muerte. Por tanto, se requiere
cuidadosa consideración ya que la religión puede in-
uenciar signicativamente la salud mental, la cual
está en riesgo signicativo de ser afectada en esta po-
blación en comparación con individuos heterosexua-
les y cisgénero (Bränström et al., 2024).
En este contexto de discriminación, la religión tie-
ne un impacto variado dependiendo de las diferentes
denominaciones doctrinales, pudiendo ser usada para
deshumanizar y segregar a la comunidad de participar
en actividades espirituales al ser considerada por la po-
blación LGBTQ+ como un ambiente inseguro (Taylor y
Cuthbert, 2018). Algunas religiones reciben más positi-
vamente a estos individuos y promueven la inclusión en
la comunidad religiosa. Estudios han demostrado que
aquellos que se relacionan con grupos religiosos rea-
rmantes tienen resultados de salud mental positivos
(Gattis et al., 2014)). Una encuesta realizada en el 2022
a la comunidad LGBTQ+ joven de Estados Unidos
mostró que, aquellos para los que la religión o espiri-
tualidad era importante o muy importante, reportaron
tasas signicativamente más bajas de síntomas depre-
sivos en comparación a aquellos que indicaron que es
poco o nada importante (e Trevor Project, 2022).
Entender los problemas de salud mental en esta
población integrando la religión como componente
clave del desarrollo biopsicosocial puede mejorar los
resultados terapéuticos y la relación médico-paciente,
ya que la religión puede servir como fuente de apoyo y
aceptación, o convertirse en un estresor que promue-
va la patología psiquiátrica. El objetivo de esta revi-
sión es comprender y sintetizar la literatura existente
sobre la compleja relación entre la discriminación re-
ligiosa, religiosidad y la salud mental en la comunidad
LGBTQ+.
Materiales y métodos
Se usaron diferentes bases de datos como PubMed, EM-
BASE y SciELO, se introdujeron palabras claves como
“LGBTQ, “lesbianas, “gays, “bisexual, “transgénero,
queer”, “religión, “salud mental, “impacto” y “rela-
ción” para limitar los resultados a publicaciones rele-
vantes al objetivo. Se realizó una búsqueda que cubriera
los años 2000 al 2024 para abarcar las tendencias ac-
tuales del tema. Los criterios de inclusión para admitir
los artículos fueron: ser publicados en inglés o español
y abordar la relación entre salud mental y religión de
aquellos que se identican como parte de la comunidad
LGBTQ+. Los criterios de exclusión fueron: enfocarse
en otro tipo de población o no abarcar la relación a es-
tudiar. En total, se usaron 21 artículos que cumplieron
los criterios de inclusión para la elaboración de esta re-
visión. A continuación, se realiza una síntesis narrativa
de los hallazgos.
Resultados
Discriminación religiosa y salud mental
Las doctrinas religiosas inuyen sobre la salud de to-
dos, incluso sobre la de los que no las profesan. Mu-
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Religión y salud mental en la población LGBTQ+: una revisión
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 62-69.
chas religiones promueven en sus textos guía el cui-
dado del cuerpo y la mente en honra a la divinidad,
llegando a su asociación con instituciones de salud
para la integración de los principios religiosos en la
atención médica, como ocurre en países donde pre-
domina el islam.
Una revisión de la literatura reportó que los profe-
sionales de la salud con aliaciones religiosas tienen ac-
titudes negativas frente a las personas LGBTQ+ (Wes-
twood, 2022). Se indagó sobre las objeciones al estilo de
vida LGBTQ+ en los profesionales de salud que traba-
jan con esta población, y se encontró que aquellos que
interpretan la biblia literalmente tienen más probabili-
dades de ser resistentes frente a discusiones reexivas,
moderación de sus creencias y actitudes.
Un estudio realizado en trabajadores sociales de
los Estados Unidos reveló que aquellos que tienen a-
liaciones religiosas y conservadoras apoyan leyes dis-
criminatorias que impiden la igualdad de derechos,
impactando negativamente en la salud de estos indivi-
duos (Lennon-Dearing y Delavega, 2016).
Otro estudio realizado en residentes de medici-
na interna del mismo país mostro que un 3 % de la
muestra “se sentiría incomodo tratando a pacientes
transgénero por razones personales, morales o religio-
sas” (Johnston y Shearer, 2017), aunque no se explo
como esta convicción afectaba su práctica médica.
Un estudio realizado en enfermeros con aliacio-
nes al islam reveló que estos reportaban niveles más
altos de homofobia y actitudes negativas hacia las les-
bianas y gays (Aynur et al., 2020).
A pesar de que la homosexualidad fue removida del
Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Menta-
les (DSM) en 1973, ya que no se considera un trastor-
no, la terapia de conversión, la cual tiene como objeti-
vo cambiar la orientación sexual, identidad de género
o expresión de género de un individuo basados en un
contexto religioso, sigue vigente. Esta “terapia” se ha ca-
talogado como antiética y ha sido rechazada por múlti-
ples asociaciones médicas al no tener evidencia alguna
(Human Rights Campaign [HRC], s.f.), puesto que pre-
tende “curar” a un individuo sin enfermedad, y se ha
asociado con pobre salud mental (Flentje et al., 2014;
Weiss et al., 2010). La participación en estas terapias
suele ser involuntaria y motivada por presión familiar.
Las personas de color que pertenecen a la comuni-
dad LGBTQ+ tienen más dicultad para acceder a los
servicios de salud mental (Center for Disease Control
and Prevention [CDC], 2023), esto puede deberse a
los costos, al racismo, la ubicación geográca, el estig-
ma sobre la salud mental y a factores culturales (Ame-
rican Psychiatric Assosiation [APA], s.f.). En conse-
cuencia, tienen mayor probabilidad de sufrir algún
trastorno de salud mental (Choi et al., 2021; Pollit y
Mallory, 2021). Un estudio realizado en hombres que
tienen sexo con hombres (HSH), miembros de la Igle-
sia Negra, reveló que la institución es de gran impor-
tancia para los participantes por su capacidad de inte-
gración de la religión con la familia y la comunidad,
por lo que no son capaces de abandonar sus hogares
religiosos dada la relevancia cultural de la iglesia, y,
por tanto, deciden ocultar su sexualidad para evitar
discriminación (Quinn et al., 2016).
Aceptar abiertamente la orientación, identidad o
expresión de género se ha asociado tanto a benecios
para la salud mental como a menor riesgo de padecer
un trastorno mental (Pachankis et al., 2015; Suppes et
al., 2021), sin embargo, el miedo a “salir del closet”
instigado por la discriminación religiosa impide a los
miembros de esta comunidad sopesar esta opción,
convirtiendo este secreto en un estresor con efectos
deletéreos para la salud mental (Suppes et al., 2021).
Conicto entre religiosidad y salud mental
Según una encuesta realizada en el 2022 a la comuni-
dad LGBTQ+ joven de Estados Unidos, 1 de cada 5 (20
%) jóvenes reportó que la religión era importante o muy
importante para ellos, además, 1 de cada 4 (25 %) indicó
incurrir en oración, meditación o reexión privada por
lo menos una vez a la semana o incluso a diario (e
Trevor Project, 2022).
Debido al rechazo hacia la población LGBTQ+,
existe un conicto entre la identidad sexual y de géne-
ro y la identidad religiosa. Muchas promueven un dis-
curso homofóbico, el cual, para los miembros activos
de estas religiones, es una fuente directa de estigma
y actitudes anti LGBTQ+, que contribuye a la cons-
trucción y perpetuación de la homofobia internaliza-
da (Barnes y Meyer, 2012), la cual se ha relacionado
negativamente con una peor salud mental y calidad de
vida (Lauricella et al., 2017; Wen y Zheng 2019).
Una revisión sistemática encontró que la mayoría
de individuos LGBTQ+ ha tenido malas experiencias
con la religión, manifestadas como micro agresiones y
abusos basados en la identidad sexual. El conicto en-
tre identidad sexual e identidad religiosa y el no poder
participar en las prácticas religiosas impacta su salud
mental, con mayores tasas de depresión, ansiedad, sui-
cidio, abuso de sustancias y actividades sexuales de alto
riesgo (Goodwin et al., 2022). Debido a este rechazo
sistemático, los miembros de la comunidad LGBTQ+
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son cautelosos al interactuar con estas organizaciones y
terminan abandonando estas instituciones de fe a pesar
de querer participar (McCannan et al., 2020).
A pesar de la ambivalencia entre identidades, el per-
tenecer a grupos religiosos que aceptan a la comunidad
puede servir como factor protector ante la discrimina-
ción y depresión (Gattis et al., 2014; Page et al., 2013).
Algunos investigadores encontraron que los miembros
de la comunidad LGBTQ+ experimentan emociones
positivas en un ambiente religioso abiertamente recep-
tor de su identidad (Valen y Graham, 2024).
Un estudio realizado en población joven pertene-
ciente a la comunidad LGBTQ+ encontró que aquellos
que viven en ambientes religiosos que apoyan la homo-
sexualidad tenían tasas signicativamente más bajas
de síntomas de abuso de alcohol y menor número de
parejas (Hatzenbuelher et al., 2012). Una encuesta evi-
denció que, cuando los participantes queer y cristianos
fueron expuestos a páginas web de iglesias que los apo-
yan abiertamente, tuvieron mayores expectativas de ser
aceptados que cuando fueron expuestos a iglesias que
los rechazaban, demostrando la importancia de los me-
dios usados por las entidades para abordar esta pobla-
ción en sus expectativas de integración a la comunidad
religiosa (Hugues y Rouse, 2023).
Discusión
La relación entre salud mental y religión en la comu-
nidad LGBTQ+ es compleja. Hay evidencia que apoya
los efectos tanto negativos como positivos que la re-
ligión puede tener en la salud mental de estos indivi-
duos. Se ha planteado que uno de los retos principales
para aquellos que son miembros activos de alguna reli-
gión es lograr la armonía de identidades aparentemente
contradictorias. Un estudio realizado en miembros de
la comunidad que se identicaban como cristianos re-
portó que la religiosidad estaba asociada a mayores ni-
veles de bienestar eudamónico y menores niveles de an-
siedad y depresión (Boppana y Gross, 2019). Aquellos
pertenecientes a religiones armantes de la identidad
LGBTQ+ tenían menores niveles de depresión y ho-
mofobia internalizada, y niveles más altos de bienestar
eudamónico en comparación a aquellos con aliacio-
nes que rechazan la homosexualidad. Además, se indi-
có que los altos niveles de asistencia a la iglesia servían
como moderadores entre la religiosidad y el bienestar
psicológico. Si bien 1 de cada 5 miembros (20 %) de
la comunidad reportaron que la religiosidad y/o espiri-
tualidad era importante para ellos, el no poder reconci-
liar las dos identidades tiene efectos signicativos en la
salud mental, siendo asociado a mayores tasas de pen-
samientos suicidas en adultos jóvenes. Aunque dejar la
religión se ha asociado a menores tasas de homofobia
internalizada por mediación de la identidad, se mantie-
ne una tasa signicativa de pensamientos suicidas aún
después del abandono de la religión, posiblemente por
una alteración en los sistemas de apoyo (Gibbs y Gol-
dbach, 2015).
Estas dicultades para la coexistencia de dos ideo-
logías que históricamente han sido opuestas pueden
contribuir a que esta población tenga menos probabi-
lidades de tener alguna aliación religiosa, como se ha
reportado en encuestas (Murray et al., 2008).
Un estudio demostró que esta comunidad usa los
mecanismos de afrontamiento positivos relacionados
con la religión menos que los heterosexuales (Laurice-
lla et al., 2017), lo cual se debe al rechazo experimenta-
do por esta minoría. Un estudio reportó que aquellos
que crecen en comunidades religiosas frecuentemente
se siente desconectados y en conicto con sus identi-
dades, e intentan cambiar sus atracciones para man-
tenerse al margen de las enseñanzas doctrinales, pero
nalmente optan por desligarse de la religión, “salir
del closet” y redenir sus valores y creencias para re-
conciliar el conicto entre su sexualidad y la religión
(Dahl y Galliher, 2012).
La relación entre salud mental y la población LGB-
TQ+ está mediada por el contexto sociocultural. La
moral social condena la diferencia mediante estigma-
tización y rechazo, que resulta nocivo para la salud
mental, y no se responsabiliza del daño argumentando
el “buen hacer, suponiendo que el pertenecer a este
grupo se trata de una elección. Además de la estigma-
tización por parte del sistema de salud, esta población
experimenta rechazo en otros contextos sociales, so-
bretodo en la adolescencia, lo que contribuye al ries-
go de sufrir algún trastorno mental. Algunos estudios
han descrito a los colegios como ambientes estresores
debido a la existencia de homofobia y transfobia (Eick
et al., 2016; Gattis et al., 2014). El bullying y la violen-
cia ejercida por sus condiscípulos puede llevar a pobre
desempeño académico, baja motivación y asistencia a
clases (McCann et al., 2020). Estos retos experimenta-
dos por la juventud LGBTQ+ pueden conducir a ma-
yores tasas de ansiedad, depresión, suicidio y abuso
de sustancias en comparación con la población hete-
rosexual (Gattis et al., 2014). En ambientes religiosos
con poco apoyo de la identidad sexual, se han repor-
tado tasas signicativamente más altas de abuso de
alcohol, cigarrillo y cannabis (Goodwin et al., 2022)
Este ambiente nocivo hace que los miembros de la
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comunidad, sobre todo los jóvenes, sean más vulnera-
bles al bullying y a la falta de vivienda (Russell y Fish,
2016), que empeora el panorama de su salud mental.
La raza, el estado socioeconómico y la identidad de
género añaden mayor complexidad a la relación con
la salud mental, aumentado la desigualdad dentro de
la comunidad (Bostwick et al., 2014), y, por tanto, la
vulnerabilidad psicológica.
Intervenir sobre el victimario mejora la percepción
y trato hacia la comunidad LGBTQ+, y, en consecuen-
cia, mejora las actitudes conductuales, cognitivas y
emocionales de esta población (Eick U et al., 2016).
La estricta doctrina de las diferentes denominaciones
religiosas puede causar sentimientos de aislamiento y
rechazo en esta comunidad (Page et al., 2013), crean-
do conictos entre la sexualidad y la religión, que lle-
van a problemas de salud mental.
Desde la pena capital hasta el rechazo en forma de
microagresiones en sociedades supuestamente recep-
toras de la diversidad, se ha documentado en estos in-
dividuos mayor riesgo de padecer enfermedades men-
tales en comparación con la contraparte heterosexual
y cisgénero, esto debido al estrés crónico por ser parte
de este grupo (Meyer, 2003).
Además, la falta de una red de apoyo, especialmen-
te familiar, expone a estos individuos a una menor au-
toestima, peor estado de salud, riesgo de depresión,
abuso de sustancias e ideación suicida (Ryan et al.,
2010). Un estudio demostró que la aliación religiosa
está fuertemente relacionada con el grado de acepta-
ción familiar y los puntajes en escalas de depresión;
la aceptación familiar estuvo inversamente asociada
con puntajes indicativos de depresión, a mayor nivel
de aceptación, menores puntaje, esta relación fue sig-
nicativa (Miller et al., 2020).
La homofobia internalizada propiciada por la dis-
criminación se asocia a peores desenlaces de salud
mental en la comunidad. La mayor incidencia de en-
fermedades mentales predispone a estos individuos
a otros riesgos en salud, como lo es el contraer VIH.
La población LGBTQ+ tiene más riesgo de infectarse
que la población general, especialmente los HSH y las
mujeres transgénero. Las personas con enfermedades
psiquiátricas tienen más probabilidades de sufrir in-
fección VIH (Yehia et al., 2014), y entre ellas, aquellas
con trastornos mentales severos tienen mayor riesgo
de transmitir el VIH, y la prevalencia de la infección
es más alta en comparación con la población general
(Knights et al., 2017). Se ha descrito ampliamente a lo
largo de la historia natural del VIH la relación entre
el estigma, la aceptación y la religiosidad (Wilandika
et al., 2022). Combinar el rechazo hacia la identidad
sexual y de género con la discriminación hacia las per-
sonas que viven con VIH por parte de las instituciones
religiosas puede afectar severamente la salud mental y
calidad de vida de estas personas.
En la actualidad, la relación entre religión y la co-
munidad LGBTQ+ se ha fortalecido positivamente
debido a la progresión de la ideología teológica. Gra-
cias a las nuevas generaciones, el daño psicológico
causado por el rechazo religioso ha quedado expuesto
ante todos, promoviendo el diálogo y el respeto. Ante-
riormente, las órdenes religiosas predicaban doctrinas
predominantemente conservadoras que rechazaban
rotundamente cualquier tipo de relación erótica y/o
afectiva que no fuese heterosexual y cisgénero, sin em-
bargo, algunas instituciones como la Iglesia Episcopal
han adoptado políticas inclusivas de la diversidad.
Además, los miembros de las comunidades religiosas
se han organizado para promover la aceptación en su
entorno. El individuo LGBTQ+ contemporáneo tiene
entonces más opciones si desea recurrir a la religiosi-
dad, o puede inclinarse por la espiritualidad, explo-
rando diferentes corrientes losócas y místicas aleja-
das de lo teológico, que pueden aportar positivamente
a su viaje de autoconocimiento y dirección de vida.
Aún queda un largo camino por recorrer, a pesar
de que se ha demostrado que una recepción abierta
hacia esta población por parte de las religiones dis-
minuye las tasas de morbilidad psiquiátrica, muchas
de estas organizaciones se mantienen rmes en su
posición de discriminación. Un artículo de revisión
para una denominación cristiana indicó que “la ho-
mosexualidad no honra la necesidad de una rica di-
versidad de perspectivas y género en la humanidad y
las relaciones sexuales. Las relaciones del mismo sexo
no pueden proveer esto para cada cónyuge, ni pueden
proveer a los hijos con una conexión profunda a cada
mitad de la humanidad a través de un padre de cada
género” (Keller, 2015), esta conclusión se armó ci-
tando a la Biblia como argumento. Muchos países aún
consideran toda forma de interacción no heterosexual
como ilegal, por lo que se niega el derecho de existir
libremente, y, en consecuencia, de acudir al sistema de
salud sin repercusiones. En Brunei, ser parte de la po-
blación LGBTQ+ es condenado a la pena de muerte,
lo que implica una barrera intraspasable para el acceso
a la salud y es una violación de los derechos humanos.
La Asociación Mundial de Psiquiatría ha indica-
do que los psiquiatras deben tener en cuenta todos los
factores que impactan en la salud mental de un indi-
viduo, independientemente de su orientación espiri-
tual, religiosa o losóca, por lo que propone que se
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Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 62-69.
haga un abordaje de la espiritualidad (tanto teológica
como mística no teológica) en evaluaciones completas
de los pacientes, esto es, de los elementos biopsico-
sociales, culturales y espirituales (Moreira-Almeida
et al., 2014). A pesar de evidenciar esta necesidad en
un abordaje más completo que permita brindar una
mejor atención en salud, pocos currículos en faculta-
des de medicina y formación de especialistas en psi-
quiatría incluyen entrenamiento en esta área (Morei-
ra-Almeida et al., 2016). Esta falta de formación en los
profesionales de salud puede limitar el acceso y adhe-
rencia a los tratamientos en los pacientes de la comu-
nidad LGBTQ+ que estén aliados a alguna religión.
La encuesta realizada a jóvenes LGBTQ+ de Estados
Unidos en el 2023 reveló que el 56 % de los encuesta-
dos que quería acceder a servicios de salud mental en
el último año no pudo hacerlo, incluyendo 3 de cada 5
individuos transgénero y no binarios (e Trevor Pro-
ject, 2023). Además, ciertos estudios han demostrado
que una minoría de centros de atención de salud men-
tal y abuso de sustancias tienen programas especícos
para la comunidad LGBTQ+ (Williams y Fish, 2020).
Una fortaleza de esta revisión es que resalta la im-
portancia de la relación entre religión y salud men-
tal en la comunidad LGBTQ+, enfatizando cómo la
discriminación religiosa afecta negativamente la salud
mental y el potencial que la religiosidad tiene para
causar un efecto positivo en estos individuos si son
aceptados sin perjuicios, con valiosa información que
puede ayudar a los profesionales de salud a compren-
der el impacto bidireccional que tienen entre sí y apli-
car esta información a la práctica clínica para brindar
una mejor atención en salud.
En cuanto a las limitaciones de este artículo, cabe
señalar, que todos los estudios incluidos fueron reali-
zados en países europeos, asiáticos y estadounidenses,
donde la cultura y la inuencia de ciertas religiones es
diferente al contexto de América del Sur, por lo que
se tiene poca información de cómo se comporta este
vínculo en las sociedades de esa región.
Es imperativo que se realicen más investigaciones
en torno al tema que permitan establecer intervencio-
nes y tratamientos que reconozcan la importancia de
los elementos religiosos y espirituales en esta pobla-
ción en el desarrollo de trastornos mentales y/o herra-
mientas protectoras, sobre todo en países de América
del Sur, con un contexto social, político y cultural di-
ferente al del resto del mundo, y donde la religión aún
tiene marcada inuencia.
Conclusión
A lo largo de la historia, la religión ha sometido a los
individuos LGBTQ+ a discriminación, rechazo, estig-
matización y violencia, lo cual afecta negativamente la
salud de esta población, y está asociada a mayores ta-
sas de homofobia internalizada, peor calidad de vida,
mayor depresión, suicidio, ansiedad, abuso de sustan-
cias y participación en actividades sexuales de riesgo,
que pone a la comunidad en riesgo de otros eventos
adversos en salud, como lo es contraer la infección por
VIH.
La progresión ideológica de estas doctrinas hacia
la aceptación de la diversidad trae benecios de salud
física y mental para la comunidad, puesto que dismi-
nuye el riesgo de trastornos psiquiátricos, mejora la
autoestima y el estado de salud general. Es imperativo
que las escuelas de medicina y demás profesiones de
salud formen a sus alumnos en abordajes holísticos
que comprendan la religiosidad y espiritualidad y su
impacto en la salud. Se deben realizar más investiga-
ciones en esta minoa en diferentes contextos socio-
culturales para entender más profundamente cómo
abordar esta temática y generar mejores resultados en
la atención en salud.
Conicto de intereses: la autora declara no tener con-
icto de intereses.
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Investigación original
70
Primer Consenso Argentino sobre el manejo de la Esquizofrenia.
Primera parte: introducción, metodología de trabajo y generali-
dades
First Argentine Consensus on the Management of Schizofrenia. Section I: Introduction, Work
Methodology, and General Considerations
Alejo Corrales1, Andrea Abadi2, Asociación de Familiares de Esquizofrénicos (AAFE)3,
Gastón Bartoli4, Carlos Benavente Pinto5, Adrián Cabrera6, Sebastián Camino7, Ricardo
Corral8, Guillermo Delmonte9, Gerardo García Bonetto10, Cristian Javier Garay11, Da-
mián Gargoloff12, Pedro Gargoloff13, Aníbal Goldchluk14, María Florencia Iveli15, Gabriela
Jufe16, Fabián Lamaison17, Eduardo Leiderman18, Andrea López Mato19, Eliana Marengo20,
Tomás Maresca21, María Delia Michat22, Carlos Morra23, Cintia Prokopez24, Julieta Ra-
mírez25, Federico Rebok26, Eduardo Rubio Domínguez27, Daniel Sotelo28, Sergio Strejile-
vich29, Esteban Toro Martínez30, Gustavo Vázquez31, Juan José Vilapriño32, Manuel Vilapriño33,
Marcela Waisman Campos34, Verónica Grasso35, Marcelo Cetkovich-Bakmas36
RECIBIDO 15/5/2025 - ACEPTADO 25/8/2025
1.Magíster en Biología Molecular e Ingeniería Genética, Universidad Favaloro. Docente de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Presidente del
Capítulo de Psiquiatría Genética, Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP), Buenos Aires, Argentina.
2.Psiquiatra infantojuvenil. Directora del Departamento Infanto-Juvenil y docente, Universidad Favaloro.
3.Asociación de Familiares de Esquizofrénicos (AAFE).
4.Hospital Nacional “Profesor Alejandro Posadas”.
5.Centro Médico CIADE, Tandil.
6.Hospital Interdisciplinario Psicoasistencial “José T. Borda”.
7.Hospital Neuropsiquiátrico “Braulio A. Moyano”.
8.Hospital “José T. Borda”, presidente de la AAP. Fundación para el Estudio y Tratamiento de las Enfermedades Mentales (FETEM).
9.Instituto de Investigaciones Hematológicas “Mariano R. Castex” (IIHEMA). Academia Nacional de Medicina.
10.Director Investigaciones Clínicas, Instituto Médico DAMIC, Hospital Neuropsiquiátrico Provincial, Córdoba, Argentina.
11.Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires (UBA).
12.Hospital Interzonal Especializado en Agudos y Crónicos Neuropsiquiátrico “Dr. Alejandro Korn”.
13.Universidad Nacional de la Plata (UNLP).
14.Capítulo de Psicofarmacología, Asociación de Psiquiatras de Argentina (APSA).
15.Capítulo de Psicofarmacología, APSA.
16.Instituto Superior de Formación de Postgrado, APSA.
17.Capítulo de Esquizofrenia, AAP. Centro Integral Ambulatorio en Neurociencias (CIANE). UNLP.
18.Universidad de Palermo.
19.Instituto de Psiquiatría Biológica Integral (IPBI).
20.Área PRYMA.
21.Presidente de la Asociación Argentina de Psiquiatría Biológica (AAPB).
22.Asociación de Ayuda de familiares de Personas con Esquizofrenia (AAFE).
23.Sanatorio Morra, Córdoba, Argentina.
24.Instituto de Farmacología, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires (UBA).
25.Hospital “José T. Borda”.
26.Hospital “Braulio A. Moyano”.
27.Universidad de Buenos Aires, Hospital “Braulio A. Moyano”.
28.Iternova, Asistencia e Investigación en Salud Mental.
29. AREA, Asistencia e Investigación en Trastornos del Ánimo.
30.Presidente de APSA.
31.Department of Psychiatry, Medical School, Queen's University, Kingston, ON, Canadá.
32.Clínica Del Prado, Centro de Estudios, Asistencia e Investigación en Neurociencias (CE-SASIN), AAP.
33.Clínica Del Prado, Centro de Estudios, Asistencia e Investigación en Neurociencias (CE-SASIN), APSA.
34.Fleni.
35.Iternova, Asistencia e Investigación en Salud Mental, Córdoba, Argentina.
36.Departamento de Psiquiatría, Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Favaloro, INECO.
Autor correspondiente:
Alejo Corrales
alejocorrales@hotmail.com
Institución donde se realizó el estudio: Asociación Argentina de Psiquiatría Biológica (AAPB).
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 70-95. https://doi.org/10.53680/vertex.v36i169.900
https://doi.org/10.53680/vertex.v36i169.900
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Primer Consenso Argentino sobre el manejo de la Esquizofrenia. Primera parte: introducción...
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 70-95.
1.Introducción
Este consenso suscribe al marco conceptual de la defen-
sa irrestricta de los derechos humanos de las personas
afectadas por enfermedades psiquiátricas, en general,
y de aquellas que padecen esquizofrenia, en particu-
lar. De esta forma, uno de los principales objetivos que
persigue este documento es contribuir a la mejora de la
salud integral de aquellas personas que los sufren.
Creemos que la recepción y aceptación de los con-
sensos impulsados por la Asociación Argentina de Psi-
quiatría Biológica (AAPB) fueron muy positivas, ya que,
no solo han sido referenciados reiteradamente en publi-
caciones y disertaciones de prestigio, sino que también
consiguieron un lugar especial en el trabajo cotidiano de
muchos colegas de nuestro país y de la región.
En el campo de las esquizofrenias, el conocimien-
to acumulado es a menudo complejo, confuso y, en
muchos casos, contrasta con algunas prácticas que pa-
recen haberse grabado erróneamente en la formación
psiquiátrica durante las últimas décadas (Fountoula-
kis et al., 2017). Por tal motivo, durante 2022, la Aso-
ciación Argentina de Psiquiatría Biológica (AAPB) se
propuso formalizar el Primer consenso de expertos
argentinos sobre el manejo de la esquizofrenia.
Metodología
Selección del panel de expertos
Siguiendo la metodología aplicada para el desarrollo
de los consensos anteriores, impulsados por la AAPB
(Corrales et al., 2020; Corrales et al., 2021), los expertos
invitados a participar fueron elegidos de acuerdo con
los siguientes criterios: 1) acreditación de una amplia
experiencia clínica en el diagnóstico y el manejo de las
esquizofrenias y otros trastornos psicóticos; y 2) pre-
sentación de antecedentes académicos y de investiga-
ción relevantes vinculados al tema en discusión. De un
número mayor de profesionales que cumplían estos cri-
terios de inclusión, se eligió un grupo menor que fuese
representativo de las principales agrupaciones nacio-
nales de especialistas en psiquiatría de nuestro medio
(AAPB; Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP);
Asociación de Psiquiatras de Argentina (APSA), uni-
versidades nacionales y centros asistenciales de referen-
Resumen
El conocimiento acumulado en el campo de las esquizofrenias es a menudo complejo de abarcar, confuso y,
en muchos casos, contrasta con algunas prácticas que parecen haberse grabado erróneamente en la forma-
ción psiquiátrica durante las últimas décadas. Por tal motivo, la Asociación Argentina de Psiquiatría Biológica
(AAPB) se propuso formalizar el Primer consenso argentino sobre el manejo de la esquizofrenia, elaborado
por expertos argentinos especializados en el tema. En este artículo se presenta la primera parte de dicho
consenso, que incluye la metodología de trabajo empleada, la denición actual del trastorno y los criterios
diagnósticos del DSM-5 y de la CIE 11, las necesidades no cubiertas en esquizofrenia, los resultados de la
investigación neurobiológica y los factores ambientales implicados en la génesis del cuadro y la importancia
de la prevención.
Palabras clave: diagnóstico de esquizofrenia, neurobiología de la esquizofrenia, neurotransmisores y esqui-
zofrenia, genética y esquizofrenia, consensos
Abstract
The accumulated knowledge in the eld of schizophrenia is often complex to understand, confusing, and, in many
cases, at odds with some practices that appear to have been erroneously embedded in psychiatric training over the
past few decades. For this reason, the Argentine Association of Biological Psychiatry (AAPB) proposed formalizing the
First Argentine Consensus on the Management of Schizophrenia, prepared by Argentine experts specializing in the
subject. This article presents the rst part of this consensus, which includes the working methodology used, the current
denition of the disorder and the diagnostic criteria of the DSM-5 and ICD-11, the unmet needs in schizophrenia, the
results of neurobiological research, and the environmental factors involved in the genesis of the condition, as well as the
importance of prevention.
Key words: diagnosis of schizophrenia, neurobiology of schizophrenia, neurotransmitters and schizophrenia, genetics
and schizophrenia, consensus
72
Primer Consenso Argentino sobre el manejo de la Esquizofrenia. Primera parte: introducción...
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 70-95.
cia de nuestro país. Además, se incluyo a representates
de familiares de personas que padecen esquizofrenia.
Metodología del trabajo
Entre noviembre de 2024 y marzo de 2025, con el aus-
picio de la AAPB, el panel de expertos se encargó de
revisar, de manera exhaustiva, la literatura publicada
sobre las esquizofrenias. Para tal n, cada uno de los
especialistas se dedicó al análisis de un aspecto espe-
cíco de esta patología, tales como la prevalencia y la
epidemiología, la utilización de escalas clínicas, los
criterios diagnósticos, el análisis de las comorbilida-
des, la pseudorresistencia al tratamiento, y los aborda-
jes, tanto farmacoterapéuticos como no farmacotera-
péuticos, entre los tópicos más relevantes.
De esta forma, a partir de la aceptación de los inte-
grantes del panel para participar en el consenso, se llevó
a cabo la tarea de distribuir los temas a ser revisados y
analizados por cada uno de ellos durante un periodo de
cuatro meses. El primer documento común fue revisa-
do por todos los integrantes del consenso con un mes
de anticipación y posteriormente se llevaron a cabo dos
reuniónes virtuales. Allí se analizó y discutió la eviden-
cia publicada en la literatura internacional, se realiza-
ron comentarios respecto a cada una de las secciones y,
conjuntamente con los resultados de las respuestas del
cuestionario enviadas por los expertos, se logró con-
senso sobre aquellos puntos en los que existían contro-
versias. De este encuentro general surgió un segundo
documento que se envió a cada uno de los participantes
del panel para una segunda ronda de revisión. Luego de
insertar los comentarios y sugerencias particulares de
los expertos de esta segunda revisión del documento,
se realizó una tercera ronda por vía electrónica a n de
obtener una revisión y aprobación nal por parte de to-
dos los autores. Luego de su aprobación, se hizo circular
este primer documento del consenso por vía electróni-
ca a todos los integrantes del panel de expertos. Pos-
teriormente, una redactora cientíca especializada se
encargó de preparar y adaptar cada sección particular
y sus referencias en un formato estilístico común uni-
cado. El documento denitivo fue enviado para su pu-
blicación en la única revista argentina de revisión por
pares e indexada en las bases de datos internacionales
de nuestra especialidad.
2. Denición y criterios diagnósticos
del DSM-5 y de la CIE 11
La esquizofrenia es una enfermedad mental de curso en
general crónico, caracterizada por presentar síntomas
positivos, negativos y cognitivos que afectan la mayor
parte de las funciones mentales, incluyendo percep-
ción, atención, memoria y afectividad (Lindenmayer et
al., 2006; Howes et al., 2023). Se la considera un trastor-
no grave, dado que presenta una disminución signica-
tiva en el rol social de los pacientes, un fuerte estigma,
y a que una parte mayoritaria de quienes la sufren no
recuperan el grado de funcionalidad previo (Jauhar et
al., 2022). Afecta a cerca del 1 % de la población general
y se estima que el 30 % de quienes sufren la enferme-
dad son hospitalizados en algún momento de sus vidas
(Lindenmayer et al., 2006; Jauhar et al., 2022).
El trastorno suele iniciarse en la adolescencia o la
adultez temprana, y es infrecuente su aparición des-
pués de los 40 años. Puede tener un inicio relativa-
mente agudo o más bien insidioso y algunos pacientes
experimentan una fase prodrómica (de 1 a 5 años)
previa al primer episodio, donde algunos síntomas
pueden estar presentes sin que se cumplan todos los
criterios diagnósticos (Howes et al., 2023).
Suele evolucionar por episodios o brotes y la ma-
yor parte de los pacientes puede experimentar un de-
sarrollo lento y progresivo (Jauhar et al., 2022). En la
medida que los episodios se suceden, puede instalarse
progresivamente una disminución de la afectividad y
la voluntad (lo que los clásicos llamaban defecto) y en
la inteligencia (deterioro) (Jauhar et al., 2022; Howes
et al., 2023), aunque actualmente se plantea que la pre-
sencia de deterioro podría ser algo inherente al tras-
torno, y no consecuencia de él (originado a partir de
los síntomas negativos y cognitivos), la mala respuesta
al tratamiento, la evolución o la falta de adherencia
(Gaebel et al., 2015), siendo además uno de los tras-
tornos psiquiátricos con mayor carga global.
La conceptualizacion actual de lo que conocemos
como esquizofenia se inicia con Emil Kraepelin, quien
la denominó demencia precoz y señaló como caracte-
rísticas el inicio en la juventud, el curso progresivo y la
evolución hacia la cronicidad. Posteriormente, Eugen
Bleuler modicó el nombre a su actual denominación,
haciendo alusión a la escisión del psiquismo (Esqui-
zo = división, Frenia = Mente) que observaba en los
pacientes, y señaló que el trastorno tenía cuatro sínto-
mas nucleares a las que conocemos como las cuatro A:
autismo, ambivalencia afectiva, aplanamiento afectivo
y pérdida de las asociaciones.
Otro aporte relevante fue el de Kurt Schneider,
quien señaló como una de las alteraciones principales
de la enfermedad la afectación de la empatía y postuló
a los síntomas de primer rango u orden como las ma-
nifestaciones más relevantes (aunque no patognómo-
73
Primer Consenso Argentino sobre el manejo de la Esquizofrenia. Primera parte: introducción...
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 70-95.
nicas) de la enfermedad. Se hace mención a estos tres
autores ya que sus aportes han servido de base para la
construcción de los distintos sistemas clasicatorios:
la evolución crónica y tórpida de Kraepelin, los sín-
tomas negativos de Bleuler y los síntomas de primer
rango de Schneider, que no fueron incluidos en las
últimas versiones, tanto del DSM como de la CIE 11
(Martínez, 2009)1.
Históricamente, las dicultades para denir la es-
quizofrenia han multiplicado sin pausa las discusio-
nes nosológicas en la psiquiatría. Estos obstáculos en
la caracterización de la enfermedad han conducido al
esfuerzo por crear deniciones operacionales (Martí-
nez, 2009), como un intento de objetivación necesaria
para la delimitación de categorías diagnósticas que
no ha tenido completo éxito, ya que no se ha podido
establecer la relación especíca entre síntoma y dis-
función cerebral (objetivo, por ejemplo, de los RdoC),
sino que en esencia son hipótesis, es decir relaciones
entre propiedades de una patología que deben veri-
carse (Jauhar et al., 2022).
Justamente, la necesidad de contar con sistemas
diagnósticos (operacionales) que precisen el depistaje
de ésta como de otras enfermedades psiquiátricas dio
lugar a la aparición de la Clasicación Internacional de
Enfermedades (CIE) y al Manual Diagnóstico y Estadís-
tico de los Trastornos Mentales (DSM) (Martínez, 2009).
La CIE tiene su origen en la «Lista de causas de
muerte», cuya primera edición fue realizada en el Ins-
tituto Internacional de Estadística en 1893. La OMS se
hizo cargo de la misma en 1948, en la sexta edición, la
primera en incluir también causas de morbilidad; des-
de el 2021 se encuentra vigente la 11ª edición (CIE-11)
(Valle, 2020). Mientras que el DSM apareció por prime-
ra vez en 1952, publicado por la American Psychiatric
Association (APA), y actualmente va por su 5ª edición
(DSM-5) publicada el 13 de mayo de 2013 (Martínez,
2009; Valle, 2020). Ambos sistemas tienen el propósito
de ser herramientas que permitan un diagnóstico rela-
tivamente rápido y pragmático, aportando una nomen-
clatura transnacional y cultural común (DSM-5, 2013;
CIE 11, 2021) y, a partir de la operativización de los
diagnósticos, favorezcan la aplicación de tratamientos
y la postulación de pronósticos (Valle, 2020).
Ambos sistemas clasicatorios tienen un enfoque
similar de la esquizofrenia, a la cual denominan tras-
torno y no enfermedad (Ghaemi, 2014)2. La CIE hace
una descripción general del trastorno (CIE-11, 2021),
mientras que el DSM-5, si bien carece de una deni-
ción conceptual de esquizofrenia, presenta un formato
de formulario donde se enlistan los diferentes criterios
diagnósticos favoreciendo un check list para vericar si
se cumplen o no en el paciente (Ghaemi, 2014).
Los dos sistemas clasicatorios constan de crite-
rios diagnósticos que denen y delimitan el trastorno
y los especicadores que distinguen diferencias en el
curso, la severidad y el tipo de presentación (DSM-5,
2013; CIE, 2021). Otro aspecto para destacar es que
ambos, en sus orígenes, tuvieron una fuerte impron-
ta categorial, pero sus últimas versiones han virado a
un enfoque un poco más dimensional (Mattila et al.,
2015; Valle, 2020). Además, debido a este cambio de
enfoque se modicaron los criterios diagnósticos que
se muestran en los Cuadros 1 y 2 y los especicadores
que se muestran en Tabla 1.
2.1. Cambios en el CIE 11 y en DSM-5
Probablemente, uno de los cambios más relevantes de
ambos sistemas clasicatorios fue la inclusión de espe-
cicadores tanto de dominios psicopatológicos como
de curso (Tabla 1). Se complementan con el modelo
categorial de los trastornos psicóticos, lo que permi-
te una evaluación más individualizada y especíca de
los pacientes (DSM-5, 2013; Gaebel et al., 2015; Rus
Calafell et al., 2015). A su vez, es para destacar que los
especicadores de curso (ver Tabla 1) están armoniza-
dos (son idénticos) tanto en CIE 11 como en DSM-5
(Gaebel et al., 2015).
Los especicadores tienen el objetivo de informar
sobre la presencia o la ausencia de síntomas, su curso
longitudinal, la respuesta al tratamiento y el pronós-
tico del trastorno; y deben ser evaluados en el curso
de la enfermedad, dado que la gravedad de las ma-
nifestaciones clínicas varía en un mismo paciente en
distintos momentos. En el CIE 11, las categorías del
especicador incluyen los síntomas positivos, nega-
tivos, depresivos, maníacos, psicomotores y décits
cognitivos; en el DSM-5 son similares, con la diferen-
1. La OMS adoptó como criterios diagnósticos en varias versiones de los CIE los mencionados síntomas de primer orden. Diversos estudios
(Jauhar et al., 2022; Peralta et al., 2023) mostraron que estos síntomas tienen menor validez que otros, aunque más importante aún resulta
la aparición de síntomas de primer orden en otras patologías (Shelly et al., 2016; Peralta et al. 2023). Sin embargo, estudios recientes (Soares
et al., 2019; Malinowski et al., 2020) sugieren que tendrían valor pronóstico y evolutivo y postulan su uso como potenciales marcadores
psicopatológicos.
2. El cambio de denominación de enfermedad a trastorno se debió, entre otros motivos, por carecer la esquizofrenia de etiopatogenia, pato-
siología, clínica patognomónica, ni curso evolutivo estable (Ghaemi, 2014).
74
Primer Consenso Argentino sobre el manejo de la Esquizofrenia. Primera parte: introducción...
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 70-95.
cia de que el especicador de síntomas positivos se
desagrega en alucinaciones, delirios y conducta des-
organizada (Rus Calafell et al., 2015; Castagnini et al.,
2022) (Ver Tablas 1 y 2).
Otro cambio signicativo fue la inclusión del dé-
cit cognitivo, ya que, si bien no es considerado un
síntoma nuclear, su inclusión como especicador se
basó en el papel que cumple en la recuperación psico-
social y funcional de los pacientes (Rus Calafell et al.,
2015; Valle, 2020). Un aspecto relevante fue la sustitu-
ción de los clásicos subtipos de esquizofrenia (simple,
hebefrénica, catatónica y paranoide) por especica-
dores. De manera sintética, el planteo fue que el espe-
cicador de síntomas, comparado con los subtipos de
la esquizofrenia, podía permitir captar de manera más
precisa y dinámica los distintos síntomas del trastorno
(Rus Calafell et al., 2015) (ver Tabla 2). Precisamente,
la eliminación de los subtipos del trastorno trajo en un
primer momento cierta controversia; el fundamento
fue que eran constructos que limitaban la estabilidad
diagnóstica, tenían baja abilidad y validez, y escasa
aplicación clínica (Bra et al., 2013). Un punto de cru-
cial importancia fue la caída signicativa en los últimos
veinte años de estudios que utilizaban los subtipos y,
que menos del 5 % de las publicaciones tenían como
objetivo compararlos entre sí (Castagnini et al., 2022).
En relación a lo psicopatológico ha sido importante la
inclusión en el DSM-5 de la falta de conciencia de en-
fermedad como un elemento semiológico de falla judi-
cativa equiparable a las ideas delirantes (DSM-5, 2014).
En relación al curso de la enfermedad, como ya se
dijo, ambos sistemas armonizaron los especicadores.
El curso del trastorno en la CIE-10 estaba dividido
en curso continuo, episódico (con décit progresivo
o estable y remitente), remisión (completa e incom-
pleta) y curso incierto. Estos fueron modicados por:
primer episodio, múltiples episodios, curso continuo
y no especicado, donde las tres primeras categorías
permiten especicar si el paciente presenta un episo-
dio actual, una remisión parcial o total de síntomas o
es no especicado (Gaebel et al., 2015). Sin dudas que
la innovación más relevante fue la incorporación de
la categoría «primer episodio», que permite un mejor
registro de los pacientes que inician con síntomas psi-
cóticos y un mejor estudio longitudinal del trastorno
desde sus estadios iniciales. La existencia de esta ca-
tegoría se relaciona con el interés global en el estudio
de los cuadros psicóticos desde sus primeros estadios,
brindando una descripción más completa de los dis-
tintos cursos que puede presentar el trastorno (Cas-
tagnini et al., 2022; Jauhar et al., 2022).
2.2. Comparación entre la CIE-11 y el DSM-5
La CIE-11 presenta dos diferencias en los criterios
diagnósticos de la esquizofrenia con los del DSM-5.
Si bien ambos requieren que los síntomas psicóticos
duren al menos un mes para hacer el diagnóstico de
esquizofrenia (DSM-5, 2013; CIE 11, 2021) el DSM-5
adicionalmente, demanda que estos síntomas junto
con los síntomas prodrómicos o residuales estén pre-
sentes por al menos 6 meses (Rus Calafell et al., 2015;
Valle, 2020). Si bien se ha señalado que existen pocos
estudios que han investigado directamente el criterio
de duración de un mes de síntomas psicóticos, sin em-
bargo, este criterio es mantenido en la CIE-11 dada
la alta estabilidad del constructo de la esquizofrenia
tomando en cuenta este período.
Por otro lado, mientras que la merma en la funcio-
nalidad es un criterio diagnóstico de esquizofrenia en
el DSM-5, en la CIE-11 no se la considera, ya que plan-
tean que los décits funcionales no ocurren solamente
en personas con esquizofrenia (por ejemplo, en algunos
trastornos afectivos) y, por lo tanto, no serían especí-
Tabla 1. Especicadores de dominio y curso DSM-5
y CIE 11
Especicadores de dominio
CIE 11 DSM-5
0 Síntomas positivos Alucinaciones
1 Síntomas negativos Delirios
2 Síntomas depresivos Habla desorganizada
3 Síntomas maníacos Alteración de la conducta
psicomotriz
4 Síntomas psicomotores Síntomas negativos
5 Alteración cognitiva Alteración cognitiva
Depresión
Manía
Especicadores de curso (armonizados para su utilización
en DSM-5 y CIE 11
0 Primer episodio, actualmente agudo
1 Primer episodio, actualmente en remisión parcial
2 Primer episodio, actualmente en remisión total
3 Episodios múltiples, episodio actual agudo
4 Episodios múltiples, episodio actual en remisión parcial
5 Episodios múltiples, episodio actual en remisión total
6 Curso continuo
7 Curso inespecíco
Gaebel, W. y Zielasek, J. Z. (2015). Psychiatry and Clinical Neurosciences,
69: 661-673.
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Primer Consenso Argentino sobre el manejo de la Esquizofrenia. Primera parte: introducción...
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 70-95.
cos de la esquizofrenia. El DSM, en cambio, usa un
criterio de signicación clínica de “daño como umbral”,
manteniendo de esta manera al deterioro en la funcio-
nalidad como un criterio diagnóstico (Gaebel et al.,
2015; Rus Calafell et al., 2015; Castagnini et al., 2022).
Con respecto a la catatonia, si bien fue retirada en
tanto subtipo, como ya se dijo, fue incluida como es-
pecicador en ambos sistemas (DSM-5, 2014; Gaebel
et al., 2015; Rus Calafell et al., 2015; CIE 11, 2021). La
CIE-11 considera que la catatonia se puede producir
por trastornos mentales (especicador en síntomas
psicomotores en esquizofrenia), sustancias psicoac-
tivas y por condiciones médicas (formas de presen-
tación secundarias) (CIE 11, 2021). En el DSM-5 se
encuentra incluida de manera similar, con la diferen-
cia que es un especicador independiente («con cata-
tonia»), al mismo nivel que los especicadores psico-
patológicos y de curso (DSM-5, 2014; Mattila et al.,
2015; Valle, 2020). Todos estos cambios no han sido
validados, sino que fueron realizados por consenso de
los desarrolladores de la CIE y el DSM (Valle, 2020).
Cuadro 1. Criterios diagnósticos para esquizofrenia DSM-5
Presencia de al menos dos de los siguientes cinco ítems, cada uno presente durante una porción de tiempo clínicamente signica-
tiva durante un período de 1 mes (o menos si se trata con éxito), siendo al menos uno de ellos los ítems 1), 2) o 3): 1) delirios, 2)
alucinaciones, 3) habla desorganizada, 4) comportamiento extremadamente desorganizado o catatónico y 5) síntomas negativos
(por ejemplo, disminución de la motivación y disminución de la expresividad).
Durante una parte clínicamente signicativa del tiempo transcurrido desde el inicio de la perturbación, el nivel de funcionamiento
en una o más áreas principales (por ejemplo, trabajo, relaciones interpersonales o autocuidado) está marcadamente por debajo
del nivel alcanzado antes del inicio; cuando el inicio es en la infancia o adolescencia, no se alcanza el nivel esperado de funciona-
miento interpersonal, académico u ocupacional.
Los signos continuos de la alteración persisten durante un período de al menos 6 meses, que debe incluir como mínimo 1 mes de
síntomas (o menos si se trata con éxito); los síntomas prodrómicos a menudo preceden a la fase activa, y los síntomas residuales
pueden seguirla, caracterizados por formas leves o subliminales de alucinaciones o delirios.
Se ha descartado el trastorno esquizoafectivo y el trastorno depresivo o bipolar con características psicóticas porque no se han
producido episodios depresivos, maníacos o mixtos importantes simultáneamente con los síntomas de la fase activa o cualquier
episodio del estado de ánimo ocurrido durante los síntomas de la fase activa que han estado presentes en una minoría de la dura-
ción total de los períodos activos y residuales de la enfermedad.
La alteración no es atribuible a los efectos siológicos de una sustancia (por ejemplo, una droga de abuso o un medicamento) u
otra afección médica.
Si hay antecedentes de trastorno del espectro autista o un trastorno de comunicación de inicio en la infancia, el diagnóstico adi-
cional de esquizofrenia se realiza solo con delirios o las alucinaciones prominentes, además de los otros síntomas requeridos de
esquizofrenia, también están presentes durante al menos 1 mes (o menos si se trata con éxito).
Además de las áreas de dominio de síntomas identicadas en el primer criterio diagnóstico, la evaluación de los dominios de
síntomas cognitivos, de depresión y manía es vital para distinguir entre la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos.
Cuadro 2. Criterios diagnósticos CIE 11
La esquizofrenia se caracteriza por trastornos en múltiples modalidades mentales, incluido el pensamiento (por ejemplo, ideas
delirantes, desorganización en la forma de pensamiento), la percepción (por ejemplo, alucinaciones), la experiencia personal (por
ejemplo, la experiencia de que los sentimientos, impulsos, pensamientos o comportamientos propios están bajo el control de
una fuerza externa), la cognición (por ejemplo, problemas de atención, memoria verbal y cognición social), la volición o voluntad
(por ejemplo, pérdida de motivación), el afecto (por ejemplo, expresión emocional embotada) y el comportamiento (por ejemplo,
comportamientos que parecen bizarros o sin propósito, y respuestas emocionales impredecibles o inapropiadas que intereren
con la organización del comportamiento).
Pueden presentarse alteraciones psicomotoras, incluida la catatonia. Las ideas delirantes persistentes, las alucinaciones persisten-
tes, los trastornos del pensamiento y las experiencias de inuencia, pasividad o control se consideran síntomas centrales. Los sín-
tomas deben haber persistido durante al menos un mes para que se pueda asignar un diagnóstico de esquizofrenia. Los síntomas
no son una manifestación de otra afección de salud (por ejemplo, un tumor cerebral) y no se deben al efecto de una sustancia o
medicamento en el sistema nervioso central (por ejemplo, corticosteroides), incluida la abstinencia (por ejemplo, la abstinencia de
alcohol).
Para arribar al diagnóstico de esquizofrenia deben estar presentes al menos dos síntomas, incluidos síntomas positivos, negativos,
depresivos, maníacos, psicomotores y cognitivos.
De los dos síntomas, debe estar presente un síntoma central, como delirios, inserción de pensamientos, retraimiento de pensa-
mientos, alucinaciones o trastorno del pensamiento.
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Primer Consenso Argentino sobre el manejo de la Esquizofrenia. Primera parte: introducción...
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En denitiva, la conceptualización de la esquizofre-
nia ha evolucionado desde su concepción inicial a -
nales del siglo XIX hasta la reciente publicación de la
CIE-11. Durante todo este período, la denición del
trastorno ha variado, sus límites se han expandido o
reducido y sus criterios diagnósticos se han modica-
do. Los cambios en su conceptualización se deben a lo
poco esclarecido de su naturaleza (anomalías genéticas,
desregulación de neurotransmisores, alteraciones ana-
tómicas), que lleva a que actualmente el diagnóstico
siga basándose en los datos obtenidos mediante la ob-
servación clínica en lugar de estar sustentados en mar-
cadores biológicos relacionados con la función cerebral
(Jahuar et al., 2022). En ese sentido, la delimitación de
la esquizofrenia realizada por la CIE y el DSM tiene una
importancia relevante para el estudio, el diagnóstico y el
tratamiento de esta patología (Biedermann et al., 2016).
Se registran diversos cuestionamientos, tales como
como la ausencia de aspectos etiopatogénicos y la no
consideración de los avances en la investigación de
marcadores genéticos y biológicos (Carpenter et al.,
2017; Castagnini et al., 2022); también, que se conti-
núa deniendo al trastorno por exclusión (por ejem-
plo “no debido al estado de ánimo o al trastorno esqui-
zoafectivo, ni a efectos siológicos de una sustancia o
de otra condición médica”). Además de que no se ha
avanzado en el cambio de nombre de la enfermedad
frecuentemente asociada con el estigma (Lasalvia et
al., 2019) e, inclusive, que los cambios introducidos
en el DSM-5 en los trastornos psicóticos representan
solo leves avances en la abilidad y utilidad clínica.
Sin embargo, apenas se ha abordado la cuestión crítica
de la validez (Valle, 2020; Castagnini et al., 2022).
De cualquier modo, como se mencionó, ha sido de
importancia la inclusión de un enfoque dimensional,
sobre todo en el DSM-5 (en el capítulo de “Espectro
de la Esquizofrenia y otros Trastornos Psicóticos”), que
considera la existencia de una variación cuantitativa
y gradual entre los distintos trastornos mentales, que
dentro del espectro de la esquizofrenia comparten fac-
tores etiológicos (genéticos y ambientales) y que los fac-
tores compartidos explican el desarrollo de psicosis y,
los no compartidos, los síntomas especícos de cada en-
fermedad (Valle, 2020; Castagnini et al., 2022). Además,
el mencionado enfoque dimensional en la CIE-11 y el
DSM-5 se observa en el sistema de evaluación del es-
pecicador de síntomas (graduación de la severidad) y
de curso. Finalmente, el enfoque dimensional no es ex-
cluyente del categórial; por ello se propone en el futuro
continuar con un modelo híbrido que combine ambos
enfoques (Castagnini et al., 2022; Jahuar et al., 2022).
3. Epidemiología de la esquizofrenia
Los datos sobre la prevalencia y la incidencia de la
esquizofrenia suelen ser controvertidos debido a la
variabilidad en los criterios diagnósticos internacio-
nales, lo que ha generado uctuaciones en el número
Tabla 2. Criterios diagnósticos CIE 11
Comparación DSM-5 - CIE 11
Aspectos DSM-5 CIE 11
Nombre del capítulo Espectro de la esquizofrenia y otros trastor-
nos psicóticos
Esquizofrenia u otros trastornos psiquiátri-
cos primarios
Síntomas de primer rango u orden No enfatiza en los síntomas de primer rango No enfatiza en los síntomas de primer rango
Duración de síntomas psicóticos Un mes para síntomas de la sección A. Sínto-
mas persisten por al menos 6 meses Síntomas psicóticos por al menos un mes
Criterios de funcionalidad
Criterio B: el funcionamiento a nivel laboral,
interpersonal o autocuidado está muy por
debajo del nivel premórbido
No inuye criterio de funcionalidad
Subtipos No incluye subtipos No incluye subtipos
Especicador de síntomas
1) Alucinaciones, 2) delirios, 3) discurso des-
organizado, 4) comportamiento psicomotor
anormal, 5) síntomas negativos, 6) alteración
cognitiva, 7) depresión, 8) manía
1) Síntomas positivos, 2) síntomas negativos,
3) síntomas depresivos, 4) síntomas manía-
cos, 5) síntomas psicomotores, 6) alteracio-
nes cognitivas
Criterio de daño neurocognitivo Incluido como especicador de síntomas Incluido como especicador de síntomas
Especicador de curso
Distingue entre primer episodio y múltiples
actual, en remisión parcial o total, continuo y
no especíco
Distingue entre primer episodio y múltiples
actual, en remisión parcial o total, continuo y
no especíco
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Primer Consenso Argentino sobre el manejo de la Esquizofrenia. Primera parte: introducción...
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ocial de casos registrados. A pesar de estas discre-
pancias, la esquizofrenia sigue siendo una de las 10
principales causas de discapacidad a nivel mundial
(Marder y Cannon, 2019).
La variabilidad en los resultados publicados ha
modicado las estimaciones de prevalencia a nivel
mundial, pero, en general, se han observado en la lite-
ratura cientíca algunos datos que se repiten con re-
lativa frecuencia. Por ejemplo, la prevalencia puntual
de una enfermedad, es decir, la proporción de la po-
blación que padece el trastorno en un momento dado,
en el caso de la esquizofrenia es de aproximadamente
5/1.000 en la población; mientras que la prevalencia de
por vida, que indica el porcentaje de personas que han
sido diagnosticadas con este trastorno en algún mo-
mento de su vida, es cercana al 1 % (0.8-1 %) (Messias,
Chen e Eaton, 2007; Marder y Cannon, 2019). Además,
otro dato para destacar es la incidencia de nuevos casos
de esquizofrenia por año (incidencia anual), que es de
aproximadamente 0,20/1.000/año, con un rango que va
desde 0,11/1000/año a 0,70/1000/año, este puede con-
siderarse un dato más preciso y conable, de acuerdo
con Eaton (1991), ya que no se modicaría en forma
marcada aun si se incluyeran muchos otros estudios re-
cientemente publicados en metaanálisis internaciona-
les (Eaton, 1991; Messias, Chen e Eaton, 2007).
La comparación entre la prevalencia puntual y las
cifras de incidencia anual revela que la prevalencia sue-
le ser más de diez veces mayor. Esto reeja el curso cró-
nico de la esquizofrenia (Messias, Chen e Eaton, 2007).
En cuanto a las formas de inicio de la esquizofre-
nia, el clásico estudio a largo plazo de Ciompi (1980)
encontró que aproximadamente el 50 % de los pacien-
tes experimentaron un inicio agudo, mientras que el
otro 50 % exhibió un pródromo largo seguido de un
inicio más insidioso (Ciompi, 1980; Messias, Chen e
Eaton, 2007). Así también, el estudio intensivo de los
pródromos realizado por Hafner y Gattaz (2012) des-
cribe que la aparición de los síntomas negativos tien-
de a ocurrir unos cinco años antes de la aparición de
los primeros síntomas del primer episodio psicótico,
y la aparición de los síntomas positivos es mucho más
cercana a la primera hospitalización por descompen-
sación (Häfner y Gattaz, 2012).
En la actualidad, es habitual sostener que la esqui-
zofrenia tiene una tasa estable de incidencia a nivel
mundial; sin embargo, una revisión reciente muestra
que la esquizofrenia no se distribuye por igual entre
culturas y países (Saha et al., 2005). Por ejemplo, en
los 132 estudios básicos que fueron analizados por
Saha y colaboradores, junto con los 15 estudios de
inmigrantes y los 41 estudios focalizados en otros
grupos especiales, los valores obtenidos para las dis-
tribuciones de prevalencia puntual y de vida fueron
4,5 y 4,0 cada 1.000 personas, con un rango que va-
ría considerablemente en diferentes países y culturas
(Saha et al., 2005).
La esquizofrenia suele manifestarse en la edad
adulta temprana, pero la edad de inicio varía signi-
cativamente entre hombres y mujeres. En general,
los hombres tienden a desarrollar la enfermedad an-
tes, con un pico de incidencia entre los 15 y 24 años.
En contraste, las mujeres suelen presentar un inicio
algo más tardío, y mientras su pico principal también
ocurre en esta misma franja de edad, un segundo pico
aparece entre los 55 y 64 años. Esta diferencia sugiere
que los factores biológicos y hormonales podrían in-
uir en el momento de aparición de la esquizofrenia
en cada sexo (Munk-Jørgensen, 1987; Messias, Chen
e Eaton, 2007). La evidencia sugiere que los hombres
tienen un mayor riesgo de esquizofrenia a lo largo de
su vida, lo que se desprende de dos metaanálisis que
abordan ese tema y muestran que los hombres tienen
entre un 30 y un 40 % más de riesgo de desarrollar
esquizofrenia a lo largo de su vida (Aleman, Kahn y
Selten, 2003; Messias, Chen e Eaton, 2007).
Desde el punto de vista epidemiológico, el papel que
cumplen los factores de riesgo genéticos y ambientales
en la vida temprana para alterar las trayectorias del de-
sarrollo neurológico y predisponer a un individuo al
desarrollo de la enfermedad constituye un área de par-
ticular interés. Los estudios epidemiológicos sugieren
que la esquizofrenia tiene una fuerte base genética y los
individuos con antecedentes familiares de la enferme-
dad, especialmente aquellos con parientes de primer
grado afectados, tienen un mayor riesgo de desarrollar-
la en comparación con la población general. En cuanto
a los factores psicosociales, como es el caso de las mi-
graciones, la urbanicidad, el pertenecer a minorías ét-
nicas, el bajo nivel socioeconómico, el encarcelamiento,
la falta de sustento económico y de vivienda, fueron se-
ñalados como los más consistentes a lo largo de varios
estudios (Jester et al., 2023).
A pesar de que la esquizofrenia sigue un curso cró-
nico y los tratamientos modernos han mejorado signi-
cativamente el control de los síntomas, los resultados
a largo plazo de la enfermedad no han mostrado me-
jorías sustanciales. A lo largo del tiempo, las mejorías
en el curso y los resultados de la esquizofrenia han sido
modestas, incluso con el avance de los tratamientos du-
rante el siglo XX (Lehman, 2001; Murray et al., 2003).
Según Murray y colaboradores (2003) una posible ex-
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Primer Consenso Argentino sobre el manejo de la Esquizofrenia. Primera parte: introducción...
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 70-95.
plicación se debe a las inuencias compensatorias del
entorno social moderno, que explican peores resulta-
dos en países desarrollados en comparación con los
países en desarrollo; o bien otra posible explicación es
que la mayoría de los pacientes no reciben el tratamien-
to adecuado ni los cuidados necesarios, lo que agrava
su condición (Lehman, 2001; Murray et al., 2003).
En cuanto a las comorbilidades más importantes,
se destaca el abuso de sustancias, los datos publicados
sugieren que casi el 50 % de los pacientes con esquizo-
frenia tienen un trastorno por uso de sustancias con-
currente, con mayor frecuencia alcohol y/o cannabis,
lo que constituye una tasa aproximadamente tres ve-
ces mayor que la de la población general (Green et al.,
2007). A la vez, el consumo resulta en un aumento de
la severidad de los síntomas, en mayores tasas de hos-
pitalización, enfermedades clínicas generales, violen-
cia, victimización, incumplimiento de la medicación
y mala respuesta terapéutica al tratamiento farmaco-
lógico (Green et al., 2007).También fueron reportados
índices aumentados de comorbilidad, con otros diag-
nósticos psiquiátricos dentro de los que se destacan el
trastorno de pánico, con una prevalencia estimada del
15 %; el trastorno de estrés postraumático, con el 29 %
y el trastorno obsesivo compulsivo, con el 23 %; y se
estima que la depresión ocurre hasta en el 50 % de los
pacientes (Buckley et al., 2009).
Finalmente, existe un riesgo de muerte por suici-
dio incrementado a lo largo de la vida en pacientes
con esquizofrenia, que llega a alcanzar el 5 % al 10 %
y una prevalencia de intentos suicidas de por vida que
alcanza los 25-50 %, lo que representa un aumento de
las tendencias suicidas de 50 a 100 veces, en compa-
ración con las de la población general (Cassidy et al.,
2018; McCutcheon, Reis Marques y Howes, 2020).
En conclusión, una comprensión más profunda
de la epidemiología de la esquizofrenia, que incluya
tanto los factores biológicos como los psicosociales, es
esencial para el diseño de intervenciones más ecaces
y fundamental para desarrollar estrategias efectivas de
prevención y tratamiento que puedan mejorar la cali-
dad de vida de los pacientes, así como reducir la carga
de esta enfermedad a nivel global. Además, las futuras
investigaciones deberían centrarse en disminuir las
disparidades en el acceso a los cuidados y en desarro-
llar intervenciones dirigidas a mejorar los resultados
en diversos contextos socioeconómicos.
4. Necesidades no cubiertas en esqui-
zofrenia
El manejo de pacientes que padecen esquizofrenia es
complejo. La reducción de los síntomas positivos es
solo una parte inicial del tratamiento, condición nece-
saria pero no suciente para un tratamiento óptimo y
completo de la enfermedad (Pompili et al., 2017).
La esquizofrenia presenta importantes necesidades
no cubiertas en su manejo, que incluyen desafíos en el
control de dominios especícos como los síntomas ne-
gativos y cognitivos, la adherencia terapéutica, la fun-
cionalidad del individuo, los efectos adversos farma-
cológicos y el acceso a soporte psicosocial y cuidados
personalizados como parte de un tratamiento adecua-
do y completo. Por otro lado, la determinación y el tra-
tamiento de signos y síntomas médicos no psiquiátri-
cos como aquellos relacionados a la salud metabólica y
cardiovascular, responsables de una menor expectativa
de vida en estos pacientes y mayor morbilidad tanto c-
nica como psiquiátrica (Patel et al., 2010).
Para una mejor comprensión detallaremos breve-
mente algunas de estas necesidades no cubiertas. Po-
demos separarlas en cuatro grandes grupos:
4.1. Síntomas
El manejo efectivo tanto de síntomas negativos como
cognitivos es una necesidad no cubierta crítica en el
tratamiento de la esquizofrenia, en función del impac-
to profundo que estos síntomas tienen en la calidad de
vida y funcionalidad del paciente (Galderisi et al., 2018).
Otro punto importante y no cubierto es la existen-
cia de instrumentos apropiados de medición de los
síntomas negativos para mejorar su reconocimiento y
abordaje (Galderisi et al., 2020).
Los tratamientos farmacológicos tampoco son
efectivos para los síntomas cognitivos de la enferme-
dad como las disfunciones ejecutivas, mnésicas, aten-
cionales, de memoria verbal y espacial y del aprendi-
zaje, entre otras. Estos síntomas cognitivos son hoy
considerados como una las dimensiones más inhabili-
tantes, síntomas generalmente no resueltos por opcio-
nes farmacológicas y que están presentes en todas las
etapas de la enfermedad (Green, 2016).
4.2. Farmacológicas
Dos necesidades parcialmente cubiertas con respecto
al dominio farmacológico en la esquizofrenia son, por
un lado la adherencia al tratamiento y, por el otro, los
efectos adversos propios de los fármacos antipsicóticos.
Respecto a la adherencia, los pacientes con esqui-
zofrenia se rehúsan a tomar medicación o interrum-
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Primer Consenso Argentino sobre el manejo de la Esquizofrenia. Primera parte: introducción...
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pen sus tratamientos en forma abrupta. Estudios
muestran que aproximadamente un tercio de los pa-
cientes adhiere al tratamiento, un tercio adhiere par-
cialmente y otro tercio no adhiere. Y posiblemente la
no adherencia aumenta cuando el paciente no está
institucionalizado (Pompili, et al., 2017).
Es fundamental, entonces, mejorar la adherencia
para reducir el riesgo de recaídas y hospitalización.
En cuanto a los efectos adversos la sedación, los
efectos extrapiramidales, los anticolinérgicos, la hi-
perprolactinemia, la disfunción sexual y sobre todo el
síndrome metabólico y las enfermedades cardiovascu-
lares son de gran frecuencia y, al momento, se cuenta
con pocos instrumentos para disminuirlos o evitarlos.
La aparición y el sostenimiento de estos efectos ad-
versos atentan signicativamente contra la adherencia
(Ames, et al., 2016).
4.3. Médicas
El síndrome metabólico, la diabetes, la dislipidemia y
las enefermedades cardiovasculares son más frecuentes
en los pacientes esquizofrénicos que en la población
general, independientemente del tratamiento farmaco-
lógico. Estas comorbilidades disminuyen la expectativa
de vida entre 10 y 20 años (Correll et al., 2017).
Muchos factores pueden favorecer estas comorbili-
dades como la pobreza, un estilo de vida no saludable
y la falta de psicoeducación para estos factores. Es im-
portante destacar que aproximadamente un 40 % de
los pacientes que padecen esquizofrenia y diabetes no
reciben tratamiento para esta última (Meyer y Nasra-
llah, 2009).
El abuso de sustancias es otra comorbilidad fre-
cuente, que empeora el pronóstico y la evolución de
la esquizofrenia. Muchos de estos pacientes duales no
acceden a tratamientos que incluyan los dos trastor-
nos (Torres González et al., 2014).
4.4. Psicosociales
Los pacientes con esquizofrenia habitualmente son
solteros, desempleados, con pocos recursos y contac-
tos sociales, con bajo nivel educativo. Por estos y otros
motivos, como la estigmatización, presentan alto ries-
go de aislamiento, serios problemas habitacionales
y generalmente sus ingresos dependen de subsidios
otorgados por el Estado. No es común la existencia de
oportunidades laborales o de inserción social para es-
tos pacientes (Moreno-Küstner et al., 2011).
La estigmatización es un punto crucial que genera
exclusión social e incluso familiar ya que, por un lado,
en muchas ocasiones, la misma familia excluye al en-
fermo y, por otro, muchas veces los familiares de un
paciente esquizofrénico son incluidos en la discrimi-
nación y estigmatización por parte del entorno social.
Las actividades de la vida diaria también están
francamente afectadas y esto, a su vez, genera mayor
aislamiento y síntomas de tipo depresivos en estos pa-
cientes. Su calidad de vida psicosocial es pobre y poco
considerada por los médicos psiquiatras y los servi-
cios estatales o privados de atención médica.
La indicación de psicofármacos con mejor tolera-
bilidad, el hecho de formar parte de programas comu-
nitarios de soporte y la posibilidad de acceder a psico-
terapias adecuadas mejoran claramente la calidad de
vida de estos pacientes (Torres González et al., 2014).
5. La carga de la esquizofrenia
Una revisión sistemática reportó que los costos socia-
les medianos más altos por paciente (ajustados por
paridad de poder adquisitivo, PPP) corresponden a
los trastornos del desarrollo (incluyendo los trastor-
nos del espectro autista), seguidos por la esquizofre-
nia y las discapacidades intelectuales (Christensen et
al., 2020). Por lo tanto, la esquizofrenia representa uno
de los mayores costos sociales y económicos entre to-
dos los trastornos mentales (Chong et al., 2016).
La esquizofrenia, entonces, es una de las enferme-
dades psiquiátricas más representativas que tiene un
fuerte impacto en los presupuestos de atención mé-
dica en todo el mundo (American Psychiatric Asso-
ciation, 2013). Es considerada una enfermedad po-
tencialmente incapacitante que afecta a los adultos
jóvenes y a sus familias y que persiste durante muchos
años, requiriendo a menudo intervenciones farmaco-
lógicas y no farmacológicas costosas con montos indi-
rectos adicionales que pueden superar marcadamente
a los directos (estos representan el 50-85 % del costo
total). En los EE. UU., esto representa una carga eco-
nómica que oscila entre USD 25.452 y USD 102.396
millones (dólares estadounidenses) por año (Chong
et al., 2016). El costo de la esquizofrenia resistente al
tratamiento (ERT) alcanza a ser 3 a 11 veces mayor
que el costo de la esquizofrenia que responde al trata-
miento, ya que se ha visto asociada a un mayor índice
de hospitalizaciones y estadías más prolongadas, ma-
yor consumo de psicotrópicos, abuso de sustancias y
menor índice de recuperación funcional (Kennedy et
al., 2014; Wimberley et al., 2016; Nucifora et al., 2019).
En un estudio realizado en la Argentina se de-
mostró que un tercio de los costos directos en salud
mental (hospitalizaciones, dispositivos comunitarios,
consulta con profesionales de salud mental, disposi-
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Primer Consenso Argentino sobre el manejo de la Esquizofrenia. Primera parte: introducción...
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 70-95.
tivos de atención ambulatoria, tratamientos farma-
cológicos y manejo de efectos adversos) y dos tercios
de los costos indirectos en salud mental (pérdida de
productividad de los pacientes debida a la enfermedad
o muerte, pérdida de productividad de la familia que
no concurre al trabajo por estar a cargo del paciente)
están destinados a la esquizofrenia (Gargolo, 2005).
Un estudio publicado recientemente tuvo como
objetivo revisar la literatura publicada entre 2006 y
2021 sobre los diferentes tipos de costos asociados a
la esquizofrenia en 10 países: Estados Unidos, Reino
Unido, Francia, Alemania, Italia, España, Canadá,
Japón, Brasil y China. En esta revisión se considera-
ron todas las categorías de costos (directos, indirectos
e intangibles) y las perspectivas de distintos actores,
incluidos pacientes, sistemas de salud y la sociedad
en general. Se incluyeron 64 estudios (47 estudios
primarios y 17 revisiones) y se observó que los datos
sobre costos directos son los más frecuentes, mientras
que los costos indirectos se informan con menor fre-
cuencia, y los costos intangibles, como el sufrimiento
psicológico, prácticamente no se cuantican. El costo
total por paciente por año (PPPY, por sus siglas en in-
glés) varió ampliamente entre los países, desde USD
2.004 hasta USD 94.229. Los costos indirectos, que
incluyen pérdida de productividad por desempleo,
discapacidad, jubilación anticipada o muerte prema-
tura, representan entre el 50 % y el 90 % del costo total
(USD 1.852–62.431 PPPY). También se incluyen en
esta categoría las pérdidas económicas de los cuida-
dores por ausentismo, la reducción de productividad
y la pérdida de tiempo de ocio. A pesar de su relevan-
cia, estos costos no se recogen de forma sistemática ni
se incorporan en las evaluaciones económicas sanita-
rias. Los costos directos oscilaron entre USD 4.394 y
31.798 PPPY, siendo los costos por hospitalización el
componente más signicativo (entre el 20 % y el 99 %
del total de costos directos).
Otras categorías incluidas fueron atención ambu-
latoria, medicamentos, servicios de emergencia, aten-
ción a largo plazo, equipamiento médico, transporte y
servicios sociales. Los costos intangibles, como el do-
lor, el sufrimiento, el estrés y la ansiedad de pacientes
y cuidadores no fueron reportados en ninguno de los
estudios analizados, a pesar de su importancia en la
carga total de la enfermedad. Además, los pacientes
con síntomas negativos (apatía, retraimiento social,
embotamiento afectivo) generaron mayores costos
en comparación con aquellos que presentaban princi-
palmente síntomas positivos (alucinaciones, delirios),
debido a una mayor utilización de medicamentos y
servicios médicos (Kotzeva, 2023).
6. Neurobiología de la esquizofrenia
6.1. Cambios neuroanatómicos
La esquizofrenia es un trastorno caracterizado por al-
teraciones progresivas en la materia gris y en la blanca
del cerebro (American Psychiatric Association, 2022).
En este sentido, se ha documentado una disminución
del volumen de materia gris en regiones prefrontales,
mediales y temporales superiores, asociada con dete-
rioro de la memoria episódica y de la toma de decisio-
nes (Emsley et al., 2020; Liang et al., 2020).
Concomitantemente, se ha observado una reduc-
ción de la integridad microestructural de la sustancia
blanca. Algunos estudios con imagen por tensor de
difusión (DTI, por sus siglas en inglés) han demos-
trado disminución de la anisotropía fraccional, un
marcador sensible a procesos de desmielinización,
en tractos como el fascículo longitudinal superior, el
haz cingulado, el fascículo uncinado y el hipocampo
(Levman et al., 2015). Esta pérdida podría reejar
alteraciones en funciones cognitivas clave, como la
memoria de trabajo, posiblemente mediadas por una
diferenciación neuronal deciente (Jones et al., 2017).
El uso prolongado de antipsicóticos podría inuir
en los hallazgos estructurales, siendo más consistente la
afectación en la sustancia gris (Liang et al., 2020). Ade-
más, algunos estudios con tomografía computarizada
han evidenciado una pérdida global de tejido cerebral
y un agrandamiento de los ventrículos laterales y del
tercer ventrículo en función de la duración de la enfer-
medad (Levman et al., 2015). Las alteraciones estructu-
rales se han vinculado también con síntomas negativos
y disfunciones ejecutivas, observándose cambios en
regiones como el tálamo, el hipocampo y el giro cingu-
lado anterior (Brown et al., 2014; Emsley et al., 2023).
En conjunto, estos hallazgos respaldan la hipóte-
sis de una disfunción distribuida en redes cerebrales,
más que de una lesión localizada (Liang et al., 2020;
Emsley et al., 2023).
6.2. Neurotransmisores
Numerosas investigaciones en neurociencia traslacio-
nal han demostrado que la esquizofrenia implica una
disfunción en múltiples sistemas de neurotransmisión.
Si bien la hipótesis dopaminérgica ha sido histórica-
mente central, los modelos actuales integran también
alteraciones en los sistemas glutamatérgico, gabaér-
gico, colinérgico y serotoninérgico. Estos sistemas
interactúan y participan en el equilibrio excitatorio/
inhibitorio, la modulación sináptica y la regulación de
circuitos neuronales que subyacen a los síntomas po-
81
Primer Consenso Argentino sobre el manejo de la Esquizofrenia. Primera parte: introducción...
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 70-95.
sitivos, negativos y cognitivos del trastorno (Tabla 1).
A continuación, se describen los principales hallazgos
que vinculan la neurotransmisión con la siopatolo-
gía de la esquizofrenia, así como las implicancias tera-
péuticas emergentes.
6.2.1 Sistema dopaminérgico
El tratamiento farmacológico de los síntomas posi-
tivos (delirios y alucinaciones) mejoró signicativa-
mente tras la introducción de fármacos antipsicóticos
en la segunda mitad del siglo XX. Dado que todos
estos compuestos comparten el antagonismo sobre
receptores D2 (Howes et al., 2012; Stahl, 2013), se ha
propuesto que una alteración en la transmisión do-
paminérgica contribuye a la siopatología de la en-
fermedad. En particular, el incremento en la síntesis
y la liberación de dopamina podría subyacer en los
síntomas positivos, los cuales responden con mayor
ecacia al bloqueo de receptores D2 que los síntomas
negativos o cognitivos (Howes y Shatalina, 2022).
Tres hallazgos apoyan esta hipótesis (Connell,
1957; Di Chiara, 1988; Deutch, 1992): por un lado,
dosis elevadas de anfetaminas inducen psicosis en in-
dividuos sanos; por el otro, la liberación de dopamina
inducida por anfetaminas es más pronunciada en el
núcleo accumbens; por último, los efectos conductua-
les estereotipados por anfetaminas se asocian a esta
hiperactividad dopaminérgica.
Un metaanálisis de 21 estudios (McCutcheon et
al., 2018, 2019), con 269 pacientes y 313 controles,
demostró disfunción dopaminérgica predominante-
mente en las subdivisiones dorsales del cuerpo estria-
do, lo cual desafía la clásica hipótesis mesolímbica y
señala nuevas dianas terapéuticas.
Algunos estudios de neuroimagen han mostrado un
incremento en la captación estriatal de [¹⁸F] uorodo-
pa o [¹¹C] DOPA en pacientes con esquizofrenia (Bose,
2008; Howes et.al., 2013; DAmbrosio et. al., 2019), con-
solidando la evidencia de desregulación dopaminérgica.
Por otra parte, se ha planteado que una hipodo-
paminergia cortical contribuye al deterioro cognitivo,
dada la relevancia de la dopamina en la corteza pre-
frontal para funciones ejecutivas (Krabbe et al., 2015;
Simpson et al., 2010).
6.2.2 Sistema glutamatérgico
La hipótesis glutamatérgica de la esquizofrenia postu-
la que una disfunción del sistema glutamatérgico –en
particular, de los receptores N-metil-D-aspartato, o
NMDAR por sus siglas en inglés– desempeña un pa-
pel central en la siopatología y en las manifestacio-
nes clínicas del trastorno (Egerton y Stone, 2012). Esta
teoría se originó a partir de observaciones farmacoló-
gicas: antagonistas no competitivos de los NMDAR,
como la fenciclidina (Luisada, 1978) y la ketamina
(Lahti et al., 1995), inducen en individuos sanos un
estado psicotomimético caracterizado por síntomas
positivos y deterioro cognitivo similares a los obser-
vados en la esquizofrenia.
Desde una perspectiva neurobiológica, se ha pro-
puesto que la hipofunción de los NMDAR en inter-
neuronas gabaérgicas de disparo rápido –particular-
mente aquellas que expresan parvalbúmina– provoca
una desinhibición de las neuronas piramidales glu-
tamatérgicas, con la consiguiente liberación excesiva
de glutamato en sinapsis excitatorias (Nakazawa y Sa-
pkota, 2020).
En consonancia con este modelo, estudios genómi-
cos recientes han identicado variantes genéticas –in-
cluyendo polimorsmos de un solo nucleótido (SNP,
por sus siglas en inglés), variaciones en el número de
copias (CNV, por sus siglas en inglés) y variantes ra-
ras– en genes implicados en la neurotransmisión glu-
tamatérgica (Ripke et al., 2020; Singh et al., 2022). Asi-
mismo, las técnicas de espectroscopía por resonancia
magnética con detección de protón (1H-MRS) han
permitido estudiar alteraciones en los niveles de me-
tabolitos relacionados con el glutamato y proporcio-
naron evidencia adicional de una posible disrupción
del equilibrio excitatorio/inhibitorio en el cerebro de
personas con esquizofrenia.
En este contexto, el glutatión ha recibido particu-
lar atención. Se trata de un tripéptido compuesto por
glutamato, cisteína y glicina, que cumple una función
esencial como antioxidante intracelular en la defensa
contra el estrés oxidativo. Además, regula el estado re-
dox de los NMDAR y modula su actividad funcional.
El aumento de los niveles extracelulares de glutatión
puede facilitar la despolarización neuronal inducida
por glutamato a través de la potenciación de la señali-
zación mediada por los NMDAR.
Los hallazgos sobre los niveles cerebrales de gluta-
tión son, sin embargo, contradictorios. Algunos estu-
dios informan una reducción en la corteza prefrontal
medial y un aumento en el lóbulo temporal medial
(Do et al., 2000; Wood et al., 2009), mientras que otros
no detectan diferencias signicativas en comparación
con controles sanos (Matsuzawa et al., 2008; Terpstra
et al., 2005).
Finalmente, diversos metaanálisis de estudios con
1H-MRS sugieren una alteración del balance excita-
torio/inhibitorio caracterizada por un aumento de
metabolitos glutamatérgicos y una disminución de
los niveles del ácido gamma-aminobutírico (GABA)
(Kumar et al., 2020; Merritt et al., 2016; Nakahara et
82
Primer Consenso Argentino sobre el manejo de la Esquizofrenia. Primera parte: introducción...
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al., 2022). No obstante, los resultados disponibles has-
ta la fecha presentan una considerable heterogeneidad
metodológica y no permiten establecer conclusiones
denitivas (McCutcheon, 2021).
6.2.3 Sistema gabaérgico
La hipótesis gabaérgica se apoya en estudios post mor-
tem que evidencian una disfunción en la neurotrans-
misión inhibidora mediada por el GABA (Dienel et
al., 2022). De este modo, se ha observado una reduc-
ción de la actividad de la enzima glutamato descar-
boxilasa (GAD), encargada de la síntesis del GABA,
especialmente de su isoforma de 67 kDa (GAD67), en
la corteza prefrontal y otras regiones (Guidotti et al.,
2000; Gonzalez-Burgos y Lewis, 2008).
Las neuronas en cesto parvalbúmina-positivas pa-
recen especialmente vulnerables en la esquizofrenia
(Fujihara, 2023). Esta alteración se ve respaldada por
estudios de 1H-MRS, que han evidenciado una dis-
minución de los niveles del GABA en el giro cingular
durante los primeros episodios psicóticos (Nakahara et
al., 2022), en concordancia con hallazgos post mortem.
6.2.4 Sistema colinérgico: receptores muscarí-
nicos M1 y M4
Los receptores muscarínicos de acetilcolina (mAChR,
por sus siglas en inglés), en particular los subtipos
M1 y M4, están implicados en la modulación de cir-
cuitos dopaminérgicos relacionados con la psicosis.
Mientras que los M1 predominan en corteza frontal e
hipocampo, los M4 lo hacen en estructuras subcorti-
cales como el cuerpo estriado. Algunos estudios post
mortem han reportado una reducción en la unión de
[3H]pirenzepina a mAChR, así como una menor ex-
presión del ARNm para mAChR M1 y M4 (Scarr et
al., 2009; Saint-Georges et al., 2025). También se ha
observado una menor densidad proteica de M1 en la
corteza (Scarr et al., 2007).
Los estudios con SPECT que utilizan [123I]-iodo-
dexetimida han conrmado estos hallazgos en pacien-
tes sin tratamiento y han permitido vincular la dismi-
nución de receptores con mayor una severidad clínica
(Bakker et al., 2015, 2018).
Los resultados positivos de la utilización de ago-
nistas M1/M4 (como la xanomelina y la emraclidina)
han reavivado el interés terapéutico en esta vía ya que
mostraron benecios sobre síntomas positivos, nega-
tivos y cognitivos sin efectos extrapiramidales (Yohn
et al., 2022; Paul et al., 2022).
6.2.5 Hipótesis serotoninérgica
A partir de los efectos alucinógenos observados con
sustancias como el LSD, la mescalina y la psilocibina,
así como de la ecacia clínica de antipsicóticos atípi-
cos con acción antagonista serotoninérgica –como la
clozapina–, se ha propuesto que el receptor 5-HT2A
cumple un rol central en la siopatología de los sín-
tomas psicóticos (Aghajanian y Marek, 2000). En
este sentido, el antagonismo selectivo del receptor
5-HT2A puede atenuar síntomas psicóticos sin nece-
sidad de bloquear receptores dopaminérgicos D2, co-
mo ha sido demostrado en pacientes con enfermedad
de Parkinson, donde el tratamiento con antagonistas
5-HT2A no exacerba los síntomas motores (Ballanger
et al., 2010).
La hiperactividad del sistema serotoninérgico po-
dría explicarse por un aumento en la liberación de se-
Tabla 3. Principales hallazgos sobre neurotransmisores en la esquizofrenia
Sistema Evidencia principal Implicancia clínica
Dopaminérgico Hiperactividad en cuerpo estriado dorsal;
hipodopaminergia prefrontal.
Base de los antipsicóticos D2; correlato de
síntomas positivos.
Glutamatérgico Hipofunción de los NMDAR en interneuro-
nas gabaérgicas; aumento de glutamato
Posible blanco terapéutico para síntomas
negativos y deterioro cognitivo.
Gabaérgico Reducción de GAD67 y de GABA cortical;
disfunción en PV+.
Relacionado con alteraciones en la sincronía
de redes neuronales.
Colinérgico (muscarínico) Disminución de receptores M1/M4; ecacia
de agonistas selectivos.
Alternativa terapéutica sin efectos extrapi-
ramidales.
Serotoninérgico Activación excesiva del receptor 5-HT2A;
liberación secundaria de glutamato.
Antagonistas 5-HT2A ecaces en síntomas
psicóticos sin bloqueo D2
Nota: NMDAR: receptores para N-metil-D-aspartato; GAD67: isoforma de la enzima glutamato descarboxilasa de 67 kDa; PV+: neuronas que expre-
san parvalbúmina.
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rotonina, una sobreexpresión de receptores 5-HT2A,
o una combinación de ambos mecanismos. De este
modo, una sobreactivación del receptor promueve la
liberación de glutamato, que a su vez estimula la ac-
tividad del área tegmental ventral, lo que culmina en
una activación de la vía dopaminérgica mesolímbica
(Stahl, 2018).
6.3. La hipótesis sináptica
Feinberg (1982) propuso que una poda sináptica atí-
pica durante la adolescencia podría contribuir al desa-
rrollo de la esquizofrenia. Esta hipótesis fue ampliada
por Keshavan et al. (1994), quienes plantearon un des-
equilibrio entre una eliminación excesiva de sinapsis
en regiones corticales y una depuración insuciente
en estructuras subcorticales, como el cuerpo estriado.
Más recientemente, Howes y Onwordi (2023) in-
corporaron esta perspectiva en un modelo de “múlti-
ples impactos” (multi-hit model), según el cual factores
genéticos y ambientales convergen en la inducción de
una poda sináptica aberrante, mediada por el sistema
del complemento (particularmente las proteínas C1q,
C3 y C4). En este contexto, la sobreexpresión del alelo
C4A se ha vinculado con un aumento en el riesgo de
desarrollar esquizofrenia.
En una revisión sistemática con metaanálisis cen-
trada en la pérdida sináptica en esquizofrenia, Osimo
et al. (2019) analizaron estudios post mortem de dise-
ño caso-control que cuanticaban proteínas sinápti-
cas –como PSD-95 y sinapsina– y niveles de ARNm
en tejido cerebral. La evidencia reunida respalda la
hipótesis de una reducción sináptica de moderada
a severa en pacientes con esquizofrenia, con mayor
prominencia en el hipocampo y la corteza prefrontal.
Además, modelos in vitro con células madre pluripo-
tentes inducidas (iPSC, por sus siglas en inglés) han
mostrado una mayor eliminación sináptica por acción
de la microglía en células de pacientes esquizofrénicos
(Sellgren et al., 2019).
Las neuroimágenes también han evidenciado una
pérdida de volumen de la sustancia gris y menor
densidad sináptica medida con PET y [11C]UCB-J
(Onwordi et al., 2020). Esta pérdida podría alterar el
equilibrio excitación/inhibición, afectar la motivación
y las funciones ejecutivas, y generar un ciclo vicio-
so de poda anómala inducido por el estrés psicótico
(Howes, 2022).
Por último, este modelo apunta a generar nuevas
estrategias terapéuticas, como la modulación de la mi-
croglía o del sistema del complemento, con el n de
restaurar la integridad sináptica en la esquizofrenia.
7. Genética de la esquizofrenia
Desde la década de 1920, numerosos estudios de
agregación familiar han demostrado de manera con-
sistente que los parientes de personas con esquizofre-
nia presentan un riesgo signicativamente mayor de
desarrollar la enfermedad en comparación con la po-
blación general. Estas investigaciones han permitido
establecer que el riesgo se incrementa en función del
grado de consanguinidad: a menor distancia genética,
mayor es la probabilidad de aparición del trastorno
(Gottesman, 1991). En este sentido, los familiares de
primer grado –es decir, padres, hermanos e hijos–
muestran un riesgo hasta diez veces superior al ob-
servado en familiares de personas sin antecedentes de
esquizofrenia. Asimismo, los estudios familiares han
revelado que los parientes de pacientes con esquizo-
frenia también presentan un riesgo incrementado de
padecer otros trastornos del espectro esquizofrénico,
como el trastorno esquizotípico, el trastorno paranoi-
de de la personalidad y diversos trastornos psicóticos
no afectivos (LE, 2020).
Por otro lado, los estudios con gemelos han per-
mitido estimar el grado de concordancia para un ras-
go o trastorno determinado en gemelos dicigotos (no
idénticos) y monocigotos (idénticos). Mientras que
los monocigotos comparten prácticamente la tota-
lidad de su material genético, los dicigotos compar-
ten, en promedio, el 50 %. Ambos tipos suelen criarse
en entornos ambientales similares. Así, si los factores
ambientales explicaran completamente la agregación
familiar observada en la esquizofrenia, no deberían
observarse diferencias en la concordancia entre mono-
cigotos y dicigotos. Por el contrario, si los factores gené-
ticos fueran determinantes, se esperaría una concor-
dancia del 100 % en los monocigotos. En la práctica,
se observa una concordancia de aproximadamente el
50 % en gemelos monocigotos y del 17 % en dicigotos
(Sullivan, Kendler & Neale, 2003; Hilker et al., 2018).
Esta diferencia sustancial indica que los factores gené-
ticos desempeñan un papel importante en la etiología
de la esquizofrenia, aunque no exclusivo, lo que sugiere
una interacción compleja entre predisposición genética
y ambiente.
7.1. Heredabilidad
La heredabilidad es una estimación estadística que
cuantica la proporción de la variabilidad observada
en un rasgo que puede atribuirse a factores genéticos
dentro de una población determinada. Esta medida
se obtiene, principalmente, a partir de estudios fa-
miliares, en especial aquellos que analizan la agrega-
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Primer Consenso Argentino sobre el manejo de la Esquizofrenia. Primera parte: introducción...
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ción familiar y los estudios con gemelos (Zamanpoor,
2020). En el caso de la esquizofrenia, su heredabilidad
ha sido estimada entre un 79 % y un 81 % a partir de
metaanálisis de estudios con gemelos (Sullivan et al.,
2003; Lichtenstein et al., 2009; Hilker et al., 2018). Esta
elevada heredabilidad también se ha documentado en
un espectro más amplio de trastornos neuropsiquiá-
tricos, lo que sugiere una base genética común subya-
cente (Hilker et al., 2018).
7.2. Modelo poligénico de la esquizofrenia
La esquizofrenia se considera un trastorno de base
poligénica, lo que implica que su riesgo genético está
determinado por la interacción de numerosos loci,
cada uno con un efecto individual pequeño. En este
contexto, los metaanálisis de estudios de ligamiento
han sugerido que múltiples regiones cromosómicas
podrían contener loci asociados con una mayor sus-
ceptibilidad a la enfermedad (Ng et al., 2009; Henri-
ksen et al., 2017). Asimismo, diversas investigaciones
han propuesto que numerosos genes participan en
la etiología de la esquizofrenia, con efectos aditivos
de magnitud pequeña a moderada (Wong y Van Tol,
2003; Modinos et al., 2013).
Aunque la esquizofrenia suele diagnosticarse en la
adultez temprana, se considera un trastorno del neuro-
desarrollo. Los conocimientos actuales sobre el riesgo
genético convergen en la idea de que ciertas etapas tem-
pranas del desarrollo cerebral pueden verse alteradas,
desviándose de un curso normativo y dando lugar a la
sintomatología clínica (Birnbaum y Weinberger, 2024).
7.3. Estudios de asociación del genoma com-
pleto
Los estudios de asociación del genoma completo
(GWAS, por sus siglas en inglés) han identicado va-
riantes genéticas comunes –con una frecuencia alé-
lica mayor al 1 % conocidas como polimorsmos de
un solo nucleótido (SNP, por sus siglas en inglés), que
desempeñan un papel relevante en la susceptibilidad a
la esquizofrenia (Owen et al., 2023). Así, este enfoque
permite analizar grandes cohortes poblacionales para
detectar asociaciones entre variantes genómicas espe-
cícas y un mayor riesgo de desarrollar determinadas
enfermedades o rasgos complejos (Sullivan et al., 2012).
En 2009, el Consorcio Internacional de Genética
de la Esquizofrenia (International Schizophrenia Con-
sortium) publicó el primer GWAS que identicó aso-
ciaciones genéticas destacadas con la esquizofrenia
(International Schizophrenia Consortium, 2009). Ese
mismo año, dos investigaciones independientes refor-
zaron estos hallazgos, consolidando la evidencia del
componente genético de la enfermedad (Stefansson et
al., 2009; Shi et al., 2009).
A lo largo de la década siguiente, se consolidó el
Consorcio de Genómica Psiquiátrica (Psychiatric Ge-
nomics Consortium, PGC), que se convirtió en el prin-
cipal referente internacional en el impulso de GWAS
en esquizofrenia. En sus primeras publicaciones, el
PGC identicó cinco loci genómicos nuevos asocia-
dos con el trastorno y replicó dos asociaciones pre-
viamente descritas (Ripke et al., 2011). El incremento
progresivo del tamaño muestral permitió, en un estu-
dio posterior, detectar 128 asociaciones independien-
tes distribuidas en 108 loci genómicos, de los cuales 83
no habían sido reportados previamente (Ripke et al.,
2014; Schizophrenia Working Group of the Psychia-
tric Genomics Consortium, 2014). Entre los hallazgos
más robustos y replicados se destaca la asociación con
la región 6p22.1.
El mayor GWAS publicado hasta la fecha incluyó
a 76.755 personas con diagnóstico de esquizofrenia y
243.649 controles sanos, e identicó 287 asociaciones
genéticas de relevancia (Trubetskoy et al., 2022). Este
análisis reveló un elevado número de loci vinculados
con el trastorno y, mediante técnicas de mapeo no
y análisis integrados, se identicaron variantes tanto
raras como comunes con fuerte respaldo funcional,
particularmente en genes como GRIN2A (Glutama-
te Ionotropic Receptor NMDA Type Subunit 2A), SP4
(Sp4 Transcription Factor), STAG1 (Stromal Antigen 1)
y FAM120A (Family With Sequence Similarity 120A).
Además, se observó un enriquecimiento de asociacio-
nes en genes implicados en el neurodesarrollo, lo que
permitió priorizar nuevos candidatos con posible re-
levancia etiológica, tales como CACNA1C (Calcium
Voltage-Gated Channel Subunit Alpha1 C), FOXP1
(Forkhead Box P1) y BCL11B (B-Cell CLL/Lymphoma
11B) (Trubetskoy et al., 2022).
7.3.1 La región 6p22.1 y el gen C4
Una de las asociaciones más robustas y replicadas en
los estudios GWAS se encuentra en la región 6p22.1,
que abarca el complejo mayor de histocompatibilidad
(CMH) (Shi et al., 2009). En este locus, variantes en el
gen que codica el componente 4 del complemento
(C4) fueron señaladas como posibles elementos fun-
cionales implicados en la patogenia de la esquizofre-
nia (Shi et al., 2009; Sekar et al., 2016).
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Primer Consenso Argentino sobre el manejo de la Esquizofrenia. Primera parte: introducción...
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 70-95.
7.4. Contribución acumulativa de los poli-
morsmos de un solo nucleótido y heredabi-
lidad faltante
La mayoría de los polimorsmos de un solo nucleóti-
do asociados con la esquizofrenia se encuentran tanto
en individuos afectados como en controles, aunque
con una frecuencia signicativamente mayor en los
primeros. Esto sugiere que el efecto de cada variante
individual sobre el riesgo de desarrollar la enferme-
dad es, en general, modesto (Singh et al., 2022). De
hecho, el tamaño del efecto promedio de estos SNP
es bajo (odds ratio media: 1,06; rango: 1,04–1,23). No
obstante, cuando se consideran de manera agregada,
estas variantes explican aproximadamente el 24 % de
la varianza en la predisposición genética a la esquizo-
frenia (Trubetskoy et al., 2022; Pardiñas et al., 2018).
Esto sugiere que incluso los SNP que no alcanzan el
umbral convencional de signicación genómica pue-
den contribuir colectivamente a la carga poligénica
del trastorno.
La gran mayoa de los SNP de riesgo identicados
(más del 90 %) se localiza en regiones no codicantes
del genoma (es decir, fuera de las secuencias que co-
dican proteínas), por lo que no alteran directamente
la estructura o la función de las proteínas resultantes
(Roussos et al., 2014). Sin embargo, algunas de estas
variantes modulan la expresión génica, actuando como
loci de rasgos cuantitativos de expresión (eQTL, por sus
siglas en inglés), accesibles desde la cromatina, y regu-
lan la transcripción mediante mecanismos epigenéticos
(PsychENCODE Consortium, 2015; Bilecki,, 2023).
Estos hallazgos refuerzan el modelo poligénico de
la esquizofrenia, en el que múltiplesvariantes distri-
buidas a lo largo del genoma, cada una con un efecto
pequeño, contribuyen colectivamente al riesgo de de-
sarrollar la enfermedad. Sin embargo, estas variantes
explican solo una fracción de la heredabilidad esti-
mada, que alcanza aproximadamente el 80 % según
estudios de diseño gemelar (Hilker et al., 2018). En
consecuencia, la discrepancia entre las estimaciones
de heredabilidad obtenidas a partir de estudios de
genética epidemiológica y la proporción atribuible a
los SNP identicados mediante estudios genómicos
constituye la denominada heredabilidad faltante, un
fenómeno que aún no ha sido plenamente esclarecido
y que sigue siendo objeto de intensa investigación.
7.5. Variantes en el número de copias
La identicación de reordenamientos cromosómicos
en individuos con esquizofrenia ha proporcionado
evidencia sólida de que las variaciones estructurales
del genoma pueden inuir en la expresión de fenoti-
pos conductuales complejos (Tam et al., 2010). Entre
las alteraciones más relevantes se encuentran la dele-
ción en el locus 22q11.2, asociada con el síndrome de
DiGeorge, y la translocación recíproca entre los cro-
mosomas 1 y 11, que interrumpe el gen DISC1 (Dis-
rupted in Schizophrenia 1), ambas vinculadas con un
mayor riesgo de desarrollar el trastorno.
Las variantes en el número de copias (CNV, por sus
siglas en inglés) –segmentos de al menos 50 pares de
bases que pueden estar ausentes (deleciones) o dupli-
cados con respecto al genoma de referencia– constitu-
yen el tipo más frecuente de variación estructural en el
genoma humano (Stankiewicz y Lupski, 2010).
Las deleciones revisten particular relevancia ya que
pueden alterar directamente la estructura y la función
de los genes afectados, y se consideran más proclives
a inducir consecuencias fenotípicas signicativas. En
este contexto, numerosas CNV han sido asociadas con
un mayor riesgo de enfermedades neuropsiquiátricas
complejas, entre ellas la esquizofrenia y los trastornos
del espectro autista (Kushima et al., 2018).
Desde una perspectiva genómica, los individuos
con esquizofrenia exhiben una carga notablemente
mayor de variantes en el número de CNV –denidas
como aquellas con una frecuencia menor al 1 % y un
tamaño superior a 20 kilobases– en comparación con
sujetos sin el trastorno (Richards et al., 2023). Asimis-
mo, se ha documentado una tasa signicativamente
elevada de CNV de novo en individuos con esquizo-
frenia, lo que sugiere un posible rol de estas altera-
ciones estructurales en la etiología no heredada de la
enfermedad (Kirov et al., 2014).
Entre las CNV asociadas con la esquizofrenia,
las alteraciones en el gen NRXN1 (neurexina 1) han
despertado particular interés, al ser una de las pocas
variantes estructurales recurrentes identicadas en
múltiples estudios independientes (Kirov et al., 2008;
Vrijenhoek et al., 2008). En términos más precisos, las
neurexinas constituyen un grupo de proteínas presi-
nápticas que desempeñan una función crucial en la
adhesión sináptica y en la arquitectura de la sinapsis
ya que actúan como mediadores en la diferenciación
y la especialización de las neuronas postsinápticas. El
gen NRXN1, que codica una de estas proteínas, se
localiza en el locus 2p16.3.
Por último, en la Tabla 4 se muestran otras CNV
implicadas en la esquizofrenia.
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Primer Consenso Argentino sobre el manejo de la Esquizofrenia. Primera parte: introducción...
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 70-95.
7.6. Variantes de un solo nucleótido e indels
Los análisis genéticos a gran escala han demostrado
que variantes de un solo nucleótido (SNV, por sus si-
glas en inglés) y pequeñas inserciones o deleciones (en
inglés insertions and deletions, o simplemente indels),
tanto de novo como heredadas, y de baja frecuencia,
pueden ejercer un profundo impacto en los trastornos
neuropsiquiátricos, incluida la esquizofrenia. Estas
variantes suelen identicarse mediante GWAS o a tra-
vés de técnicas de secuenciación del exoma completo
(WES, por sus siglas en inglés) (Kato et al., 2023).
Entre las variantes raras más estudiadas se encuen-
tran aquellas que afectan al gen SETD1A (SET Domain
Containing 1A), también conocido como KMT2F, que
codica una histona metiltransferasa integrante del
complejo COMPASS (Complex Proteins Associated
with Set1), implicado en la regulación epigenética de
la expresión génica, el ciclo celular y el neurodesarro-
llo. Variantes codicantes con pérdida de función en
este gen se han asociado con discapacidad intelectual,
esquizofrenia y otros trastornos del neurodesarrollo.
Una revisión sistemática reciente sugiere que estas al-
teraciones podrían explicar un pequeño subconjunto
de casos de esquizofrenia con fenotipo psicótico, lo
cual reviste particular interés en el marco de la medi-
cina de precisión (Colijn et al., 2024).
Por su parte, el consorcio SCHEMA (del inglés
Schizophrenia Exome Sequencing Meta-Analysis) iden-
ticó diez variantes codicantes ultrarraras (en inglés
ultra-rare variants o simplemente URV) en diez genes
distintos, todos asociados con un mayor riesgo de es-
quizofrenia (Singh et al., 2022). La mayoría de estos ge-
nes participan en procesos vinculados a la estructura y
la función sináptica, particularmente en la neurotrans-
misión glutamatérgica. Entre ellos destacan GRIN2A
y GRIA3, que codican subunidades de los receptores
para NMDA y AMPA, respectivamente. Estos hallazgos
proporcionan evidencia funcional que respalda la hipó-
tesis de una disfunción glutamatérgica como mecanis-
mo central en la patogenia de la esquizofrenia.
Asimismo, otras SNV e indels también han sido
implicadas en la siopatología del trastorno. Entre
ellas se destacan: a) variantes en el gen RTN4R, ubi-
cado en la región 22q11.2, asociado con funciones re-
gulatorias de la glía (Kimura, 2017); b) alteraciones en
ARC (Activity-Regulated Cytoskeleton-Associated Pro-
tein), un gen clave para la plasticidad sináptica depen-
diente de la actividad neuronal; y c) variantes en genes
que codican componentes del receptor para NMDA,
fundamentales para la transmisión sináptica y la inte-
gración neuronal (Fromer et al., 2014). Para nalizar,
Xu et al identicaron cuatro genes –LAMA2, DPYD,
TRRAP y VPS39– afectados por eventos de SNVs de
novo recurrentes en pacientes esquizofrénicos. Estos
genes afectados impactan en funciones del neurode-
sarrollo heterogéneas, además en genes expresados
durante las primeras fases del desarrollo fetal, lo que
refuerza la hipótesis del origen neurodesarrollo de la
esquizofrenia (Xu et al., 2012).
8. Etiología medioambiental, factores
medioambientales
Se sabe que la esquizofrenia es una de las enfermeda-
des mentales más devastadoras y crónicas, cuyo inicio
se produce principalmente al nal de la adolescencia
y al principio de la edad adulta afectando al 1 % de la
población (Jablensky, 1995). Las investigaciones de las
últimas décadas han aportado pruebas convincentes
Tabla 4. Otros genes afectados por CNV asociadas a la esquizofrenia
Gen Proteína que
codica
Función
biológica Trastornos asociados Referencia
MYT1L Myelin Transcription
Factor 1 Like
Regulación de la transcripción
neuronal
Discapacidad intelectual,
esquizofrenia Manseld et al., 2020.
ATXN2 Ataxin 2 Regulación del metabolismo
del ARN
Ataxias espinocerebelosas,
esquizofrenia Zhang et al., 2014
CTNND2 Catenin Delta 2 Adhesión celular y desarrollo
neuronal.
Autismo, discapacidad intelectual,
esquizofrenia. Chen et al., 2023
ERBB4 Erb-B2 Receptor
Tyrosine Kinase 4
Desarrollo del sistema ner-
vioso central; receptor de la
familia del EGF.
Esquizofrenia (interacción con
NRG1). Banerjee et al., 2010
DLG2 Discs Large MAGUK
Scaffold Protein 2
Formación y plasticidad
sináptica
Esquizofrenia y otros trastornos
psiquiátricos. Sanders et al., 202
Nota. EGF: factor de crecimiento epidérmico; NRG1: gen de la neurregulina 1.
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Primer Consenso Argentino sobre el manejo de la Esquizofrenia. Primera parte: introducción...
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 70-95.
de que la esquizofrenia es un trastorno cerebral, y se
ha propuesto que una variedad de factores ambientales
puede interactuar con factores de riesgo genético du-
rante el período pre o posnatal para inducir síntomas
en la adolescencia o la adultez temprana (Schmitt et al.,
2014). Esta hipótesis del neurodesarrollo se introdujo
por primera vez en 1986 (Weinberger, 1986) y propuso
que la esquizofrenia está relacionada con condiciones
genéticas y ambientales adversas que conducen a un
desarrollo cerebral anormal durante el período perina-
tal, mientras que los síntomas de la enfermedad apare-
cen en la adultez temprana (Weinberger, 1996).
Una gran variedad de factores ambientales puede
interactuar con factores de riesgo genético durante el
período pre o posnatal desarrollando una red neuro-
nal alterada que puede expresar la enfermedad en un
período vulnerable de la adolescencia. Esto ha lleva-
do a numerosas investigaciones a observar la hipóte-
sis de neurodesarrollo especícamente en el segundo
trimestre y el período perinatal para poder explicar
la siopatología de la esquizofrenia (Fatemi y Folsom,
2009). En el modelo propuesto de “dos impactos, se
explica cómo las agresiones perinatales tempranas (an-
tecedentes genéticos y/o factores ambientales) pueden
conducir a una disfunción de las redes neuronales y a
un estado de vulnerabilidad (Hall y Bray, 2022), mien-
tras que un segundo “impacto” en la adolescencia pue-
de inducir la aparición de la enfermedad (ver Figura1)
(Keshavan y Hogarty, 1999) debido a que esta es una
etapa crítica donde se produce un proceso de poda si-
náptica, con eliminación excesiva de sinapsis y pérdida
de plasticidad sináptica, que puede conducir a una co-
nectividad alterada y a la exacerbación de los síntomas
psicóticos en un cerebro predispuesto.
Nota: Aunque la esquizofrenia suele aparecer a nales de la adolescencia o a principios de la edad adulta, las raíces del trastorno son
del desarrollo neurológico. Los riesgos y las agresiones iniciales durante el desarrollo temprano (indicados por 3 estrellas rosas en el
lado izquierdo) y, más tarde, durante la adolescencia (indicados por 2 estrellas rosas en el lado derecho) alteran la maduración cerebral
posnatal. Estas agresiones, incluidos los factores genéticos y ambientales, probablemente afecten algunos de los procesos críticos del
desarrollo neurológico, incluida la proliferación de células progenitoras, la migración neuronal y la arborización y el crecimiento den-
dríticos. La acumulación de tales agresiones perjudiciales da como resultado una alteración general de la maduración cerebral posnatal
adecuada, que incluye la maduración de las interneuronas y las proyecciones dopaminérgicas, la poda de las sinapsis de glutamato y la
mielinización (Adaptado de Jaaro-Peled, H., Hayashi-Takagi, A., Seshadri S., et al., 2009).
Figura 1
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Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 70-95.
Además, la mielinización de la corteza de asocia-
ción heteromodal como la corteza prefrontal ocurre
durante este período (Peters et al., 2012) y un décit
en la mielinización y el número de oligodendrocitos
puede contribuir a la macroconectividad alterada en
la esquizofrenia (Hof et al., 2003; Schmitt et al., 2009;
Falkai et al., 2016). Según la hipótesis del neurodesa-
rrollo, los síntomas prodrómicos de la esquizofrenia
ocurren por primera vez en la adolescencia (Häfner,
2007). En la misma línea, aquellos sujetos que even-
tualmente sufrirán esquizofrenia ya muestran signos
inespecícos de una ligera disfunción cerebral antes
del inicio de la enfermedad, manifestada como un
deterioro cognitivo leve o anomalías motoras sutiles
(Cuesta et al., 2018; Kahn, 2020).
8.1. Factores ambientales
Los estudios epidemiológicos descriptivos han aso-
ciado la esquizofrenia con consumo de cannabis, la
exposición a acontecimientos estresantes durante la
infancia y la edad adulta, y los antecedentes de com-
plicaciones obstétricas (Belbasis et al., 2018) las cuales
incluyen sangrado, preeclampsia, diabetes, incompa-
tibilidad Rh, asxia, atonía uterina, cesárea de emer-
gencia y desprendimiento de placenta. Las anomalías
fetales con el mayor efecto sobre el riesgo de esquizo-
frenia son bajo peso al nacer (OR ~ 3,2), circunferen-
cia de la cabeza pequeña (OR ~ 1,6) y malformacio-
nes congénitas (OR ~ 2-2,5) (Waddington et al., 2008;
Harper et al., 2015).
Otro punto para destacar son las infecciones ma-
ternas durante la gestación, de hecho, los estudios
de cohorte de nacimiento han revelado un riesgo de
esquizofrenia de 1,5 a 5,3 veces mayor después de la
exposición a la rubéola, infecciones genitales o re-
productivas, inuenza durante la primera mitad del
embarazo, toxoplasmosis, infecciones respiratorias
o virus del herpes simple 1 (Brown, 2011). El hecho
de que una variedad de infecciones pueda aumentar
el riesgo de esquizofrenia sugiere una alteración del
sistema inmunológico materno que incrementa las
citoquinas proinamatorias, afectando el desarrollo
neurológico; esta neuroinamación grave durante el
embarazo se ha relacionado con partos prematuros,
abortos y microcefalia (Ganguli y Chavali, 2021), lo
cual se ha demostrado en primates no humanos don-
de se evidenció disfunción cognitiva y décit en el
crecimiento cerebral, caracterizados por reducción
del volumen prefrontal de materia gris y blanca en la
edad adulta (Vlasova et al., 2021).
Los estudios futuros deberían investigar el impac-
to de la infección por SARS-CoV-2 durante el perío-
do prenatal, ya que se desconocen las consecuencias
de la tormenta de citocinas en el desarrollo cerebral
(Figueiredo et al., 2021). De hecho, estudios retros-
pectivos han demostrado una asociación entre la
esquizofrenia y el momento del nacimiento durante
epidemias infecciosas inducidas por inuenza, polio,
dieria y sarampión (Eyles, 2021).
Los factores potenciales relacionados con el es-
trés para la esquizofrenia son la migración y la urba-
nidad. Las personas que viven en un mayor grado de
urbanización tenían un mayor riesgo de desarrollar
esquizofrenia que las personas que vivían en áreas ru-
rales (Pedersen y Mortensen, 2001; van Os et al., 2010),
esto se asoció con una mayor actividad de la amígdala,
afectando la corteza cingulada anterior y la respuesta
al estrés (Lederbogen et al., 2011). Se ha asumido que
el estatus social, por ejemplo, ocupar una posición mi-
noritaria o experimentar exclusión social, promueve
el desarrollo de la esquizofrenia, que se evidencia en
migrantes y grupos minoritarios (van Os et al., 2010;
Rapoport, 2012).
La desnutrición materna se ha relacionado con el
riesgo de defectos cerebrales y trastornos neuropsi-
quiátricos, incluida la esquizofrenia (Cortés-Albor-
noz et al., 2021). Esas condiciones de restricción ca-
lórica también coinciden con muchos otros factores
estresantes, como se ha demostrado en los trabajos de
Susser y Xu, los cuales han demostrado el aumento
de la probabilidad de padecer esquizofrenia (Susser
et al., 1996; Xu et al., 2009). Como consecuencia de
la desnutrición, se ha considerado que los décits de
vitamina del complejo B y D, ácidos grasos poliinsatu-
rados, ácido fólico, colina y consumo de hierro se aso-
cian a la disfunción inmunoendocrinológica, aumen-
tando de esta forma la incidencia de infecciones, las
cuales desempeñan un papel en la siopatología y el
desarrollo de la enfermedad y muestran mayor acele-
ración del deterioro cognitivo y probablemente mayor
incidencia en la resistencia farmacológica (Martinat et
al., 2021; Freedman et al., 2022).
8.2. La maduración cortical aberrante en la
adolescencia se asocia con la esquizofrenia
La adolescencia es el segundo periodo crítico del de-
sarrollo neurológico. Los estudios longitudinales de
resonancia magnética de niños y adolescentes con un
desarrollo normal muestran un aumento progresivo
de los volúmenes de materia blanca, probablemente
subyacente a un mayor grado de conectividad, en con-
traste con los volúmenes de materia gris, que primero
aumentan y luego disminuyen durante la adolescencia
(Gogtay, 2004).
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De esta manera, la adolescencia se convierte en
un período sensible a la mayor exposición ambiental
conjugándose con una plasticidad neuronal expectan-
te para una variedad de funciones neurocognitivas y
emocionales (Fuhrmann et al., 2015). Por ejemplo, las
habilidades complejas de la memoria de trabajo, que
reclutan regiones frontales, se desarrollan durante un
largo período y continúan mejorando durante la ado-
lescencia.
Además, se cree que el estrés social durante la ado-
lescencia tiene un impacto desproporcionado (Ander-
sen y Teicher, 2008). En consecuencia, la adversidad y
el trauma de la infancia y la adolescencia incrementan
el riesgo de trastornos mentales en cerebros genética-
mente predispuestos a padecer enfermedad mental.
Las observaciones longitudinales que siguieron a
sujetos con un alto riesgo de psicosis y aquellos con
manifestaciones prodrómicas demostraron que la dis-
minución de materia gris y el exceso de poda sináptica
puede ser progresiva (ompson, 2001) e incluso ace-
lerada si coexisten factores estresantes como el abuso
sexual, la muerte de los padres y el acoso escolar, que
aumentan las probabilidades de desarrollar síntomas
psicóticos. Por su parte, las investigaciones de Varese y
colaboradores destacan que si se eliminaran totalmente
estas adversidades el número de personas que sufren
psicosis se reduciría en un 33 % (Varese et al., 2012).
El consumo de cannabis, especialmente en la ado-
lescencia, aumenta el riesgo de esquizofrenia. Un me-
taanálisis demostró un efecto dependiente de la do-
sis, con una razón de incremento de probabilidades
de 3,90 para desarrollar psicosis en los consumidores
más habituales en comparación con los no consumi-
dores (Marconi, 2016).
El sistema cannabinoide endógeno regula tanto la
liberación de ácido gamma-aminobutírico como de
glutamato, y esta función se ve alterada por el com-
ponente tetrahidrocannabinol del cannabis. Cuando
el cannabis se consume repetidamente, especialmente
durante la adolescencia, esta alteración del balance de
neurotransmisores puede perjudicar el renamiento
madurativo de las redes neuronales corticales (Bos-
song y Niesink, 2010).
El grosor cortical disminuye con la edad en los
adolescentes con un desarrollo normal, pero la expo-
sición al cannabis podría acelerar este proceso en la
población con un alto riesgo genético de esquizofre-
nia mostrando un mayor adelgazamiento de la mate-
ria gris cortical, lo que evidenciaría un mayor dete-
rioro cognitivo (French et al., 2015; Rapoport, 1999).
Curiosamente, las mayores diferencias en el grosor
cortical regional entre quienes nunca han consumido
cannabis y quienes lo han consumido se encontraron
en regiones con una alta expresión del receptor canna-
binoide 1 (French, 2015).
8.3. La importancia de la prevención
El frente de las estrategias de prevención debería in-
cluir seguimiento de la atención prenatal, el abordaje
de la desnutrición, la prevención del trauma infantil y
la disminución de la discriminación, que mejorarían
el bienestar de todas las personas y podrían reducir la
incidencia de los trastornos mentales en general. En
el frente de la salud conductual, se debería educar al
público sobre el aumento del riesgo de psicosis causa-
do por el cannabis, haciendo foco en el clima actual
de banalización y legalización del mismo (Goldman,
2015; Cressey, 2015).
Dado que la adolescencia es el segundo período
crítico del desarrollo neurológico, un período de agi-
tación emocional para muchos, si no para la mayoría,
podría desencadenar la aparición de síntomas relacio-
nados a las psicosis. Por esto, se requiere incrementar y
capacitar a los servicios de salud mental en la atención
y detección temprana facilitando el acceso al sistema de
salud centrado en la intervención temprana, con el ob-
jetivo de reducir la duración de la psicosis no tratada y
proporcionar un tratamiento adaptado a los jóvenes en
las primeras etapas de la enfermedad, disminuyendo el
estigma social, para mejorar la adherencia y los resulta-
dos terapéuticos (Mcgorry et al., 2019).
Agradecimientos: por la edición de este artículo a la
Dra. Amalia Beatriz Dellamea, comunicadora cientí-
ca especializada en divulgación (CONICET- Universi-
dad de Buenos Aires, UBA) y en producción y edición
de discurso cientíco, técnico y académico (Facultad de
Farmacia y Bioquímica, UBA).
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Artículo de opinión
96
¿Es hora de abandonar la utopía de un mundo sin suicidios?
Is it time to abandon the utopia of a world without suicides?
Pablo Richly1
RECIBIDO 7/9/2024 - ACEPTADO 30/12/2024
1. Médico psiquiatra. Consultation-Liaison Psychiatry, Waikato Hospital, Nueva Zelanda.
Correspondencia:
richlypablo@gmail.com
Institución donde se realizó el estudio: Waikato Hospital, Nueva Zelanda..
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 96-100. https://doi.org/10.53680/vertex.v36i169.901
https://doi.org/10.53680/vertex.v36i169.901
Resumen
Este análisis examina críticamente la iniciativa Zero Suicide, explorando sus fundamentos, limitaciones y desa-
fíos en la predicción y prevención del suicidio. Se discuten las complejidades del fenómeno suicida, incluyendo
la prevalencia de primeros intentos fatales y la naturaleza impulsiva de muchos actos suicidas. El estudio evalúa
las limitaciones de las herramientas de evaluación de riesgo actuales y presenta las recomendaciones de las
guías NICE, que abogan por un enfoque centrado en las necesidades individuales en lugar de la estraticación
de riesgos. Concluye proponiendo un cambio de paradigma hacia una gestión de riesgos más realista y holís-
tica en la prevención del suicidio.
Palabras clave: suicidio, prevención, predicción
Abstract
This analysis critically examines the Zero Suicide initiative, exploring its foundations, limitations, and challenges in sui-
cide prediction and prevention. It discusses the complexities of suicidal behavior, including the prevalence of fatal rst
attempts and the impulsive nature of many suicidal acts. The study evaluates the limitations of current risk assessment
tools and presents the recommendations of the NICE guidelines, which advocate for an approach focused on individual
needs rather than risk stratication. It concludes by proposing a paradigm shift towards a more realistic and holistic
risk management in suicide prevention.
Keywords: suicide, prevention, prediction
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¿Es hora de abandonar la utopía de un mundo sin suicidios?
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 96-100.
Introducción
Existen numerosas herramientas de evaluación y es-
traticación de riesgo que intentan realizar prediccio-
nes precisas sobre la probabilidad de conductas sui-
cidas futuras. Sin embargo, revisiones sistemáticas de
la más reciente evidencia cientíca advierten rme-
mente contra el uso de este enfoque, particularmen-
te al tomar decisiones sobre quién puede acceder al
tratamiento (Fortune et al., 2023). La dependencia en
la evaluación y predicción del riesgo suicida dentro de
los servicios de salud mental necesita ser revisada ac-
tivamente. El objetivo del presente articulo es el de dar
cuenta de las diferencias de dos modelos dominantes
de abordaje del suicidio en la actualidad.
Controlar el riesgo hasta hacerlo des-
aparecer
Zero Suicide emerge como una iniciativa en el campo
de la prevención del suicidio, resultado de una colabo-
ración signicativa entre la National Action Alliance
for Suicide Prevention, el Suicide Prevention Resource
Center y un grupo selecto de expertos nacionales en
prevención del suicidio. Entre 2010 y 2013, un grupo
de trabajo compuesto por once miembros dedicados a
la atención clínica e intervención desarrolló y lanzó lo
que eventualmente se convertiría en el modelo Zero
Suicide en Atención de Salud y Salud Conductual.
El principio fundacional de Zero Suicide es audaz:
"la creencia y el compromiso de que el suicidio puede
ser eliminado en una población bajo cuidado median-
te la mejora del acceso y la calidad del servicio" (Edu-
cation Development Center, 2024). Esta declaración,
aunque deseable, plantea inmediatamente cuestiona-
mientos sobre su viabilidad y los métodos para alcan-
zar su objetivo.
A pesar de las altas expectativas que rodearon a
Zero Suicide, la realidad de su implementación y eva-
luación ha revelado desafíos signicativos:
■ Escasez de evidencia empírica: Uno de los pro-
blemas más apremiantes es la falta de literatura
publicada que demuestre de manera concluyente
el impacto de Zero Suicide. Los protocolos que
inicialmente se consideraron prometedores para
evaluar su ecacia nunca llegaron a completarse
(Stanley et al., 2021; University of Pittsburgh Me-
dical Center, 2022). Esta ausencia de datos sólidos
plantea interrogantes sobre la efectividad real de
la iniciativa y diculta su justicación en entornos
basados en evidencia.
■ La naturaleza infrecuente del suicidio: Aunque el
suicidio representa una proporción alarmante de
las muertes violentas a nivel global (50 % en hom-
bres y 71 % en mujeres), sigue siendo, en términos
estadísticos, un evento relativamente infrecuen-
te (World Health Organization, 2014). Esta baja
frecuencia, combinada con la complejidad de los
factores que conducen al suicidio, hace que su pre-
dicción sea excepcionalmente difícil.
■ Brecha entre ideación y acción: Los datos epide-
miológicos revelan una disparidad signicativa
entre quienes consideran el suicidio y quienes lle-
gan a intentarlo. En un período de 12 meses, solo
aproximadamente 1 de cada 63 a 110 adultos que
pensaron seriamente en suicidarse llega a intentar-
lo. Más aún, de aquellos que lo intentan, solo 1 de
cada 25 a 32 fallece en el intento (Australian Bu-
reau of Statistics, 2022; Centers for Disease Con-
trol and Prevention, 2023). Estas estadísticas sub-
rayan la complejidad de identicar con precisión
quiénes están en mayor riesgo inmediato.
La complejidad del fenómeno suicida
El suicidio, como fenómeno humano y de salud públi-
ca, presenta una serie de características que complican
signicativamente los esfuerzos de prevención:
■ Predominancia de primeros intentos fatales: Un
estudio revelador en Estados Unidos mostró que,
de un total de 73,490 suicidios, el 79 % ocurrió en
el primer intento (Jordan et al., 2020). Este dato
es particularmente alarmante y desaante para las
estrategias de prevención. Los modelos ajustados
demográcamente indicaron que las personas que
fallecieron en su primer intento tenían menos pro-
babilidades de tener un problema de salud mental
previamente diagnosticado o de haber revelado su
intención suicida a otros. Además, estos individuos
tenían más probabilidades de morir en el contexto
de un problema de salud física. Estos hallazgos su-
gieren que una proporción signicativa de las muer-
tes por suicidio ocurre en personas que podrían no
haber sido identicadas previamente como de "alto
riesgo" por los sistemas de salud mental. De hecho,
se estima que menos de un tercio de las personas
que murieron por suicidio tuvieron contacto con un
profesional de salud mental en el año previo de su
muerte (Artieda-Urrutia et al., 2014).
■ Poblaciones distintas de intentos y muertes: Los
datos sugieren que las personas que intentan sui-
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¿Es hora de abandonar la utopía de un mundo sin suicidios?
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 96-100.
cidarse y aquellas que mueren por suicidio son dos
poblaciones que se superponen solo parcialmente
(Artieda-Urrutia et al., 2014). Esta distinción es
crucial, ya que la mayoría de la investigación sobre
el suicidio se basa en los sobrevivientes de inten-
tos, lo que podría llevar a sesgos signicativos en
nuestra comprensión del fenómeno y en el diseño
de estrategias de prevención. Los intentos de suici-
dio son un fenómeno sanitario en sí mismo ya que
en un total de 110 estudios incluyendo 248,829 so-
brevivientes, hasta un 20 % de ellos tuvo un nuevo
intento (de la Torre-Luque et al., 2023).
■ Alto riesgo post-hospitalización: Se ha observado
que los pacientes que acuden al hospital por auto-
lesiones tienen un riesgo particularmente elevado
de suicidio, especialmente en el período inmedia-
tamente posterior a la atención hospitalaria (Geu-
layov et al., 2019). Este período de vulnerabilidad
aguda representa un desafío crítico para los siste-
mas de salud y subraya la importancia de un se-
guimiento cuidadoso y un apoyo continuo después
del alta.
■ Naturaleza impulsiva de muchos intentos: Un ha-
llazgo consistente en la investigación es que más de
la mitad de los intentos de suicidio son conside-
rados impulsivos (Rimkeviciene et al., 2015). Esta
característica hace que la predicción y prevención
sean aún más desaantes, ya que muchos actos
suicidas pueden ocurrir sin señales de advertencia
claras o planicación extensa.
Limitaciones de las herramientas de
evaluación de riesgo
Las herramientas y escalas de evaluación de riesgo,
aunque ampliamente utilizadas, han demostrado te-
ner limitaciones signicativas en la predicción precisa
del comportamiento suicida. Los hallazgos de múlti-
ples estudios sugieren que las escalas de riesgo, por sí
solas, tienen un papel limitado en el manejo efectivo
de la conducta suicida (Quinlivan et al., 2017). La
complejidad y variabilidad de los factores que con-
tribuyen al suicidio hacen que sea extremadamente
difícil crear una herramienta que pueda predecir con
precisión el riesgo individual.
■ Escala de Suicidio de Columbia (C-SSRS): Esta
escala, ampliamente utilizada, ha mostrado baja
sensibilidad y especicidad en la predicción del
suicidio. Un estudio que analizo la evaluación por
guardia de 92.643 pacientes mayores de 18 años en
Estados Unidos reveló que solo 1 de cada 197 per-
sonas que dieron positivo en el cribado de riesgo
de suicidio con la C-SSRS murieron por suicidio al
año. Más preocupante aún, el 73 % de las personas
que murieron por suicidio habían dado negativo
en la escala (Simpson et al., 2021). Otro estudio
realizado en Suecia en una cohorte de 18.684 de
pacientes, encontró que 70 % de los suicidios al
ano de la evaluación se dieron en quienes presenta-
ban una C-SSRS positiva. Sin embargo, esas muer-
tes representaban solo 1 de cada 142 pacientes con
una C-SSRS positiva (Bjureberg et al., 2020). Es-
tos resultados cuestionan la utilidad de la C-SSRS
como herramienta predictiva de rutina.
■ Cuestionario de Salud del Paciente (PHQ-9): Un
estudio a gran escala que involucró a 84,418 pa-
cientes ambulatorios de 13 años o más, quienes
completaron 207.265 cuestionarios PHQ-9, arrojó
resultados igualmente problemáticos. Aunque se
observó que el 13 % de los pacientes que informa-
ron pensamientos de muerte o autolesión "más de
la mitad de los días" o "casi todos los días" repre-
sentaron el 53 % de los intentos de suicidio y el 54
% de las muertes por suicidio, también se encontró
que el 30 % de los que intentaron suicidarse habían
puntuado "en absoluto" en la escala, algunos inclu-
so el día antes del evento. Si bien el riesgo de inten-
to de suicidio o muerte por suicidio fue 10 veces
mayor al comparar a quienes respondieron "casi
todos los días" con quienes respondieron "en abso-
luto", el riesgo de falsos positivos o negativos sigue
siendo demasiado alto para su uso como herra-
mienta predictiva denitiva (Simon et al., 2013).
Recomendaciones de las guías NICE y
cambio de paradigma
En respuesta a estas limitaciones y desafíos, las guías
NICE del Reino Unido han propuesto un cambio sig-
nicativo en el enfoque de la evaluación y manejo del
riesgo suicida. Sus conclusiones y recomendaciones
clave incluyen (National Institute for Health and Care
Excellence, 2022):
■ Abandono de herramientas de predicción: Las
guías NICE acordaron que las herramientas y es-
calas de evaluación de riesgos no pueden predecir
con precisión el riesgo de autolesiones o suicidio.
Más aún, advirtieron que determinar el acceso al
tratamiento o la admisión hospitalaria basándose
en estas herramientas inexactas podría conducir a
la repetición de autolesiones, aumento de la angus-
tia y menor satisfacción del paciente.
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Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 96-100.
■ Riesgos de la estraticación: El comité concluyó
que los daños potenciales de la estraticación de
riesgos, incluyendo la implicación ernea de que
el riesgo es estático en lugar de dinámico, superan
cualquier benecio que pueda tener como herra-
mienta de comunicación clínica o como comple-
mento de la evaluación clínica.
■ Enfoque centrado en las necesidades: En lugar
de conar en categorizaciones de riesgo, las guías
NICE recomiendan centrar la evaluación en las
necesidades, vulnerabilidades y seguridad de cada
persona. Enfatizan que el "riesgo" no debe utilizar-
se para determinar el manejo de la atención de for-
ma aislada de otros factores.
Hacia un nuevo enfoque en la gestión
del riesgo
El cambio de paradigma propuesto por las guías NICE
reeja una comprensión más matizada y realista de la
naturaleza del riesgo suicida. Este enfoque se alinea
con las reexiones de Michael Power sobre la necesi-
dad de una nueva política de riesgo en diversos cam-
pos, incluida la salud mental (Power, 2004). Power
sugiere que el futuro de la gestión de riesgos requiere:
■ Liderazgo transparente: Se necesitan formas de li-
derazgo a nivel estatal, regulatorio y corporativo ca-
paces de desarrollar un lenguaje público de riesgo
que admita explícitamente la posibilidad de fracaso.
Este enfoque no debe ser visto como una estrategia
de excusa o evitación de culpa, sino como un reco-
nocimiento honesto de las limitaciones inherentes a
la predicción y prevención del suicidio.
■ Desafío a la perfección: Es fundamental abandonar
los mitos de la perfecta manejabilidad en la pre-
vención del suicidio. Reconocer la imposibilidad
de predecir y prevenir todos los casos de suicidio
no implica resignación, sino una base más realista
para desarrollar estrategias efectivas.
■ Sistemas imperfectos pero comprometidos: A pe-
sar de reconocer sus imperfecciones, los sistemas
de gestión de riesgos en salud mental deben seguir
evolucionando y mejorando. El objetivo es mante-
ner un compromiso constante con la prevención
del suicidio, aun reconociendo la incertidumbre
inherente al proceso.
Conclusión
La iniciativa Zero Suicide, aunque loable en sus in-
tenciones, enfrenta desafíos signicativos en su im-
plementación y evaluación. La complejidad del fenó-
meno suicida, las limitaciones de las herramientas de
predicción actuales y la naturaleza a menudo impul-
siva de los actos suicidas demandan un enfoque más
matizado y centrado en el individuo.
Las recomendaciones actuales, ejemplicadas
por las guías NICE, enfatizan la importancia de una
evaluación holística de las necesidades y vulnerabili-
dades de cada persona, en lugar de conar en escalas
de riesgo o categorizaciones simplistas. Este enfoque
reconoce la naturaleza dinámica del riesgo suicida y
la importancia de considerar múltiples factores en la
evaluación y el manejo de cada caso.
El futuro de la prevención del suicidio probable-
mente radique en un enfoque que:
■ Reconozca la incertidumbre inherente al proceso
de evaluación y predicción del riesgo suicida.
■ Enfatice la importancia de una atención individua-
lizada y centrada en las necesidades especícas de
cada persona.
■ Mejore continuamente los sistemas de apoyo y
atención, basándose en evidencia empírica y en la
experiencia clínica.
■ Promueva una mayor integración entre los ser-
vicios de salud mental y atención primaria para
identicar y apoyar a las personas en riesgo.
■ Fomente la investigación continua para mejorar
nuestra comprensión de los factores de riesgo y
protección contra el suicidio.
■ Desarrolle estrategias de prevención a nivel comu-
nitario que aborden los factores sociales y ambien-
tales que contribuyen al riesgo de suicidio.
En última instancia, aunque la meta de "cero suici-
dios" puede parecer inalcanzable en el corto plazo,
el compromiso con la mejora continua en la pre-
vención del suicidio sigue siendo crucial. El desafío
para los profesionales de la salud mental, los respon-
sables políticos y la sociedad en general es encontrar
un equilibrio entre la aspiración a la excelencia en la
prevención del suicidio y el reconocimiento realista
de las limitaciones actuales en nuestra capacidad de
predicción y prevención. Solo a través de este enfoque
equilibrado y basado en la evidencia podremos espe-
rar hacer progresos signicativos en la reducción de
las tasas de suicidio y en la mejora de la atención a las
personas en riesgo.
100
¿Es hora de abandonar la utopía de un mundo sin suicidios?
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 96-100.
Conicto de intereses: el autor declara no tener con-
icto de intereses.
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101
EL RESCATE Y LA MEMORIA
Oscar A. Porta1, Cecilia G. Ochoa2, Roxana C. González3,
Walter G. Delembert4
Algunas cuestiones epistemológicas ligadas
a la frenología
Some epistemology issues related to phrenology
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 101-104. https://doi.org/10.53680/vertex.v36i169.902
https://doi.org/10.53680/vertex.v36i169.902
RECIBIDO 17/10/2024 - ACEPTADO 30/12/2024
1.Hospital José T. Borda. Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. CABA, Argentina.
https://orcid.org/0000-0001-7279-6245
2.Hospital José T. Borda. Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires (UBA). CABA,
Argentina. https://orcid.org/0009-0005-5022-025X
3.Hospital José T. Borda. Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires (UBA). CABA,
Argentina. https://orcid.org/0009-0000-6522-5858
4.Hospital José T. Borda. Facultad de psicología, Universidad de Buenos Aires (UBA). CABA,
Argentina. https://orcid.org/0009-0009-8410-0327
Autor correspondiente:
Oscar Agustín Porta
oaporta@hotmail.com
Lugar de realización del trabajo: Hospital José T. Borda. CABA,
Resumen
La neurociencia contemporánea se nutre del aporte de la hipótesis lo-
calizacionista de la frenología (circa 1800). Sin embargo, la consideración
del cerebro como órgano de la mente en occidente hunde sus raíces
en épocas tan antiguas como los tiempos de Hipócrates y Herólo. Esta
idea resurge en la tradición médica moderna en las guras de Thomas
Sydenham, Thomas Willis, Herman Boerhaave y William Cullen, solo por
citar los más notables, quienes consideraban el origen cerebral del com-
portamiento y la locura. La hipótesis especíca de la frenología parte de
la premisa que sostiene que el cerebro se encuentra constituido por una
serie de subórganos responsables de distintas facultades psicológicas
o cualidades humanas innatas (tales como amatividad y benevolencia)
que conforme estaban más presentes en ese individuo producían una
protrusión en el cráneo que permitía realizar un análisis cientíco de
esas características a través de su palpación. Spurzheim fue públicamen-
te ridiculizado en una reunión cuando se le pidió que analizara el cráneo
del célebre físico Pierre Laplace y habiéndole dado en su lugar el de un
deciente mental fue desmentido. El objetivo de este trabajo es anali-
zar las aristas epistemológicas de la frenología, y más especícamente
su caracterización como ciencia o pseudociencia, según las importantes
tradiciones del siglo XX: el falsacionismo (en sus versiones clásica y so-
sticada) y consensualismo.
Palabras clave: frenología, epistemología, falsacionismo, consensualismo
102
El rescate y la memoria
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 101-104.
Abstract
Contemporary neuroscience is nourished by the contribution of the localizationist hypothesis of phrenology (circa
1800). However, the consideration of the brain as an organ of the mind in the West has its roots in times as old as the
times of Hippocrates and Herophilus. This idea resurfaces in the modern medical tradition in the gures of Thomas
Sydenham, Thomas Willis, Herman Boerhaave and William Cullen, just to name the most notable, who considered the
cerebral origin of behavior and madness. The specic hypothesis of phrenology is based on the premise that the brain
is made up of a series of suborgans responsible for different psychological faculties or innate human qualities (such as
amativity and benevolence) that as they were more present in that individual produced a protrusion in the skull that
allowed a scientic analysis of these characteristics through palpation. Spurzheim was publicly ridiculed at a meeting
when he was asked to analyse the skull of the famous physicist Pierre Laplace and having given him instead that of a
mentally decient man was denied. The aim of this paper is to analyze the epistemological edges of phrenology, and
more specically its characterization as a science or pseudoscience, according to the important traditions of the twen-
tieth century: falsicationism (in its classical and sophisticated versions) and consensualism.
Keywords: phrenology, espistemology, falsicationism, consensualism
Introducción y problemática
La neurociencia contemporánea se nutre del aporte
de la hipótesis localizacionista que incorpora la freno-
logía (circa 1800). Sin embargo, la consideración del
cerebro como órgano de la mente en Occidente hunde
sus raíces en épocas tan antiguas como los tiempos de
Hipócrates y Herólo.
Esta idea resurge en la tradición médica moderna
anterior al primer alienismo del siglo XIX en las -
guras de omas Sydenham, omas Willis, Herman
Boerhaave y William Cullen, solo por citar a los más
notables, quienes planteaban el origen cerebral del
comportamiento y la locura.
La doctrina frenológica sostenía que las distintas
facultades mentales se relacionan con zonas discretas
del cerebro. Otra de sus premisas indicaba que el ce-
rebro estaba constituido por una serie de subórganos
responsables de distintas facultades y tendencias hu-
manas (tales como amatividad y benevolencia) que
conforme estaban más desarrolladas en un individuo
producían una protrusión en el cráneo, lo cual permi-
tía llevar a cabo un análisis cientíco de esas caracte-
rísticas a través de su palpación. Esto último permitía
establecer una relación entre el aspecto físico y la con-
ducta del individuo (siognomía), que sería la piedra
fundamental para el desarrollo de la criminología po-
sitivista italiana del siglo XIX en la gura de Cesare
Lombroso. Spurzheim fue públicamente ridiculizado
cuando se le pidió que analizara, a través de los pos-
tulados de la frenología, el cráneo del famoso físico
Pierre Laplace, aunque le dieron en su lugar el de un
deciente mental. El fatal resultado de este evento y
otras críticas posteriores condujo a la descalicación
de la frenología como ciencia estricta. Sin embargo, su
principal postulado y otros aportes mantienen plena
vigencia para la neurociencia contemporánea.
Objetivo
El objetivo de este trabajo es, por un lado, analizar las
aristas epistemológicas de la frenología en torno a las
principales corrientes del siglo XX, desde el falsacio-
nismo de Karl Popper, que juzgaría su caracterización
como ciencia o pseudociencia y por el otro, analizar la
vigencia de sus postulados en la neurociencia contem-
poránea según el consensualismo de omas Kuhn y
el falsacionismo sosticado de Imre Lakatos.
Desarrollo
La epistemología puede ser concebida como la rama
de la Filosofía cuya empresa se debate entre la demar-
cación de los límites que separan a la verdadera cien-
cia de la pseudociencia (epistemología normativa) o
como el estudio de las condiciones de producción y
validación del conocimiento cientíco (epistemología
descriptiva).
Siguiendo un orden cronológico analizaremos la
primera de las cuestiones desde la perspectiva poppe-
riana en torno a la frenología.
Para Popper una buena tesis cientíca es aquélla
que puede ser contrastable empíricamente y pasible de
someter a falsación o refutación. Cuanto más audaz y
especíca, mejor es una tesis ya que resulta más apta
para ser falsada. Las hipótesis más amplias, generales o
vagas son difíciles de falsar. Ejemplo de una buena tesis
es la conocida sentencia “todos los cisnes son blancos
que fuera falsada cuando en Occidente se reconocie-
103
El rescate y la memoria
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 101-104.
ra la existencia de la especie Cygnus atratus en el siglo
XVIII. El arte de una mala conciencia epistemológica
podría habernos llevado a decir que el Cygnus atratus
no era un cisne ya que, como sabemos todos los cisnes
son blancos. Un ejemplo de una mala proposición cien-
tíca podría ser “todos los seres humanos tienen un
alma inmortal” o “mañana lloverá o no lloverá” lo cual
no puede ser falsado ni corroborado empíricamente.
Gall planteó que las facultades mentales pueden in-
teractuar unas con otras, lo que le permitió explicar por
qué un individuo con abultamientos craneales no exhi-
be una conducta desarrollada según dicha protuberan-
cia. Estas explicaciones circulares no permitieron que
las tesis de Gall pudieran ser sometidas a falsación, por
lo que sus planteamientos son considerados más como
una doctrina que como una ciencia, del mismo modo
como ocurrió con el psicoanálisis (Arias, 2018).
Si, por el contrario, consideramos a la frenología
como una ciencia consistente en su estructura pero
que no pudiera dar cuenta de las propiedades inte-
lectuales en algún caso (como sucedió con el cráneo
de Laplace) se habría consumado su falsación en ese
mismo instante y debería haber sido abandonada.
Pero Gall introdujo una hipótesis ad hoc que no po-
día ser corroborada o falsada con el n de salvar su
teoría, ya que no especicó de qué manera unas fa-
cultades interactuaban con otras. Sin embargo, según
el falsacionismo popperiano lo bueno de una antigua
teoría puede conservarse y lo malo se desecha al ser
reducido a una nueva teoría dentro de una dinámica
acumulativa del saber y del progreso. Axiomas tales
como considerar al cerebro el órgano de la mente y el
localizacionismo de algunas funciones mentales (es-
pecialización) mantienen vigencia -con modicacio-
nes- para la neurociencia, la neurología, la psicología
y la neuropsicología.
omas Kuhn, inicialmente físico e historiador de
las ciencias y luego también epistemólogo, introdujo
el concepto de paradigma en La estructura de las re-
voluciones cientícas para describir la dinámica de la
actividad cientíca que se desarrolla en períodos de
crisis, revolución y ciencia normal, continuos.
Cabe considerar a estos (paradigmas) como reali-
zaciones cientícas universalmente reconocidas que
…durante cierto tiempo proporcionan modelos de
problemas y soluciones a una comunidad cientíca
(Kuhn, 2004)… Un conjunto de ilustraciones recu-
rrentes y casi normalizadas de diversas teorías en sus
aplicaciones conceptuales, instrumentales y de obser-
vación. Ésos son los paradigmas de la comunidad re-
velados en sus libros de texto, sus conferencias y sus
ejercicios de laboratorio” (Kuhn, 2004).
En esta dinámica la comunidad cientíca se enco-
lumna detrás de un único paradigma que recibe apoyo
y difusión a través de la actividad pedagógica.
Los críticos de Kuhn le han objetado que el con-
cepto de paradigma resulta esquivo ya que han re-
conocido veintidós acepciones del término en sus
escritos. Por dicho motivo, más tarde en Segundos
pensamientos sobre paradigmas, Kuhn optaría por em-
plear el concepto de matriz disciplinaria en reemplazo
de paradigma. La dinámica implica un camino unidi-
reccional, resultando imposible retornar a un paradig-
ma anterior una vez que este fue dejado de lado.
Siguiendo el análisis descriptivo e histórico de
las ciencias que realizan omas Kuhn y Paul Feye-
rabend el cambio de paradigma supone el abandono
del antiguo y una relación de inconmensurabilidad,
incontrastabilidad y fractura semántica con el nuevo.
El conocimiento no es acumulativo. Aplicado al caso
particular de la frenología resulta difícil observar un
abandono completo de paradigma en la neurociencia
contemporánea, si bien hay una fractura semántica en
torno a la descripción de distintas clases de objetos
(una ontología diferente). Las 35-37 facultades fre-
nológicas de Gall y Spurzheim por un lado (entre las
que se encontraban por ejemplo la loprogenitividad,
la escrupulosidad y la benevolencia, sólo por citar al-
gunas) y las categorías relativas a funciones intelec-
tuales o dominios cognitivos de la neuropsicología
(atención, memoria, lenguaje, funciones ejecutivas,
visuoespacialidad, inteligencia, teoría de la mente)
resultan intraducibles y carentes de equivalencias. El
autor de La estructura de las revoluciones cientícas ha
sido acusado de relativismo epistemológico e irracio-
nalista en el sentido de considerar que un paradigma
sucede a otro, no por resultar más verdadero sino por-
que la comunidad cientíca ha perdido la conanza
en el mismo. Sin embargo, inconmensurabilidad no
implica incomparabilidad ya que los criterios de pre-
cisión, consistencia, amplitud, simplicidad y fecun-
didad nos sirven de guía para saber cuál de ellos es
mejor. En este sentido, la mirada del consensualismo
de Kuhn nos podría situar a la frenología en tanto pre
o protociencia correspondiente al momento de crisis
o contexto de descubrimiento que dio nalmente ori-
gen a la neurociencia y al período de ciencia normal
que estaríamos transitando.
Imre Lakatos intentó conciliar el falsacionismo
popperiano (al que llamaría falsacionismo ingenuo)
con el consensualismo de Kuhn y bautizó a su pro-
puesta falsacionismo sosticado. El autor de La falsa-
ción y la metodología de los programas de investigación
cientíca, sostiene que las unidades básicas del cono-
104
El rescate y la memoria
Vertex Rev Arg Psiquiatr. (2025). 36(169): 101-104.
cimiento cientíco son complejas redes conceptuales
interconectadas entre sí, a las que bautizó como pro-
gramas de investigación. Estos están constituidos por
un núcleo duro que continua formando parte de los
sucesivos programas de investigación cientíca y una
periferia de hipótesis especiales que conforman el cin-
turón protector. El núcleo duro no puede ser puesto a
prueba. Las tesis que conforman el cinturón protector
pueden ser falsadas y van modicándose de acuerdo
a los resultados experimentales. El programa de in-
vestigación goza de buena salud mientras el cinturón
protector se engrose o cae en regresión si ese cinturón
se adelgaza. Lakatos, a diferencia de Kuhn, admite la
coexistencia simultánea de distintos programas de in-
vestigación en competencia y ninguno se llega a des-
echar nunca denitivamente.
Una historia externa de fenómenos sociales y po-
líticos interacciona continuamente con la historia
interna de los programas de investigación. Baste re-
cordar la frase de Paul Broca “preero ser un mono
transformado que un hijo degenerado de Adán, para
dar cuenta de las tensiones existentes entre una y otra
historia. Si aplicamos este análisis al caso de la freno-
logía y la neurociencia contemporánea es indudable
encontrar continuidad en lo que podríamos calicar
de núcleo duro (hipótesis del cerebro y parcialmente
en el tema del localizacionismo) y modicación del
cinturón protector de teorías frenológicas inconsis-
tentes o nalmente falsadas. El localizacionismo ce-
rebral ha sido “puesto en jaque” en cuanto visión más
extrema o radical y se han planteado nuevas teorías
explicativas en el concepto de “redes neuronales.
Conclusiones
Según la Epistemología clásica (normativa), la freno-
logía no podría ser considerada como una ciencia (o al
menos como una buena ciencia) ya que no es falsable.
Popper acusaba de pseudociencia al psicoanálisis por
su falta de consistencia explicativa. La frenología re-
currió a hipótesis ad hoc que no pueden corroborarse
o falsarse. Si, por el contrario considerásemos a la fre-
nología como una ciencia consistente, pasible de falsa-
ción en todas sus proposiciones o enunciados, una vez
ocurrido esto último sus restos quedarían subsumidos
por la nueva teoría (conocimiento acumulativo).
La valoración es distinta según la perspectiva de
los paradigmas (o matriz disciplinaria) de Kuhn y en-
tendiendo a la ciencia como empresa social y desde
una perspectiva de consenso y cosmovisión compar-
tida por miembros de una comunidad cientíca. Se-
gún esta perspectiva la frenología y la neurociencia
podrían pertenecer al mismo paradigma aunque en
diferentes etapas. Se podría considerar a la frenolo-
gía como una pre o protociencia correspondiente al
período de crisis de la ciencia en el cual se gesta un
nuevo paradigma que da a su vez origen a un período
de ciencia normal.
El falsacionismo sosticado de Imre Lakatos nos
permite explicar una cierta continuidad de un núcleo
duro incuestionable, no sujeto a falsación, que persiste
aún en la neurociencia contemporánea y un cinturón
protector que se ha modicado producto de contras-
tación empírica sucesiva. El núcleo es defendido a
capa y espada” mientras que las hipótesis auxiliares
del cinturón protector son falsables (puestas a prueba)
y pueden ser reformuladas. La hipótesis del cerebro
(el cerebro concebido como órgano de la mente) con-
tinúa formando parte de ese núcleo duro mientras que
el aporte del localizacionismo cerebral ha sido pues-
to en cuestionamiento al menos desde su concepción
más dura y extrema.
Conicto de intereses: los autores declaran no poseer
conictos de interés.
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LECTURAS
Unshrunk
How the mental health industry took over my life - and
my ght to get it back
Laura Delano
Penguin Random House, 2025.
Cada día es más sencillo acceder a narrativas en
primera persona de historias de recuperación de
sujetos con trastornos mentales severos y, particu-
larmente, sus experiencias con los sistemas formales
de atención clínica. Anteriormente, éramos los profe-
sionales de la salud mental quienes recortábamos y
signicábamos las historias de personas con cuadros
“oridos” y trayectorias “interesantes” bajo la forma
de “ateneos”, “materiales” o “casos” clínicos. En oca-
siones, luego, los publicábamos, los leíamos y apren-
díamos de ellos. Sin embargo, de cómo las personas
signicaban sus pasos por nuestros “dispositivos” nos
ocupábamos poco (o nada). Más recientemente, la
palabra de quienes tienen experiencia vivida con el
padecimiento mental ha cobrado una relevancia sin
precedentes, permitiéndonos acceder, sin la interme-
diación de algún colega, al reverso de nuestra mirada.
La historia de Laura Delano es, como todas, única.
Pero también logra retratar la experiencia de muchas
personas que no encuentran la ayuda que esperan,
aun si cuentan con el dinero para acceder a los pro-
fesionales e instituciones más reputados de la ciudad
o región donde viven, y terminan concluyendo que
el sistema de atención mismo es el que está provo-
cando gran parte del malestar que experimentan. Po-
drían tener razón en algún punto.
El título del libro es difícil de traducir ya que juega
con el doble sentido de "shrink", que es tanto "en-
coger" como un apelativo despectivo de "psiquiatra".
Su traducción podría ser (literalmente) “desencoger”,
o “desjibarizar”, aunque también “despsiquiatrizar”. El
subtítulo no es menos llamativo. Para empezar, cuenta
con dos versiones diferentes. En uno, el subtítulo dice:
“How the mental health industry took over my life –
And my ght to get it back”. En otro, en cambio, dice:
“A story of psychiatric treatment resistance”. Mien-
tras que en el primero la industria de la salud mental
habría tomado su vida y nos cuenta su lucha para
recuperarla, en el segundo se destaca la resistencia
al tratamiento psiquiátrico en oposición a su supues-
ta condición de “cuadro resistente al tratamiento”.
Ambos describen bien, con similar énfasis, diferentes
partes del libro.
Laura es bisnieta de Franklin Delano Roosevelt, el
presidente número 32 de los Estados Unidos, y pro-
viene de una familia adinerada de la costa este, al-
ternando su vida entre Manhattan (Nueva York), Ri-
verside (Connecticut) y Boston (Massachusetts). Se
trata de una joven brillante, deportista excepcional,
educada en las mejores casas de estudio de su región,
que sobresale en todo lo que emprende. También, en
este libro. La llegada a la adolescencia es problemática
e ingresa en la maquinaria de los tratamientos, donde
quedan en primera plano su anorexia, su consumo
de alcohol, sus ideas de suicidio y, luego, sus inten-
tos de suicidio, sus conductas sexuales que podrían
ser parte de un trastorno bipolar o, en cambio, en
conjunto, ser parte de su incipiente trastorno límite
de la personalidad. Recibe todos y cada uno de estos
diagnósticos, y algunos más, cuestión que sabemos
porque presenta en el libro los registros que solicita
a sus equipos tratantes del pasado y transcribe lo que
dicen de ella. Sus terapeutas tienen algunas de las ca-
racterísticas habituales (algunos empáticos, otros más
bien fríos y distantes, algunos con intervenciones más
abruptas y sagaces, y otros más pacientes y silencio-
sos). Ninguno particularmente desacertado, aunque
tampoco ninguno que ella sienta que realmente la
está ayudando. Laura recorre consultorios elegantes,
programas de día bien estructurados o lugares de in-
ternación de reputación internacional, profundizando
su malestar. Salvo por la particularidad de lo costoso
de los tratamientos, nada demasiado excepcional. La
obra nos ofrece la perspectiva de quienes usan los
servicios, lo que las personas escuchan cuando hace-
mos nuestras intervenciones, indicaciones o cuando
los psiquiatras prescriben las medicaciones. El dolor
de no lograr salir adelante y el reverso de las (muchas
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veces necesarias) internaciones. Los múltiples cam-
bios programados de medicación, muchos de ellos,
en realidad, decisiones unilaterales de modicación o
cancelación decididos por ella misma; el retrato de
lo difícil de distinguir entre un tratamiento poco exi-
toso, una adherencia insuciente, el curso del propio
trastorno y/o los efectos adversos del plan farmaco-
lógico original o del “plan adaptado” por ella misma,
no podría ser mejor. Laura se debate y bucea entre
estas alternativas, lo cual nalmente la lleva a replan-
tearse la totalidad de su tratamiento y, ya fuera del
sistema formal de atención, a los grupos de Alcohó-
licos Anónimos. Allí encuentra la mayor contención,
el mejor espacio para intentar salir de un circuito de
tratamientos fallidos que se entremezclan, de modo
exponencialmente doloroso, con el estigma público y
el estigma internalizado. De todos modos, tampoco
el libro hace un gran elogio de AA y Laura, nalmen-
te, también será crítica de estos. Revisando decenas
de papers y apoyándose en los interesantes trabajos
de Joanna Moncrieff y Robert Whitaker, nos deja en
claro que no es una improvisada y que tampoco ha
tomado el tema a la ligera.
Algunos extractos del libro pueden dar una idea de
su recorrido: desde intentar “ser una buena paciente”
a negarse completamente a cualquier abordaje profe-
sional de su padecimiento para encontrar en su inte-
rior formas de sentirse mejor consigo misma: “Siendo
totalmente desconocido para mí el satisfactorio sen-
tido de autonomía que se obtiene al descubrir cómo
orientarse en el mundo, me acostumbré a centrar
mis esfuerzos en perfeccionar mis habilidades como
paciente.” […] “Saber que no tenía derecho a la pri-
vacidad me dejó convencida de que no había nadie
en el mundo en quien pudiera conar, ni siquiera en
mí misma.” […] “No recuerdo que ningún terapeu-
ta me haya hecho responsable de mis actos, ni que
haya criticado mis justicaciones, ni que me haya de-
saado a asumir siquiera un poco de responsabilidad
por mí misma. (Si hubiera tenido uno, probablemente
me habría ofendido y habría buscado un sustituto, lo
que no nos habría beneciado a ninguno de los dos).
[…] “De pequeña creía que haría algo con mi vida
y, por ‘hacer algo’ ciertamente, no me refería a con-
vertirme en una paciente crónica de veintiséis años
que pasa sus días en una institución psiquiátrica con
cinco medicamentos.” […] “Los años que pasé en la
industria medicalizada de la atención psiquiátrica —
lo que preero llamar mi era "psiquiatrizada"— me
enseñaron que carecía de la capacidad para afrontar
mis dicultades por mi cuenta, o únicamente con la
ayuda de amigos y familiares. No creo que mis mé-
dicos consideraran estas posibilidades; con la mejor
intención, se consideraban a sí mismos y a sus trata-
mientos necesarios para mi supervivencia. El lósofo
y crítico social Ivan Illich describe esta némesis de
la medicina moderna e industrializada como ‘la re-
troalimentación negativa de una organización social
que se propuso mejorar e igualar las oportunidades
de cada hombre para desenvolverse con autonomía
y terminó destruyéndola’. Cuanto más sufría, más
tratamientos médicos estaba convencida de que ne-
cesitaba, pero cuantos más tratamientos recibía, más
sufría.” […] “Si te sientes mejor después de tomar
un medicamento, es porque el fármaco funcionó. Si
no te sientes mejor, o, Dios no lo quiera, te sientes
peor, es porque hay un obstáculo que impide que
el medicamento haga lo que hace, y ese obstáculo
es… bueno… ¡tú! (…) El medicamento merece el
crédito cuando uno se siente ayudado, pero cuando
los resultados son insatisfactorios (…) la responsa-
bilidad recae en el paciente.” […] “Era común que
los pacientes se desahogaran sobre la presión que
sentían para encontrar trabajos que los ayudaran a
‘mejorarse’, que era lo que nuestros terapeutas lla-
maban ‘trabajo a tiempo parcial’, cuyo objetivo era
ayudarnos a disminuir nuestra dependencia del hos-
pital y minimizar el estrés. Las expectativas eran bajas
(...) Los ingresos no importaban (después de todo, la
mayoría ya contábamos con el sustento económico
de nuestras familias). De hecho, a nadie parecía im-
portarle el tipo de trabajo, siempre y cuando tuvieras
uno. Durante mucho tiempo, fui una de esas personas
que se desahogaban, convencida de que aceptar algo
más que mi trabajo voluntario me llevaría al colapso.
Ahora estaba motivada para generar ingresos, para
asumir más responsabilidades. Me parecía revolucio-
nario considerar la posibilidad de que alguien que no
me conociera como paciente psiquiátrica dependiera
de mí. Estaba decidida a encontrar un trabajo que me
desaara.” […] “Lo que más necesitaba era creer que
podía cambiar. Necesitaba esperanza, y ahora contaba
con una fuente inagotable de ella, que me ofrecían
libremente cada día en los pasillos de Alcohólicos
Anónimos (AA) a través de testimonios personales
de transformación. Sin sentirme ya agobiada por la
desesperación, sentí que se abría un nuevo espacio
en mí, y en él, la llegada de una pregunta inquietante:
¿Quién sería yo sin la medicación?” […] “Mi equipo
terapéutico había emitido fuerte y claro el mensaje
de que me veían como una fuente de información no
conable sobre mí misma (…) Durante años, me ha-
bían clasicado como resistente al tratamiento, pero
una chispa se había encendido en mí: era hora de re-
sistir el tratamiento (…) Estaba lista para dejar de ser
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una paciente psiquiátrica.” […] “Tras darme cuenta
del daño que me habían causado años de medicación
psiquiátrica, llegué a la conclusión de que necesitaba
dejarla cuanto antes. La lógica parecía simple en aquel
momento: cuanto más rápido eliminara estos medi-
camentos de mi cuerpo, más rápido me recuperaría.
No tenía ni idea de que lo había entendido al revés:
que en general para muchas personas la forma más
rápida de dejar y mantenerse con éxito sin fármacos
psiquiátricos, es reducir la dosis gradualmente. Y con
"lentamente" no me reero a unas pocas semanas
o meses. Me reero a, potencialmente, años. […]
“Sabía que miles de personas habían rechazado sus
diagnósticos y dejado la medicación como yo. Las his-
torias que encontraba en las librerías solían tratar so-
bre aceptar un diagnóstico, encontrar el tratamiento
adecuado, luchar contra el estigma de estar enfermo
y descubrir cómo vivir con una enfermedad mental.
¿Dónde encajaban las experiencias de quienes decidi-
mos tomar el camino contrario?”.
Tal vez esta última cita resuma mejor que nada la pro-
vocativa invitación de este libro: “En mi experiencia,
[la salud mental] no ha tenido nada que ver con la
desaparición de la incomodidad, sino con su acep-
tación. Se trata de liberarme de cualquier industria
o institución —ya sea psiquiátrica, de salud mental,
holística, de salud alternativa, de bienestar o de cual-
quier otra índole— que me diga que tengo un proble-
ma para el cual tiene la solución. De adolescente, en
una desconcertante búsqueda de propósito y perte-
nencia, me convertí en una sonámbula involuntaria en
un aturdimiento nebuloso de embrujo farmacéutico.
Sanar, para mí, ha sido despertar de ese hechizo (…)
Durante miles de años, escribimos poemas y obras de
teatro, hicimos música, comedia y arte a partir del su-
frimiento que compartimos unos con otros en comu-
nidad; hoy lo llevamos al médico y a la farmacia bajo
la falsa premisa de que puede y debe ser borrado.
Es probable que en muchos pasajes del libro nos vea-
mos tentados a encontrar los estragos de la falta de
“conciencia de enfermedad”, la caprichosa atribución
de causalidad que podemos hacer los seres humanos,
un paneto antipsiquiátrico, la reacción terapéutica
negativa o, si pasásemos por alto su profusa docu-
mentación, la desinformación sobre salud mental, las
patologías resistentes, o la excepcionalidad de quien
parece haber sido capaz de encontrar una salida al
laberinto del padecimiento mental aunque con esca-
sas probabilidades de que otros la puedan imitar con
éxito. En cambio, si logramos ir más allá, podremos
ver aquello que algunas veces generamos, o no evita-
mos, con nuestras buenas intenciones de ayudar: una
identidad amenazada o rearmada en el descrédito,
el énfasis en las dicultades por sobre las fortalezas
y potencialidades, el abandono de las intenciones de
hacer algo signicativo con la propia vida y, nalmente,
la resignación a albergar alguna esperanza y al sentido
de agencia de cara al futuro. Laura Delano da vuelta
la perspectiva de nuestro trabajo como si fuera un
guante, desde la medicación y la psicoterapia hasta el
apoyo de pares especializados y las campañas contra
el estigma. Nos recuerda que no debemos perder de
vista que, mientras nosotros creemos estar ayudando,
las personas pueden estar experimentando algo com-
pletamente diferente.